miércoles, 28 de diciembre de 2016

FÁTIMA EN NUESTRA PARROQUIA


Este año se conmemora el primer centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima. Por ello, la imagen de la Virgen está recorriendo las Parroquias de toda la Diócesis. Junto a la imagen peregrina está una reliquia de Juan Pablo II que fue entregada al Obispo durante la JMJ en Cracovia. 


Aquí podemos ver unas imagenes de las estancia de la Virgen en la Parroquia de Villa del Río 
durante estas fechas navideñas.

domingo, 25 de diciembre de 2016

LA GLORIA Y LA PAZ


Homilía Solemnidad de la Natividad, 25 de Diciembre de 2016

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombra y una luz les brilló” (Is 9,2). El profeta Isaías había visto abatirse la desgracia sobre las tierras del norte de Palestina. Pero de pronto ve brillar la esperanza sobre aquella “Galilea de los gentiles”, como era llamada con desprecio por los habitantes del reino de Judá

Ahora bien, esa esperanza está vinculada al nacimiento de un niño: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”. El profeta se alegra e exhorta a su pueblo a la alegría. El niño podrá ser reconocido por su sabiduría y por su amor a la justicia. Sorprendentemente se le dará el títutlo de “Dios guerrero, Padre perpetuo y Principe de la paz”.

El salmo responsorial recoge esa profecía y nos invita a cantar: “Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Sal 95). Y San Pablo escribe a Tito que “ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres” (Tit 2,11). Un hecho que nos exige llevar una vida sobria, honrada y religiosa.

LA NOCHE Y LA LUZ

El evangelkio de esta noche de Navidad nos transmite la noticia del Nacimiento de Jesús en Belén de Judea (Lc 2,1-14). Los acontecimientos históricos pueden parecer fastidiosos y hasta llenos de prepotencia. Pero han hecho posible el nacimiento de Jesús en el humilde lugar que señalaban los profetas. Dios escribe derecho con líneas torcidas.

En aquel tiempo, los pastores no eran aceptados como testigos en los tribunales. No eran de fiar. Pero Dios es sorpendente y siempre lo será. Él elige a los pastores como los testigos y mensajeros del nacimiento del Mesías. La grandeza de Dios se sirve de la pequeñez y de la pobreza para hacerse creíble. Los pobres nos evangelizan.

Las palabras de Isaías se hacen realidad. Ahora sí que el pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una luz grande. El texto evangélico contrapone a la noche de nuestra vigilia humana el resplandor de la presencia divina. De hecho, nos dice que a los pastores “la gloria del Señor los envolvió de claridad”. Sólo los humildes y marginados son iluminados.

EL MENSAJE

La última parte de este relato tan conocido nos llena siempre de sorpresa, de humildad y de esperanza.

- De sorpresa, por la noticia: “Os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. Nosotros esperamos ser salvador por la técnica o por la política, por la violencia de las armas o por los pactos de poder. Pero el Salvador viene de lo alto.

- De humildad, por la señal: “Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Desearíamos encontrar la señal de Dios en la fuerza o en la erudición. Pero la verdadera señal es la de la vida inerme. La de la vida que surge en la pobreza.

- De esperanza, por la alabanza angélica: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. Buscamos nuestra gloria y por ella nos afanamos. Pero es la gloria de Dios la que nos guía. Su gloria es que el hombre viva. Ese es el signo de su amor.

Señor Jesús, tú vienes a nuestra tierra en el modo menos imaginable. Queremos acogerte como eres y como vienes. Te reconocemos como nuestro Hermano y como nuestro Salvador. Te presentamos este mundo, el único que tenemos. Bendito seas, Señor. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

domingo, 18 de diciembre de 2016

EL HIJO DE UNA VIRGEN


Homilía para 4 Domingo 18 de Diciembre de 2016. 4º de Adviento, ciclo A.

“Mirad: la Virgen está encinta y da a luz a un hijo, y le pone por nombre Emmanuel (que significa, Dios con nosotros”) (Is 7, 14). El rey Acaz teme que los pueblos que se habían coaligado contra él llegaran a invadir la ciudad de Jerusalén. Por eso está revisando las conducciones de agua. Buena previsión ante un posible asedio a la ciudad.

El profeta Isaías se acerca para anunciarle que no habrá guerra. El rey no cree al profeta. Este le sugiere que pida una señal, pero el rey se muestra cínicamente piadoso. No quiere tentar al Señor. Pues bien, el Señor le da una señal. La señal de la vida, representada en un niño que nace y en el nombre que se le impone. ¡Dios con nosotros!

Con toda razón el salmo responsorial nos invita a hacer nuestra la certeza de esa presencia en medio de nosotros: “Va a entrar el Señor. Él es el Rey de la gloria” (Sal 23). Y San Pablo, por su parte, nos exhorta a ver cómo el Evangelio se refiere al descendiente de David, que es también Hijo de Dios (Rom 1,1-7).

EL SALVADOR

Estamos acostumbrados a meditar la anunciación del ángel a María. Pero el evangelio de este tercer domingo de Adviento nos presenta la anunciación del ángel a José, su esposo (Mt 1,18-24). En un caso y en el otro, Dios revela a sus elegidos su plan de salvación. Es decir, les anuncia el nacimiento del Salvador.

Ese es el núcleo del mensaje. Con frecuencia pensamos que lo importante de este pasaje es disipar las dudas de José. Y con razón, porque el ser humano se siente perdido ante la presencia de lo desacostumbrado Y mucho más perdido cuando los acontecimientos parecen deshacer sus propios planes de vida.

Pero hay algo más. Ante las dudas de José, vemos que el ángel del Señor le abre un resquicio para que pueda aceptar el don de la vida y el misterio que viene a rozar su rutina. Además, el ángel del Señor le confiere el honor y la responsabilidad de poner nombre al niño que llega: “Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”.

EMMANUEL

Por su parte, el evangelista Mateo recuerda la profecía de Isaías al rey Acaz. La certeza de que no habría guerra. La promesa de la paz. La garantía a un rey tan preocupado como cínico. Todo es visto desde otra clave.

    “La virgen concebirá y dará a luz un hijo”. La doncella anunciada por el profeta Isaías es ahora presentada como una virgen. Eso significa que el hijo que de ella va a nacer no es fruto del esfuerzo y de los planes humanos. Es un don gratuito de Dios a la pobreza y a la humildad humana.

    “Le pondrá por nombre Emmanuel”. Dios había estado siempre al lado de su pueblo. Ahora, en el hijo de María, Dios habrá de hacerse cercano a todos los seres humanos, sean del origen que sean. Se hará tan cercano que adoptará su naturaleza y sus sueños, su fatiga y sus esperanzas.

Padre de los cielos, concédenos la limpieza de María y la silenciosa docilidad de José, para que tu hijo Jesús, nuestro Hermano y Salvador, se haga presente entre nosotros. Te lo pedimos con fe y esperanza, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 10 de diciembre de 2016

CIEGOS Y SORDOS


Homilía para el Domingo 11 de diciembre de 2016. 3º de Adviento.

“Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará, y volverán los rescatados del Señor” (Is 35,5-6). ¡Palabras, solo palabras! Así responderá el que considere esta profecía de Isaías como un utópico e increible poema de promesas imposibles.

Sin embargo, el pueblo de Israel creyó que aquellas imágenes poéticas podían anunciar una realidad posible. Y así fue. El imperio opresor cayó como todos los imperios. Un rey venido de fuera concedió la libertad a los pueblos oprimidos. Y los hebreos vieron en la salvación que se les ofrecía “la gloria de Dios y la belleza de su Dios”.

El salmo responsorial nos une a aquella esperanza renacida al evocar aquellos mismos portentos que significan y anuncian una salvación integral (Sal 145). Nos ayudan, además, las palabras de la carta de Santiago: “Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor… Manteneos firmes porque la venida del Señor está cerca” (Sant 5, 7-10).

LAS DUDAS

Juan Bautista había sido elegido como profeta y se esforzaba en transmitir la llamada a la conversión. Pero, recluído por Herodes en una mazmorra, debió de sufrir el asalto de las dudas (Mt 11, 1-11). ¿Sería Jesús el Mesías que él había anunciado o habría que esperar a otro? A los mensajeros que le envío, Jesús respondió con hechos cumplidos.

- “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo”. Junto al Jordán se habían encontrado el Precursor y el Anunciado. Ahora ambos recurren a discípulos que pasen la pregunta y la respuesta. “Id a anunciar”. ¿Nos hemos preguntado alguna vez si estos mensajeros no reflejarán la humilde misión que nos ha sido confiada?

- “Los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”. Esos son los hechos que dan fe de la autenticidad del Mesías. En él se cumple la antigua profecía de Isaías. ¿No reflejarán esos hechos ese servicio a las personas que se espera de nuestra misión?

Y LA DICHA

De todas formas, el texto nos sugiere que Jesús ha captado las dudas que asaltan a Juan el Bautista. Y no quiere ignorarlas. Al contrario, en su pregunta adivina la incertidumbre de los que, a lo largo de los tiempos, se preguntarán por la señas del Mesías y de su misión.

- “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En aquel tiempo, muchos esperaban un Mesías guerrero que se levantara contra Roma, como Judas Macabeo se había sublevado contra la tiranía de Antíoco. Pero Jesús se presentaba como humilde y manso de corazón.

- “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En aquel tiempo, algunos esperaban que el Mesías les concediera puestos de honor para brillar en medio de su pueblo. Algo de eso pretendían los discípulos Santiago y Juan. Pero Jesús les invitaba a beber su propio cáliz.

- “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En estos tiempos, como en aquellos, no faltan los que piensan que el Mesías ha de revelarles todos los misterios de la naturaleza y de la historia. Pero Jesús nos propone solamente la sabiduría de la cruz.

Señor Jesús, enséñanos a reconocerte como eres en realidad y ayúdanos a acogerte como nuestro Salvador. Abre tú nuestros sentidos y danos generosidad para anunciar a los pobres de forma creible la Buena Noticia de tu Reino.¡Ven, Señor Jesús!

D. José-Román Flecha Andrés

domingo, 4 de diciembre de 2016

EL FRUTO DE LA CONVERSIÓN

 

Homilía para el Domingo 4 de Diciembre de 2016.  2º Domingo de Adviento. Ciclo A.

“Aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor”. Con estas brillantes promesas (Is 11,1-2), el profeta Isaías anuncia el nacimiento de un descendiente de Jesé, el padre del rey David.

Es éste un mensaje de esperanza para los que conocieron el esplendor de aquel reinado. Es también un mensaje de confianza, puesto que sobre ese heredero derramará el Señor sus dones. Y es un mensaje de paz: una paz cósmica que abarca a toda la naturaleza. Hasta las fieras salvajes serán amigables con los hombres.

No es extraño que el salmo responsorial se haga eco de los mejores anhelos de la humanidad: “Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente” (Sal 71,7). El consuelo que dan las Escrituras junto con nuestra paciencia nos ayudarán a mantener la esperanza. Así lo dice san Pablo a los Romanos (Rom 15,4). Buena lección para el Adviento.

LA EXHORTACIÓN

Ya sabemos que durante esta primera etapa del Adviento nos acompaña Isaías y Juan el Bautista. Juan se presenta en el desierto de Judá. Su atuendo recuerda la figura del profeta Elías. Y sus palabras son el eco de un profeta anónimo que invitaba al pueblo a retornar del exilio por las nuevas calzadas que Dios le preparaba. Ahora el retorno será espiritual.

“Convertíos porque está cerca el reino de los cielos”. El hebreo no pronuncia el nombre inefable de Dios. Usa el continente en lugar del contenido. Al anunciar la llegada del reino de Dios se proclama la cercanía del Dios del reino. Una cercanía que no puede dejar indiferentes a los hombres. Convertirse significa revisar los valores personales y sociales.

“Dad el fruto que pide la conversión”. Pero revisar los valores no es sólo un ejercicio intelectual o económico. El profeta pide a las gentes que den los frutos que se espera de todos los que escuchan la llamada. No valen disculpas. El antiguo linaje del que descendemos no depende de nosotros. Pero nos compromete el futuro de justicia que hemos de construir.

Y LA PROMESA

El Bautista se considera a sí mismo un pregonero enviado por Dios. ¡Nada menos y nada más! Él anuncia con valentía la salvación, pero bien sabe que no es el Salvador.

“El que viene detrás de mí puede más que yo”. La debilidad con que aparece el Mesías no ha de inducirnos a engaño. Él viene a nosotros con un poder que deja en ridículo las pretensiones y los poderes de los hombres y de sus instituciones.

“Yo no perezco ni llevarle las sandalias”. El verdadero profeta nunca puede alardear de nada. El mensajero no es dueño del mensaje. Un evangelizador que no es humilde revela bien a las claras con su vanagloria la mentira de su misión.

“Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. El viento y el fuego son fuerzas benéficas. Pero si nos arrastran y nos incendian pueden terminar con nuestra casa y con nuestra vida. El Bautista sabe que el viento y el fuego de Dios nos purifican cada día.

“El tiene el bieldo en la mano”. El bieldo era usado por los labradores para aventar la paja y separarla del grano. La venida del Señor descubrirá nuestra falsedad y revelará lo inútil y lo valioso de nuestras intenciones y de nuestro esfuerzo.

Señor Jesús, esperamos tu venida y la anunciamos con esperanza. Purifica tú nuestro corazón y llámanos cada día a la conversión. ¡Ven, Señor Jesús!


D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 3 de diciembre de 2016

EL SEÑOR DE LA HUMILDAD BAJARÁ EL DÍA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN


El día 8 de Diciembre a las 11 de la mañana el Señor de la Humildad bajará a la Parroquia. 
Las inclemencias meterológicas han hecho que el Cristo permanezca casi un mes en la Ermita de la Virgen de la Estrella, ya que subió para clausurar el Año de la Misericordia el 12 de noviembre. 

El itinerario será: Estrella, Alta (Esquina de correos a azulejo de la Hdad), Hierro, Plaza de la Constitución, Pablo Picasso y Parroquia.

A la llegada tendrá lugar la Santa Misa con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.

viernes, 25 de noviembre de 2016

VELAR Y CAMINAR


Homilía para el Domingo 27 de Noviembre de 2016. 1º de Adviento, Ciclo A.

“Caminemos a la luz del Señor”. Así concluye la primera lectura de este primer domingo de Adviento (Is 2,5). El profeta Isaías anuncia que, al final de los tiempos, el monte sobre el que se levanta el Templo de Jerusalén se convertirá en la meta de una peregrinación universal, Todos los pueblos acudirán a escuchar la palabra del Señor.

Una palabra de justicia y de paz para todos los pueblos. “De las espadas forjarán arados y de las lanzas podaderas”. ¡Con qué fuerza recordó Pablo VI aquella profecía en su visita a la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York! Es un sueño, pero es también una tarea para toda la humanidad.

El salmo responsorial nos invita a iniciar esa peregrinación de paz: “¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor!” (Sal 121,1). Es la hora de despertar para caminar por las sendas de la luz. Que el cuidado de nuestro cuerpo no fomente los malos deseos. Así lo escribía san Pablo a los cristianos de Roma (Rom 13,14).

EL DILUVIO

Nos cuesta reconocer que nuestra vida está marcada por el signo de la espera y la esperanza. Durante el tiempo del Adviento nos preparamos para la celebración de la fiesta del Nacimiento de Jesús. Es un tiempo que nos invita a recobrar y afianzar la esperanza. Y, además, nos educa para vivir el tiempo de la espera.

La fe nos lleva a caminar con generosidad mientras nos mantenemos a la espera de la venida del Señor. Por cinco veces se repite en el evangelio de este domingo el verbo “venir”. Y otras dos veces se insiste en afirmar que “no sabemos” el momento de su venida.

En primer lugar, el texto evoca el pasado y nos recuerda la imagen bíblica del diluvio. Las gentes vivían dedicadas a sus tareas habituales, pero también a sus placeres. El diluvio los sorprendió a todos.

En segundo lugar, el texto mira también al futuro y nos anuncia que la venida del Hijo del hombre revelará las actitudes más secretas. Con su venida llega el discernimiento definitivo. A unos los llevará y a otros los dejará.

LOS ADIVINOS

Hay otra imagen que ilustra la exhortación. La del hombre que no sabe a qué hora puede un ladrón a asaltar su casa. El tema de la venida imprevisible del Señor suscita la invitación a mentenerse vigilantes. “Estad en vela, porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor”.

Para mantenerse en vela es preciso practicar la sobriedad. No podemos caer en la tentación de confundir la satisfacción con la felicidad. No es de sabios dejarse embotar por los deseos que nos adormecen.

Además, se nos dice que no sabemos el día ni la hora. Son muchos los que tratan de adivinarla. Demasiados adivinos siembran ese temor del futuro que nos distrae de las tareas del presente. Hay que superar la tentación de tratar de adivinar el tiempo futuro.

Y, finalmente, el evangelio nos advierte que no esperamos algo, por importante o fantástico que parezca. Nosotros vivimos esperando a Alguien. Nos mantenemos en vela, aguardando la manifestación del único Salvador, que es nuestro Señor.

Señor Jesús, tu venida no es para nosotros un motivo de temor, sino de esperanza. No saber el tiempo de tu llegada nos ayuda a mantener la caridad. ¡Ven, Señor Jesús!

D. José-Román Flecha Andrés

martes, 22 de noviembre de 2016

PRESENTADO EL CARTEL DEL NAZARENO


Cartel Presentado en la Solemnidad de Cristo Rey con el que la Hermandad del Nazareno abre 
el año conmemoración del 75 Aniversario de la Hechura de su Titular 
por el insigne escultor D. Amadeo Ruiz Olmos. 

Se trata de un óleo realizado por el pintor Enrique Sánchez Collado que representa al "Cristo de la Madrugá" de forma humana, desprotegido de aderezos y atributos de riqueza. Un Dios hecho hombre, un Jesús Nazareno cercano, sencillo y humilde.

sábado, 19 de noviembre de 2016

EL REY Y SU REINO


Reflexión homilética Domingo 20 de Noviembre de2016. Solemnidad de Cristo Rey.

“Tú serás el pastor de mi pueblo, Israel, tú serás el jefe de Israel”. Con estas palabras, los ancianos que representaban a todas las tribus de Israel, reconocían a David como rey. El que había gobernado desde Hebrón a las gentes de Judá hacía ahora un pacto con sus “electores” y se convertía en rey de todo el pueblo (2 Sam 5, 1-3).

El salmo 121 nos invita a hacer nuestra la alegría de las tribus de Israel que subían a Jerusalén “a celebrar el nombre del Señor”. Al evocar esa subida jubilosa, seguramente pensamos que hoy se ha hecho difícil esa unidad para proclamar la grandeza de Dios. ¿Alguna peregrinación del año jubilar de la misericordia ha contagiado tanta alegría?

En el hermoso himno que se incluye en la carta a los Colosenses, san Pablo proclama la majestad que Dios ha concedido a su Hijo, por quien todo fue creado y que es anterior a todo. “Por él quiso Dios reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz” (Col 1,20). Él es el Señor del universo.

LA CRUZ COMO TRONO

No es ocioso mencionar la cruz de Cristo. De hecho, el evangelio que hoy se proclama nos recuerda que sobre ella se podía ver un letrero escrito en griego, en latín y en hebreo en el que se presentaba al condenado: “Este es el rey de los judíos”.

Claro que no todos reconocían su majestad. El texto evangélico evoca tres tipos de burlas que se oyeron en torno a la cruz de Jesús:

• Las autoridades y el pueblo le echaban en cara que, habiendo salvado a otros, no pudiera salvarse a sí mismo. Según ellos, no era el Elegido por Dios.

• Los soldados, ciertamente extranjeros y mercenarios, miraban con desprecio a aquel que no demostraba ser el rey de los judíos.

• Finalmente, uno de los dos malhechores condenados junto a él pretendía que aquel que era considerado como el Mesías se salvara a sí mismo, y también a él le llegara la salvación.

Allí se daban cita tres presupuestos y tres intereses diferentes. Una razón religiosa, una visión política y un interés personal. Todos coincidían en esperar que Jesús bajara de la cruz.

EL HOY DE DIOS

Con todo, el texto evangélico pone en boca de otro de los malhechores una súplica que se eleva por encima de aquel griterío de desprecio y de blasfemia.

- “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Es la última súplica que viene desde el Antiguo Testamento. El condenado ha comprendido que Jesús tiene un poder que no reconocen los que se burlan de él. No es el poder mágico de desclavarse de la cruz. Es la autoridad del rey que puede recordar a los que han compartido su suerte y su muerte.

- “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Jesús responde con una promesa que caracteriza la llegada del Nuevo Testamento. Ese es el “hoy” de Dios. El hombre caído y su Dios se encuentran de nuevo en el paraíso. Un paraíso que no ha de ser imaginado como un lugar, sino como una relación de acogida y de misericordia.

Señor Jesucristo, nosotros te reconocemos como nuestro Rey. Sabemos que tu entrega en la cruz nos ha rescatado del mal y del pecado. Tú eres nuestro Señor y nuestro Redentor. Atrae hacia ti nuestras miradas para que podamos vivir en el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

martes, 15 de noviembre de 2016

CRISTO REY DEL UNIVERSO

HERMANDAD DE LA HUMILDAD
Ofrenda de productos no perecederos destinados a Cáritas Parroquial.
Bajada del Señor de la Humildad en Vía Crucis.
Santa Misa. 
11 de la mañana. Ermita de la Virgen de la Estrella



HERMANDAD DEL NAZARENO
Santa Misa y Apertura del 75 Aniversario 
de la hechura de la Imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno 
Presentación del Cartel del 75 Aniversario.
7,30 de la tarde. Capilla de Jesús Nazareno.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Y LA HUMILDAD REPARTIÓ MISERICORDIA






 









ESPERANZA SIN EVASIÓN


Homilía para el Domingo 13 de Noviembre de 2016. 33 del Tiempo Ordinario, C.

“A los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas”. Hermosa promesa con la que se cierra el texto del profeta Malaquías que se lee en la celebración de este domingo (Mal 3,19).

Claro que inmediatamente antes, el profeta había anunciado el destino que aguarda a los malvados y perversos. En el juicio de Dios serán tratados como la paja que arde en el horno. No es una amenaza. Una vez más se exhorta a la persona a hacer buen uso de su libertad. Que el horizonte del futuro nos ayude a elegir el camino verdadero. A vivir en la verdad.

El salmo 97 nos invita a repetir que “El Señor llega para regir la tierra”. Y san Pablo advierte a los cristianos de Tesalónica que la espera del día del Señor ha de traducirse en una vida tranquila y laboriosa: “El que no trabaja, que no coma” (2Tes 3,10).

SIN MIEDO

En el evangelio que hoy se proclama escuchamos los elogios que las gentes de Jerusalén hacían del Templo, que estaba siendo restaurado y embellecido por entonces. Jesús anuncia que un día no quedará piedra sobre piedra de aquel monumento (Lc 21,5-19). La pregunta siguiente era de esperar: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso?”

Sin embargo, para Jesús no es importante saber el tiempo. Por eso lleva la atención a dos cuestiones fundamentales, como ha subrayado el papa Francisco: “Primero: no dejarse engañar por los falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia”.

Esas lecciones valen también para los creyentes de hoy. De vez en cuendo alguien nos anuncia la proximidad del fin del mundo. Pero lo que importa no es conocer una fecha futura, sino vivir sin miedo el presente. Hemos sido llamados a construir la “civilización del amor”, como decía Pablo VI. Nuestra esperanza no debe llevarnos a la evasión.

CON FIDELIDAD

El texto evangélico pone en boca de Jesús el anuncio de las guerras y las tribulaciones que nos esperan. Y, sobre todo, la certeza de que seremos perseguidos y juzgados por causa de su nombre. La experiencia nos asegura que ese vaticinio se ha cumplido y nos hace pensar que se cumplirá siglo tras siglo. Pero Jesús concluye con dos frases de aliento:

- “Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”. La primera frase se refiere a Dios. Su providencia nos acompañará a lo largo del camino. No seremos librados de la tribulacion pero se nos promete la cercanía de Dios.

- “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. La segunda frase se refiere a nosotros. Las persecuciones pueden hacernos temblar. Pero no podemos renegar del Evangelio. Sólo nos salvará la fidelidad al Dios fiel y providente.

Maestro bueno, todos los días te imploramos: “Ven, Señor Jesús”. Que nuestra oración sea sincera. Que la esperanza de tu venida nos ayude a vivir con fidelidad el gozo de la fe, el testimonio de la esperanza y el compromiso del amor. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 5 de noviembre de 2016

LA VIDA PLENA


Homilía para el Domingo 6 de Noviembre de 2016. 32 del Tiempo Ordinario, C.

“Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú en cambio no resucitarás para la vida”. Un sincero acto de fe y una valiente profecía. Así se expresa el cuarto de los hermanos macabeos, torturados y martirizados por orden del rey Antíoco IV Epífanes (2Mac 7,14).

Con razón se ha dicho que precisamente en aquel tiempo de persecución contra los creyentes se afianza la creencia en la resurrección de los muertos. La gracia del martirio se apoya en la gracia de la resurrección. Ante aquellos que dan la vida por él, Dios no puede mostrarse menos generoso.

También puede referirse a la resurrección el último verso del salmo responsorial: “Con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante” (Sal 16,15). Esperamos que el Padre celestial nos conceda amarle con fidelidad y tener la constancia en Cristo, como desea san Pablo a los fieles de Tesalónica (2Tes 3,5).

LA PEREGRINACIÓN

Sin embargo, sabemos que en tiempos de Jesús no todos creían en la resurrección de los muertos. Entre ellos se encontraban los saduceos y los sacerdotes. Según el evangelio algunos se acercaron a él y le contaron una leyenda que se apoyaba en la ley del levirato (Dt 25,5) y en el recuerdo de Sarra, la que sería esposa de Tobías (Tob 3,8).

Si una mujer se había casado con siete hombres, ¿de cuál sería esposa a la hora de la resurrección? Esa era la pregunta. Jesús respondió recordando que los llamados por Dios a la vida eterna y a la resurrección ya no se casan. Tras recordar este pasaje, el Papa Francisco añade su propio comentario:

“Si miramos solo con ojo humano, estamos predispuestos a decir que el camino del hombre va de la vida hacia la muerte. Jesús le da un giro a esta perspectiva y afirma que nuestra peregrinación va de la muerte a la vida: la vida plena. Nosotros estamos en camino, en peregrinacion hacia la vida plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino”.

DIOS DE VIVOS

Los saduceos habían citado un texto de la Escritura. Y Jesús recurre a otro: el de la zarza que ardía sin consumirse. En ella Moisés descubrió al Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob (Ex 3,6). Los patriarcas continuaban vivos en la presencia del Dios que prometía la liberación de su pueblo. Por eso, Jesús podía extraer una conclusión esperanzada:

-“No es Dios de muertos, sino de vivos”. Dios no ha renunciado a su poder creador ni a la misericordia que derrama sobre sus hijos. Para él, todos son hijos de la resurrección. “El Dios de los vivos no se rodea de muertos” (A. Stöger).

- “Para él todos están vivos”. Esa es la revelación de Dios. Pero es también la interpelación para los hombres. Hay vivientes a los que ignoramos. Los consideramos muertos. La fidelidad de Dios a la vida es un ejemplo para nuestra sociedad.

Señor Jesús, te proclamamos como Camino, Verdad y Vida. En medio de esta cultura de la muerte, nosotros sabemos y confesamos que estamos llamados a vivir contigo en el amor y en la gloria. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

miércoles, 2 de noviembre de 2016

DÍA DE LOS DIFUNTOS


El Cristo yacente de la Hermandad del Santo Entierro ha presidido el Altar Mayor con motivo de la Solemnidad de los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos. Ayer noche se celebró el besapies a la Sagrada Imagen.

martes, 1 de noviembre de 2016

BIENAVENTURADOS


Homilía para el día 1 de Noviembre de 2016. Solemnidad de Todos los Santos.

Las bienaventuranzas las gritó Jesús entonces y las sigue gritando hoy son el corazón del Evangelio. 

Nos descubren cómo es Dios y nos dicen que las personas que las viven se parecen a Él, por eso son bienaventurados. Ser santo es parecerse a Dios... casi nada.

- «Felices los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos» Dichosas las personas sencillas, las que no buscan aparentar y se muestran tal como son, sin doblez ni mentira; dichosas porque, la conciencia que tienen de sus limitaciones y errores las hace humildes y capaces de perdonar y de pedir perdón. Dichosas las personas sencillas que no prestan oídos a la cultura propagandística del mercado porque saben bien que el afán de riqueza y consumo no les va a hacer más felices, sino vacíos e insolidarios.

- «Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» Felices las personas que tienen un corazón grande, un corazón en el que    siempre hay sitio para la gente y en él encuentran acogida y cariño; felices, porque no hay alegría mayor que hacer felices a los demás, especialmente a los que la vida no les sonrió; felices porque hacen posible, ya desde ahora, una sociedad con corazón; felices porque su misericordia les acerca al corazón de Dios. Felices, porque en esta salida hacia los otros, descubrirán que el amor de Dios es pura misericordia.

- «Felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» Bienaventuradas las personas que son «buena gente», que no piensan mal y tampoco hablan mal de nadie. Bienaventuradas porque son tolerantes, comprenden y disculpan. Bienaventuradas porque, en lugar de criticar y maldecir las tinieblas, encienden una pequeña luz y, gracias a ella, la vida se ilumina. Bienaventurados los cristianos de corazón limpio, honestos, abiertos a la vida y a Dios, dispuestos a dejarse llevar por la novedad y la fuerza del evangelio, que todo lo transforma.

lunes, 31 de octubre de 2016

ASÍ FUE EL BESAMANOS A LA SOLEDAD

 

El pasado Domingo Ntra. Sra. de la Soledad estuvo expuesta en Solemne Besamanos traemos a nuestro blog varias oinstantaneas de la Señora presidiendo el altar mayor de nuestra Paroquia.

sábado, 29 de octubre de 2016

ZAQUEO Y JESÚS


Homilía para el domingo 30 de Noviembre de 2016. 31 del Tiempo Ordinario, C.

“Señor, tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes; cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan”. Con estas palabras del libro de la Sabiduría, que se leen en la celebración de la Eucaristía de este domingo (Sab 11,23), se pregona la misericordia de Dios con los pecadores.

El texto continúa recordando que Dios ama a todos los seres y no odia nada de lo que ha hecho. Así que el perdón corresponde a su providencia, que abarca todo lo que él ha creado. Al corregirnos, Dios nos muestra su amor y nos revela la fuerza de su espíritu.

Oportunamente el salmo responsorial nos recuerda que “el Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad” (Sal 144,8).

Ni los recuerdos del pasado, ni el miedo a un futuro impensable podrán hacernos “perder la cabeza”, como advierte san Pablo a los cristianos de Tesalónica (2 Tes 2,2).

LA HOSPITALIDAD

El evangelio de Lucas, que tanta importancia concede a los pobres y a los pecadores, nos ha presentado también a algunos ricos insensatos. Hoy nos invita a presenciar el encuentro de Jesús con Zaqueo (Lc 19,1-10). También él es un hombre rico. Y en cuanto publicano es considerado pecador. Pero Zaqueo rompe todos los esquemas.

    Zaqueo tiene curiosidad por conocer a Jesús. Ese deseo lo lleva a salir al camino y a superar esa dificultad de ser bajo de estatura. Como Dios buscó a Adán entre el follaje del paraíso, Jesús descubre a Lázaro entre las ramas de un árbol.

    Zaqueo desea conocer a Jesús, pero Jesús desea hospedarse en la casa de aquel pecador. Un encuentro de deseos, que lleva al publicano del “ver” al “acoger” con alegría. Si Zaqueo nos recuerda a Adán, también nos recuerda la hospitalidad de Abrahán.

    Zaqueo ha pasado una vida defraudando a los demás, pero decide ahora compartir sus bienes con los pobres. Y se aplica a sí mismo el castigo que David decretaba contra el malvado que se apropiaba de la oveja de su vecino.

LA SALVACIÓN

Las palabras que Jesús pronuncia ante el gesto de Zaqueo son un verdadero evangelio de la misericordia:

    “Hoy ha sido la salvación de esta casa”. El mismo evangelio ha presentado a otro publicano que bajó justificado del templo (Lc 18,14). La salvación no viene por los ritos, sino por la misericordia que el hombre recibe de Dios y por la misericordia que él mismo practica.

    “También este es hijo de Abrahán”. No basta con presumir de ser hijos de Abrahán según la sangre como pretendían los que escuchaban al Bautista (Lc 3,8). Hay que llegar a ser hijos de Abrahán, aceptando a Dios como Señor y practicando una hospitalidad generosa.

    “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Jesús había dicho eso mismo, sentado a la mesa del publicano Mateo o Leví, que había escuchado su invitación a seguirle (Lc 5,32). También el hijo pródigo se había perdido pero fue encontrado.

Señor Jesús, te damos gracias porque te acercas a nosotros y nos das la oportunidad de acogerte al hospedar a nuestros hermanos más despreciados y marginados. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

lunes, 24 de octubre de 2016

SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN


Ayer domingo se comunicó en la Parroquia 
que se abre el plazo para los interesados en recibir la formación para confirmarse 
el año próximo. 

Hasta el día 6 de Noviembre podrán apuntarse en la sacristia de la Iglesia, 
en horario anterior y posterior a la misa. Se ha fijado un máximo de 60 personas.

domingo, 23 de octubre de 2016

LOS MÉRITOS Y LA MISERIA


Homilía para el Domingo 23 de Octubre de 2016. 30 del Tiempo Ordinario, C.

“El Señor es un Dios justo que no puede ser parcial”. Así comienza el texto del libro del Eclesiástico, que se lee en la celebración de la Eucaristía de este domingo (Eclo 35,12). Con frecuencia la Biblia nos presenta a Dios por contraposición con las actitudes humanas que vemos a nuestro alrededor. Así pues, Dios no es parcial como nosotros.

Su imparcialidad se manifiesta sobre todo en la escucha. Dios presta atención a las súplicas de los marginados y oprimidos, de los pobres y los enfermos. Hermosamente se nos dice que “los gritos del pobre atraviesan las nubes”.

Con razón, el salmo 33 nos invita a repetir como estribillo un eco de nuestra experiencia histórica o, más bien, el testimonio de nuestra fe: “Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha”. San Pablo sabe que, aunque los hombres abandonen al apóstol, el Señor seguirá librándolo de todo mal (2 Tim 4,18).

ORGULLO Y HUMILDAD

Sabemos que el evangelio de Lucas insiste con frecuencia en la grandeza, la belleza y la necesidad de la oración. El texto que se proclama este domingo se refiere tanto a la oración de los hombres cuanto a la escucha con que Dios la acoge o la rechaza (Lc 18,9-14).

Hay que orar con humildad. Jesús expone esta idea con una parábola en la que, una vez más, se contraponen dos personajes y dos actitudes. Ambos acuden al templo. Ambos hacen oración. Pero ¡qué diferencia entre uno y otro!

- En primer lugar, aparece un fariseo. Presenta a Dios sus méritos. Cumple fielmente la Ley y va más allá de lo prescrito. Da gracias a Dios, pero piensa que Dios tiene que estarle agradecido a él. Y su orgullo ante Dios lo lleva a despreciar a los hijos de Dios. Él se ve a sí mismo como el modelo de la santidad. A todos los demás los considera como pecadores.

- En contraste, aparece un publicano, un cobrador de impuestos. Solo puede presentar su miseria ante Dios. No puede contar con méritos propios. Él se percibe a sí mismo como un pecador. Es despreciado por los hombres, así que solo puede contar con la misericordia de Dios. Su humildad es asombrosa.

LA SUBIDA Y LA BAJADA

La subida a la casa de la oración une a dos creyentes. Su oración refleja la imagen que ambos tienen de Dios y de sí mismos. Dios no puede escuchar a los dos del mismo modo. Así que la bajada del templo revela su silueta humana y religiosa. Así lo dice Jesús:

- “El publicano bajó a su casa justificado y el fariseo no”. Dios es el único Justo. Es compasivo y misericordioso. Así que solo puede participar de su “justicia” y santidad quien está dispuesto a reconocerlo a él como la fuente de la gracia.

- “El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”. Esta idea responde a la experiencia humana. Ya se reflejaba en los Proverbios. Pero el seguidor del Mesías Jesús sabe que en él se ha hecho evidente ese cambio.

Padre de los Cielos, tú conoces nuestras obras y también nuestras intenciones. Sabemos que no podemos atribuirnos mérito alguno en tu presencia. Perdona nuestra arrogancia y ayúdanos a presentarnos ante tí con la desnuda verdad de nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor, que se ha humillado hasta morir en una cruz. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

domingo, 16 de octubre de 2016

GRITAR DÍA Y NOCHE

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Homilía para el domingo 16 de Octubre de 2016. 29 del Tiempo Ordinario, C.

“Mientras Moisés tenía en alto las manos vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec… Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado”. Este recuerdo legendario de la oración de Moisés constituye el punto central de la primera lectura en la celebración de la Eucaristía de este domingo (Ex 17,8-13).

El texto nos sugiere que la victoria de Josué, alla en el valle, se debe a la oración de Moisés, allá en el monte. Pero la oración de Moisés no sería posible sin el apoyo de Aarón y de Jur. Detrás de los fuertes, que piensan y proyectan, predican y construyen, está la oración silenciosa y cansada de los débiles. La oración es un esfuerzo comunitario.

Pero la predicación y la acción han de encontrar su fuente en la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura nos da la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. San Pablo lo sabe por experiencia y puede recordarlo a su discípulo Timoteo (2 Tim 3,15).

ORACIÓN Y CONFIANZA

También el evangelio nos habla de la oración. Hay que orar sin desanimarse. Esa es la idea que encabeza el texto evangélico que hoy se proclama (Lc 18,1-8). Para apoyar esa idea Jesús cuenta una parábola en la que se contraponen dos personajes y dos actitudes.

- Por una parte, aparece un juez inicuo. Ni teme a Dios ni le importan los hombres. Esa conexión es tan impactante como actual. La indiferencia ante lo divino se refleja casi siempre en el desprecio de lo humano.

- Por otra parte, aparece una viuda que le reclama que le haga justicia frente a un adversario, que no deja de burlarse de ella. Al juez no le mueve su compromiso con la justicia, sino únicamente la insistencia y la perseverancia de la mujer.

- La parábola da un salto para expresar la relación del hombre con Dios. Este juez corrupto termina por hacer el bien, aunque sea tan solo por egoísmo. Pero Dios es justo y nos hará justicia si le gritamos día y noche. La oración requiere esfuerzo y confianza.

FE Y ORACIÓN

Terminada la parábola, nos encontramos de pronto con una frase de Jesús que parece fuera de lugar: “Cuando venga el Hijo del hombre encontrará esta fe en la tierra?” ¿Qué nos dicen estas palabras tan inquietantes?

- En primer lugar, el cristiano no puede olvidar la invitación a vivir esperando la venida del Señor. En la Eucaristía le decimos: “Ven, Señor Jesús” ¿Lo decimos de verdad?

- Además, la oración no puede separarse de la fe. Muchos nos piden oraciones. Pero ¿se atreven ellos a orar? Ora quien tiene fe. Y tiene fe quien se mantiene en la oración.

- Pero hay algo más. Muchas personas se preguntan y nos preguntan todos los días dónde está Dios. Pero Jesús se pregunta y nos pregunta dónde está nuestra fe. ¿Sabremos responderle?

Señor Jesús, tú sabes que somos débiles e inconstantes. En nuestra oración solemos presentarte nuestras necesidades y las de nuestros hermanos. Hoy te pedimos solamente que nunca desfallezca nuestra fe. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

miércoles, 12 de octubre de 2016

EL PILAR EN NUESTRA PARROQUIA


 A las 8'30 de la tarde de hoy 12 de Octubre de 2016, ha tenido lugar la Santa Misa en Honor de la Virgen del Pilar: Patrona de la Hispanidad y de la Guardia Civil.