sábado, 31 de mayo de 2014

LA HUELLA Y LA MISIÓN


Homilía para el Domingo 1 de Junio de 2014. Festividad de la Ascensión del Señor. Ciclo A.

En esta fiesta de la Ascensión del Señor a los cielos recordamos los versos de León Felipe: “Aquí vino y se fue. Vino… nos marcó nuestra tarea y se fue. Él, que lo sabe todo, sabe que estando solos, sin dioses que nos miren, trabajamos mejor”. Estos versos tratan de subrayar nuestra responsabilidad en este mundo.

Durante su viaje a Tierra Santa, San Ignacio de Loyola visitó en lo alto del Monte de los Olivos el lugar que recuerda la Ascensión del Señor. En aquel bloque de mármol se puede percibir la huella de unos pies. Ignacio volvió a subir a la colina para observar en qué dirección se orientaban las huellas. Su curiosidad le valió una reprimenda por retrasar la salida del barco.

Pero, a pesar de lo que sugieren los versos del poeta, o la observación de las pretendidas huellas de Jesús, no puede decirse que el Señor se haya ausentado de este mundo. El vino para hacerse carne y plantar su tienda en nuestra historia para siempre. Asumió de verdad nuestra peripecia terrena . El Señor permanece con nosotros.

LA RESPONSABILIDAD

La primera lectura que se proclama hoy en la misa está tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hech 1,1-11). En ella serecuerda la Ascensión del Señor y nuestra responsabilidad como continuadores de su misión.

El final del evangelio de Mateo recoge el último encargo de Jesús (Mt 28,16-20). Los discípulos de entonces y los de ahora recibimos de él un triple encargo: anunciar el mensaje de Jesús, celebrar los sacramentos de la nueva vida y enseñar a todas las gentes a cumplir la voluntad de Señor, sabiendo que él nos acompañará a lo largo de los tiempos.

En el himno con que se inicia hoy la oración de Laudes,  el mismo Señor nos indica la gozosa responsabilidad que nos confía: “Partid frente a la aurora. Salvad a todo el que crea. Vosotros marcáis mi hora. Comienza vuestra tarea”. La Ascensión de Jesús a los cielos pone en marcha a la Iglesia para que anuncie el evangelio a todas las gentes.

EL TESTAMENTO

Hoy se ofrecen a nuestra meditación las últimas palabras de Jesús: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

• “Yo estoy con vosotros”. Jesús había sido anunciado por el ángel como el Emmanuel, es decir, el “Dios con nosotros”. Al final de su camino terreno,  él se ha atribuido finalmente ese nombre. Y nosotros creemos en la sinceridad de su promesa.

• “Todos los días”. Nos resulta bastante fácil imaginar que Dios está con nosotros en los momentos de triunfo. Pero sabemos y creemos que él nos acompaña también en los días de nubarrones y de lágrimas.

• “Hasta el fin del mundo”. No somos los primeros cristianos. Pero tampoco seremos los últimos. Las dos tentaciones son igualmente peligrosas. Somos un eslabón en la cadena de los que creen, esperan y aman. Vivimos recordando el pasado y acordando la paz para el futuro, pero siempre bien atentos al presente.


- Señor Jesús, tú nos has confiado el alto honor y la gran responsabilidad de anunciar el evangelio a todas las gentes. Te rogamos que nos concedas luz para conocerlo y valentía para darlo a conocer con alegría.  Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

domingo, 25 de mayo de 2014

EL DEFENSOR


Homilía para el Domingo 25 de Mayo de 2014. 6º de Pascua, ciclo A.

“La ciudad se llenó de alegría”. Puede parece insignificante esa nota que encontramos en la primera lectura de la misa de este domingo sexto de Pascua (Hech 8, 5-8. 14-17). La ciudad es Samaría. Como sabemos, los samaritanos siempre se habían mostrado distantes y enemigos de los judíos. Pero ahora reciben con gozo la predicación de Felipe sobre Jesucristo.

En efecto, Felipe anuncia el evangelio y acompaña su predicación con signos de liberación. Y eso llena de alegría a los que siempre habían rechazado a los judíos y aun al mismo Jesús. Una buena lección para los que hemos sido llamados a anunciar el evangelio y caemos en el pecado del pesimismo, que denuncia el Papa Francisco.

Hay otro detalle importante. Felipe va roturando el campo y sembrando el grano. Pero deja la recogida de los frutos a los apóstoles Pedro y Juan. A ellos corresponde imponer las manos, a los que han escuchado el evangelio. Es entonces cuando desciende sobre ellos el Espíritu Santo. Los evangelizadores son bien poca cosa si no colabora el Espíritu de Dios.

LOS MANDAMIENTOS Y EL MUNDO

Al Espíritu alude también Jesús en el Evangelio que hoy se proclama (Jn 14, 15-21). De nuevo nos encontramos en el marco de la última cena. Y escuchamos las palabras del Maestro que anuncia el envío del Consolador: “Yo pediré al Padre que os envíe otro defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con vosotros”.

Jesús promete estar atento a las necesidades de sus discípulos. Su Espíritu estará con ellos como el único y verdadero defensor de la comunidad y de cada uno de los que creen en Jesucristo. Pero ellos, por su parte, habrán de manifestar con sus obras la fidelidad a su Maestro: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”.

Hay un tercer detalle que merece subrayarse. Jesús sabe que el Espíritu de Dios no puede ser percibido por el mundo. Ni por la mundanidad que ciega a veces nuestros ojos. Pero quien es fiel al mensaje de Jesús experimentará en su vida la presencia y la asistencia del Espiritu de la verdad y del consuelo.

 EL ESPÍRITU DE LA VERDAD Y DEL AMOR

Todo el discurso de la despedida del Señor nos lleva a escuchar con gratitud  las promesas últimas que Jesús dirige a sus discípulos:

• “Yo pediré al Padre que os envíe otro defensor”. Durante su vida terrena, Jesús se ha mostrado como nuestro gran intercesor, nuestro pastor, el orante que promete no olvidarnos jamás. Ahora intercede ante el Padre pidiendo para nosotros otro valedor.

• “Estará siempre con vosotros”. El Mesías había sido anunciado como el Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Por medio de este otro Consolador, los creyentes gozarán de la presencia cercana y amorosa de su Señor.

• “Será el Espíritu de la verdad”. Jesús se presenta como el camino, la verdad y la vida. Ante Pilato dice haber venido al mundo para dar testimonio de la verdad. Todos los que son de la verdad escuchan su voz. El Espíritu revela y reafirma esa verdad.

- Señor Jesús, tú has prometido a tus discípulos de antes y de ahora el Espíritu de la verdad y del amor. No permitas que lo olvidemos. Mantén siempre abierto nuestro corazón a su enseñanza y a sus impulsos. Amén.


D. José-Román Flecha Andrés

domingo, 18 de mayo de 2014

CAMINO, VERDAD Y VIDA


Homilía para el Domingo 18 de Mayo de 2014. 5º de Pascua, ciclo A.

“Hombres de buena familia y llenos de espíritu de sabiduría”. Son dos cualidades imprescindibles para el ministerio del servicio. Así habían de ser los elegidos para atender a las necesidades de los pobres y especialmente de las viudas. La primera lectura nos introduce así en el ambiente de la comunidad de los seguidores de Jesús que se encontraba en Jerusalén.

Aquella situación dio origen a la elección de los siete varones que identificamos habitualmente con los “diáconos” o servidores. Ese grupo permitiría a los apóstoles dedicarse a otra tarea no menos importante: la de la oración y el servicio de la palabra. Con eso quedan reflejadas las tareas propias de los enviados por Jesús.

Hay que leer esta página de los Hechos de los Apóstoles (6, 1-7) cada vez que corremos el riesgo de perder la identidad de nuestras comunidades cristianas. Anunciar la palabra del Señor, orar y atender a los pobres. Si falta uno de esos apoyos, el trípode se cae y la comunidad se convierte en una secta o en una organización no gubernamental (ONG).

LA INTERROGACIÓN

El evangelio que se proclama en este domingo quinto de Pascua nos sitúa en el escenario de la última cena de Jesús con sus discípulos (Jn 14, 1-12). En él se recoge una interrogación del apóstol Tomas que parece reflejar su perplejidad: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?”

Si somos sinceros, hemos de reconocer que a veces también nosotros nos encontramos en la misma situación. En primer lugar, porque no comprendemos la identidad y la misión de Jesús. Y despues, porque son muchos los que tratan de orientarnos hacia sendas que no conducen a ninguna parte.

El Señor se había presentado como “la puerta del redil”. Ahora nos revela el sendero que nos conduce a la plenitud de nuestra vida: es decir, a la vida de nuestro Pedre: “Solamente por mí se puede llegar al Padre. Si me conocéis, también conoceréis a mi Padre; y desde ahora ya le conocéis y le estáis viendo”.

Y LA REVELACIÓN

Es inolvidable esa presentación de la identidad y la misión de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Si no aceptamos esta revelación no culpemos a los demás. Examinemos nuestra propia conciencia:

• “Yo soy el camino”.  Desconocemos esta palabra de Jesús cuando nos empeñamos en decidir por nosotros mismos los valores morales que puede hacernos felices. Esos valores y virtudes que  nos impiden desviarnos de la senda del bien.

• “Yo soy la verdad”.  Ignoramos esta palabra de Jesús cuando intentamos explicar su mensaje con las ideas que están de actualidad. Ideas sobre la salvación, sobre la responsabilidad  personal o sobre la gracia divina.

• “Yo soy la vida”. Despreciamos esta palabra de Jesús cuando tratamos de ajustar sus enseñanzas a nuestros intereses personales.  O a las propuestas que nos vienen ofrecidas por la voz de la mayoría o por la tiranía de las modas.

- Señor Jesús, Queremos seguir fielmente tu camino, proclamar tu verdad y hacer partícipes de tu vida a todos nuestros hermanos. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

jueves, 15 de mayo de 2014

ORACIÓN A SAN ISIDRO LABRADOR


¡Oh Glorioso San Isidro Labrador!,
tú que humilde de nacimiento,
recibiste de tus padres cristiana educación
y fuiste guiado para amar, glorificar, respetar
y no ofender nunca a Dios;
que desde niño te entregaste
a la caridad con el prójimo,
que diariamente y con gran fervor,
practicabas la oración,
asistías al alba devotamente a misa
y recibías el sacramento de la Comunión,
concédenos tu espíritu de entrega y amor
para esperar todo de Dios
y confiar siempre en su Palabra.

Bendito San Isidro Labrador
tú que trabajaste con lealtad,
mientras no olvidabas rezar al Señor,
y que repartías lo que ganabas
entre los más pobres y necesitados,
ayúdanos a conseguir un buen trabajo
con el que podamos vivir dignamente,
por favor, socórrenos en esta difícil situación:
  
(hacer la petición)

Milagroso San Isidro Labrador,
tú que fuiste un hombre de familia,
trabajo, entrega y oración
que nunca desagradaste al Señor
te rogamos con inmensa esperanza
que lleves nuestra apremiante súplica ante El
y que intercedas para que nos sea concedida.

Santo entre los Santos,
tú que obraste tantos milagros,
tú que alcanzaste la gloria celestial,
pídele a Dios que nos de su bendición,
que nos proteja de todo mal
y que con su Luz:
ilumine nuestros corazones,
asegure nuestras almas
y nos de la sabiduría de los sencillos como tú.

Por Jesucristo nuestro Señor,

Así sea.
Rezar con toda la confianza puesta en la milagrosa intercesión de San Isidro Labrador,
el Credo, Padrenuestro, Avemaría y gloria.
Repetir la oración y los rezos durante tres días consecutivos.

domingo, 11 de mayo de 2014

JESÚS ES LA PUERTA


Homilía para el Domingo 11 de Mayo de 2014. 4º de Pascua, ciclo A.

“Hermanos, ¿qué debemos hacer?”  Esa es la pregunta que se hacen las gentes de  Jerusalén, tras escuchar la predicación de Pedro sobre la crucifixión de Jesús. Esa pregunta es también la que debe surgir de nuestros corazones después de escuchar la Palabra de Dios.

Pero es también la pregunta que deberíamos hacernos al contemplar el panorama de nuestro mundo. Este mundo nuestro, acribillado por tantos dolores y por tantos errores humanos, hace sufrir a las personas y dificulta el entendimiento social.

Es interesante ver cómo los medios de comunicación airean las noticias de los cambios que va poniendo en marcha el Papa Francisco. Muchos esperan cambios más radicales en los órganos supremos de gobierno de la Iglesia. Y con razón. Pero pocos nos hacemos esa pregunta sobre los cambios que Dios espera de nosotros: “Hermanos, ¿qué debemos hacer?”

UNA REVELACIÓN

Recordamos los versos  de T.S. Elliot en Los Cuatro Cuartetos: “En nuestra memoria se oye el eco de unas pisadas, que bajan por el atajo que no hemos tomado hacia la puerta que nunca hemos abierto…” ¿Por qué se habrá aplicado Jesús a sí mismo la imagen de la puerta?

Jesús se presenta a sí mismo como el buen pastor que conoce a sus ovejas. En el mismo contexto, también se aplica  a sí mismo la imagen de la puerta, por la que entra el rebaño (Jn 10, 1-10). “Yo soy la puerta”. ¿Qué significa esta imagen? Bien sabemos que la puerta cierra la casa y su intimidad. Pero también la abre al encuentro con las gentes.

Al revelarse como la puerta, Jesús se presenta  como un lugar de encuentro. En Jesús toda persona puede encontrarse con Dios. En Jesús, Dios se nos abre y manifiesta, nos sale al encuentro y nos abre, nos acoge y nos perdona. Con esa pretensión denuncia a tantos falsos redentores que no merecen nuestra confianza y, por eso, no logran franquear la entrada.

Con unas preguntas inolvidables, San Agustín comenta que Jesús se abre como una puerta: “¿Quién es la puerta? – Cristo. ¿Y qué es Cristo? – La verdad. ¿Quién abre la puerta sino el que enseña toda la verdad?” Así pues, los citados versos de Elliot nos advierten del riesgo de perder el encuentro con el que es la Verdad.

UNA INVITACIÓN

Pero Jesús no se limita a revelarse a sí mismo como “la puerta”. Nos indica un itinerario y nos invita a recorrerlo para poder acercarnos a él:

• “Quien entre por mí se salvará”. Jesús es la vida y la paz, la fuente de la reconciliación y la raíz de la esperanza. En el mundo hay otras vías y otras puertas posibles, pero algunas de ellas nos desvían del camino hacia la verdad.

• “Quien entre por mí se salvará”. Jesús es la puerta. Quien entra por él podrá entrar y salir y encontrará pastos abundantes. Algunas veces pensamos que Jesús impide nuestra libertad, cuando en realidad es el acceso a la verdadera vida.

• “Quien entre por mí se salvará”. Jesús es una puerta que no tiene cerrojos. Podemos acercarnos a él o ignorarlos. Pero sólo la puerta de la verdad, que es Jesús resucitado, nos abre al camino que nos lleva al banquete de la vida.


- Señor Jesús, tú eres la puerta que nos abre al misterio de Dios. Tú nos abres la posibilidad del encuentro con nuestros hermanos. Y tú nos abres a la esperanza de nuestra propia realización. Bendito seas por siempre, Señor. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 3 de mayo de 2014

EL CAMINO DE EMAÚS


Homilía para el Domingo 4 de Mayo de 2014. 3º de Pascua, ciclo A.

El discurso que el día de Pentecostés dirige Pedro a los judíos y habitantes de Jerusalén es un espléndido resumen de la catequesis cristiana de todos los tiempos. En él se distinguen claramente  tres momentos sucesivos.

- En primer lugar, el Apóstol evoca el recuerdo de la misión y la obra de Jesús. No puede olvidar que Dios lo acreditó por medio de milagros, de signos y de prodigios que todos pudieron ver.

- Además, Pedro evoca a dos actores del drama de la Pascua.  Por una parte, están sus oyentes, que  llevaron  a Jesús a una muerte de Cruz. Y por otra parte, está Dios, que  lo resucitó de entre los muertos.

- Y, finalmente, Pedro asume el protagonismo que corresponde a los creyentes. De hecho, afirma que de esa resurrección del Mesías son testigos los discípulos que han recibido el Espíritu Santo.

EL DESALIENTO

También el evangelio que hoy se proclama es un bello resumen de la catequesis cristiana (Lc 24, 13-36). Ya había sido descubierto el sepulcro vacío. Ya las mujeres habían inquietado a la pequeña comunidad, al anunciar que no se encontraba el cuerpo de Jesús. Ya corrían los rumores… Pero ellos habían tomado ya su decisión de alejarse de Jerusalén.

Hoy muchos se parecen a Cleofás y al otro discípulo. Parecen haber perdido la fe. Están desalentados y no buscan más razones ni más pruebas. Simplemente se alejan… Pero los dos discípulos que caminan hacia Emaús son alcanzados por otro caminante. Un forastero que parece ignorar todo lo que ha ocurrido en Jerusalén.

Los peregrinos pronuncian una frase muy significativa: “Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel”. He ahí una de las claves del relato. El camino de Emaús es la confesión de una fe demasiado terrena y de una ilusión frustrada… Pero los discípulos todavía conservan la capacidad para escuchar y aceptar una corrección.

LA ESPERANZA

También hoy el peregrino acepta compartir con nosotros unos alimentos que apenas pueden calmar nuestra hambre. Pero entre sus manos, el pan adquiere el significado de la vida que Él nos ha dado con su palabra y que esperamos compartir con él para siempre. Y nosotros reflexionamos sobre nuestra experiencia de fe.

• En el camino de Emaús nos encontramos cuando huimos de la comunidad de los creyentes, pero también cuando regresamos a ella con la experiencia del encuentro con el Señor.

• En el camino de Emaús compartimos nuestra desilusión, pero también podemos recobrar la luz de la fe y la grandeza de la esperanza.

• En el camino de Emaús olvidamos la primera vocación, pero también podemos reconocer la voz del Señor que nos interpela desde las Escrituras santas.

El Papa Francisco nos dice en su exhortación La Alegría del Evangelio  (n. 266): “No es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo; no es lo mismo caminar con él que caminar a tientas; no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra; no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en él que no poder hacerlo. No es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo solo con la propia razón”.

- Señor Jesucristo, por medio de ti, nosotros creemos en Dios, que te resucitó y te glorificó. Gracias a ti, nuestra fe y nuestra esperanza están puestas en Dios. Ayúdanos a  reconocerte vivo y presente entre nosotros y envíanos a anunciar tu resurrección a todos nuestros hermanos. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés