Homilía para el Domingo 2 de Marzo de 2014. 8º Domingo del
Tiempo Ordinario, ciclo A.
“¿Es que puede una madre
olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te
olvidaré”. Así responde Dios cuando su pueblo murmura y blasfema, afirmando que
Dios lo ha abandonado (Is 49, 14-15). La
tentación perdura a lo largo de los siglos. Los hombres nos quejamos de Dios y
él responde afirmando su fidelidad.
En su exhortación “La alegría del
Evangelio” el Papa Francisco ha escrito que “el relativismo práctico es actuar
como si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como
si los demás no existieran, trabajar como si quienes no recibieron el anuncio
no existieran” (m. 80).
Olvidar a Dios y sus mandamientos
es una tentación constante. Pero culpar a Dios de los efectos que se siguen de
olvidarlo es una necedad y una blasfemia.
LOS PÁJAROS Y LOS LIRIOS
En este domingo continuamos
leyendo el Sermón de la Montaña (Mt 6,24-34).
En el texto que hoy se proclama, se incluye una sentencia de Jesús que
siempre nos ha resultado incómoda: “No podéis servir a Dios y al dinero”. Jesús
sabe que “nadie puede estar al servicio de dos amos”. Pero nosotros no nos
servimos del dinero: servimos al dinero.
En la exhortación “La alegría del
Evangelio”, el Papa Francisco denuncia el fetichismo del dinero y la dictadura de
una economía sin rostro. En realidad, aceptamos pacíficamente el predominio del
dinero sobre nosotros y nuestras sociedades (n. 55). Pretendemos ser libres,
pero nos hemos convertido en sus esclavos.
Jesús nos propone el verdadero
camino de la libertad. Nos invita a observar los pájaros del cielo y los lirios
del campo. Dios los alimenta y los viste. Con esas preciosas imágenes nos
invita a superar la obsesión por el alimento y el vestido.
Claro que tenemos que ganarnos el
pan y la aceptación de los demás. Pero no podemos convertir en fin de la
existencia lo que es un medio para subsistir. Jesús nos quiere libres. Y, sobre
todo, quiere que solo Dios sea nuestro Dios.
EL REINO Y SU JUSTICIA
“Buscad el Reino de Dios y su
justicia; lo demás se os dará por añadidura”. Con esa expresión Jesús trata de
alejarnos de la tentación de la paganía. Es decir de la idolatría que nos
amenaza a cada paso.
• “Buscad el Reino de Dios y su
justicia”. El reino de Dios es una fórmula para hablar del mismo Dios. Su
justicia es su santidad y su misericordia. Buscar a Dios era el anhelo del
piadoso israelita. Y ha de ser el anhelo del verdadero discípulo de Cristo.
• “Lo demás se os dará por
añadidura”. Si de verdad buscamos a Dios y aceptamos su voluntad, veremos
resueltas muchas de esas tentaciones del tener, el poder y el placer que nos
corroen el alma y la salud. Reconocer a Dios como Dios nos librará de los
ídolos.
- Señor Jesús, tú nos recuerdas
el valor relativo de todo lo que no es el Absoluto. Tú nos quieres libres y
felices. Tú nos has enseñado que la salvación sólo puede venirnos de Dios.
Bendito seas por siempre. Amén.
D. José-Román Flecha
Andrés
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