martes, 30 de noviembre de 2021
domingo, 28 de noviembre de 2021
SE ACERCA NUESTRA LIBERACIÓN
Reflexión Evangelio Domingo 28 de Noviembre de 2021. 1º de Adviento
1. Todos los años comenzamos el nuevo ciclo litúrgico con el Adviento, que es presencia y es llegada. Es una presencia de siempre y constantemente renovada, porque nos preparamos para celebrar el misterio del Dios que se encarna en la grandeza de nuestra miseria humana. En el Primer Domingo de Adviento, "Ciclo C" del año litúrgico, que estará apoyado fundamentalmente en el evangelio de Lucas, se ofrece un mensaje lleno de fuerza, una llamada a la esperanza, que es lo propio del Adviento: Levantad vuestras cabezas porque se acerca vuestra liberación. Esa es la clave de la lectura evangélica del día. No son los signos apocalípticos los que deben impresionar, sino el mensaje de lo que se nos propone como oferta de parte de Dios. Los signos apocalípticos, en este mundo, siempre han ocurrido y siempre estarán ocurriendo.
2. Lucas también nos ha trasmitido el discurso apocalíptico en boca de Jesús (c. 21) a semejanza de lo que hace Mc 13. En Lucas comienza con una enseñanza que contrasta con la actitud de algunos que están mirando y contemplando la grandeza del templo (21,5ss). Los vv. 25-28 se centran en la famosa venida (parousía) del Hijo del hombre que ha de arrancar de los cristianos, ¡no pánico!, sino una actitud contraria: ¡levantar la cabeza, porque ese es el momento de la liberación!. Digamos que esta última expresión es lo propia de Lucas ante las palabras que le ha suministrado la tradición apocalíptica sobre la llegada misteriosa del Hijo del hombre. Lucas es muy conciso sobre los signos extraordinarios que acompañarán ese momento. Pero no puede sustraerse totalmente a esos signos. Y especialmente significativo es en Lucas la actitud que se ha de tener ante todo eso: vigilad (agrupneô) con la oración (v.36). Es lo propio de Lucas: la vigilancia que pide es teológica, la que mantiene abiertos los ojos del alma y de la vida. En la obra de Lucas, el talante de oración es la clave de las grandes decisiones de Jesús y de la comunidad. Y este momento que describe es clave en cada historia personal y de toda la humanidad. En definitiva, la llamada a la “vigilancia en la oración” responde muy bien a la visión cristológica del tercer evangelista: eso quiere decir que la conducta del cristiano debe inspirarse más en la esperanza que en el temor. No en vano Lucas se ha cuidado mucho de presentar a Jesús, en este caso sería el mismo Hijo del hombre, más como salvador de todos que como juez de todos.
3. A los hombres, continuamente se nos escapan muchas cosas por los "agujeros negros" de nuestro universo personal, pero la esperanza humana y cristiana no se puede escapar por ellos, porque eso se vive en la mismidad de ser humano. Lo apocalíptico, mensaje a veces deprimente, tiene la identidad de la profunda conmoción, pero no es más que la expresión de la situación desamparada del ser humano. Y sólo hay un camino para no caer en ese desamparo inhumano: vigilar, creer y esperar que del evangelio, del mensaje de Jesús, de su Dios y nuestro, nos viene la salvación, la redención, la liberación. Por eso, en la liturgia del Primer Domingo de Adviento se pide y se invoca a la libertad divina para que salga al encuentro del impulso desvalido de nuestra impotencia.
Fray Miguel de Burgos Núñez
domingo, 21 de noviembre de 2021
LA VERDAD DEL REINADO DE DIOS
Reflexión Evangelio Domingo 21 de Noviembre de 2021. 34º del Tiempo Ordinario
Solemnidad de Cristo Rey del Universo
1. El evangelio de hoy forma parte del juicio ante el
prefecto romano, Poncio Pilato, que nos ofrece el evangelio de Juan. Es verdad
que desde esa clave histórica, el evangelio de Juan tiene casi los mismos
personajes de la tradición sinóptica, entre otras cosas, porque arraigó fuerte
la pasión de su Señor en el cristianismo primitivo. La resurrección que
celebraban los primeros cristianos no se podía evocar sin contar y narrar por
qué murió, cuándo murió y a manos de quién murió. La condena a muerte de Jesús
fue pronunciada por el único que en Judea podía hacerlo: el prefecto de Roma
como representante de la autoridad imperial. En esto no cabe hoy discusión
alguna. Pero los hechos van mucho más allá de los datos de la tradición y el
evangelio de Juan suele hurgar en cosas que están cargadas para los cristianos
de verdadera trascendencia. El juicio de Jesús ante Pilato es para Juan de un
efecto mayor que el interrogatorio en casa de Anás y Caifás. En ese
interrogatorio a penas se dice nada de la “doctrina” de Jesús. El maestro
remite a sus discípulos, pero sus discípulos, como hace Pedro, lo niegan. Y
entonces el juicio da un vuelco de muchos grados para llevar a Jesús al
“pretorio”, el lugar oficial del juicio, a donde los judíos no quisieron
entrar, cuando ellos los llevaron allí con toda intención.
2. El juicio ante Pilato, de Juan, es histórico y no es
histórico a la vez. Es histórico en lo esencial, como ya hemos dicho. Pero la
“escuela joánica” quiere hacer un juicio que va más allá de lo anecdótico. El
marco es dramático: los judíos no quieren entrar y sale Pilato, pregunta, les
concede lo que no les podía conceder: “tomadle vosotros y juzgadle según
vuestra ley”. Pero ellos no quieren manchar “su ley” con la sangre de un
profeta maldito. Pilato tampoco, aparentemente, quiere manchar el “ius romanum”
con la insignificancia de un profeta judío galileo que no había hecho nada
contra el Imperio. El drama que está en juego es la verdad y la mentira. Ese
drama en el que se debaten tantas cosas de nuestro mundo. Pero los autores del
evangelio de Juan van consiguiendo lo que quieren con su teología. Todo apunta
a que Jesús, siempre dentro del “pretorio”, es una marioneta. En realidad la
marioneta es la mentira de los judíos y del representante de la ley romana. Es
la mentira, como sucede muchas veces, de las leyes injustas e inhumanas.
3. Al final de toda esta escena, el verdadero juez y señor de
la situación es Jesús. Los judíos, aunque no quisieron entrar en el “pretorio”
para no contaminarse se tienen que ir con la culpabilidad de la mentira de su
ley y de su religión sin corazón. Esa es la mentira de una religión que no
lleva al verdadero Dios. Esto ha sido una constante en todo el evangelio
joánico. Pilato entra y sale, no como dueño y señor, lo que debería ser o lo
que fue históricamente (además de haber sido un prefecto venal y ambicioso). El
“pobre” Jesús, el profeta, no tiene otra cosa que su verdad y su palabra de
vida. El drama lo provoca la misma presencia de Jesús que, cuando cae bajo el imperio
de la ley judía, no la pueden aplicar y cuando está bajo el “ius romanum” no lo
puede juzgar porque no hay hechos objetivos, sino verdades existenciales para
vivir y vivir de verdad. Es verdad que al final Pilato aplicará el “ius”, pero
ciegamente, sin convicción, como muchas veces se ha hecho para condenar a
muerte a los hombres. Esa es la mentira del mundo con la que solemos convivir
en muchas circunstancias de la vida.
4. Jesús aparece como dueño y señor de una situación que se
le escapa al juez romano. Es el juicio entre la luz y las tinieblas, entre la
verdad de Dios y la mentira del mundo, entre la vida y la muerte. La acusación
contra Jesús de que era rey, mesías, la aprovecha Juan teológicamente para un
diálogo sobre el sentido de su reinado. Este no es como los reinos de este
mundo, ni se asienta sobre la injusticia y la mentira, ni sobre el poder de
este mundo. Allí, pues, donde está la verdad, la luz, la justicia, la paz, allí
es donde reina Jesús. No se construye por la fuerza, ni se fundamenta
políticamente. Es un reino que tiene que aparecer en el corazón de los hombres
que es la forma de reconstruir esta historia. Es un reino que está fundamentado
en la verdad, de tal manera que Jesús dedica su reinado a dar testimonio de
esta verdad; la verdad que procede de Dios, del Padre. Sólo cuando los hombres
no quieren escuchar la verdad se explica que Jesús sea juzgado como lo fue y
sea condenado a la cruz. Esa es la verdad que en aquel momento no quiso
escuchar Pilato, pues cuando le pregunta a Jesús qué es la verdad sale raudo de
su presencia para que poder justificar su condena posterior. Juan nos quiere
decir que Jesús es condenado porque los poderosos no quieren escuchar la verdad
de Dios.
Fray Miguel de Burgos Núñez
martes, 16 de noviembre de 2021
CAMPAÑA DE RECOGIDA DE ALIMENTOS DE LA HERMANDAD DE LA HUMILDAD
Campaña del 21 al 28 de Noviembre de 2021. Horario habitual de la Parroquia.
Domingo 21 Ofrenda al Señor de la Humildad. 12 de la mañana.
domingo, 14 de noviembre de 2021
LA HISTORIA SE TRANSFORMA, NO SE ANIQUILA
Reflexión Evangelio del Domingo 14 de noviembre de 2021. 33º del Tiempo Ordinario.
1. El evangelio de hoy forma parte del discurso apocalíptico de Marcos con que se cierra la actividad de Jesús, antes de entrar en la pasión. Es propio de la liturgia con la que culmina el año litúrgico usar esos textos apocalípticos que plantean las cuestiones finales, escatológicas, del mundo y de la historia. Jesús no fue muy dado a hablar de esta forma, pero en la cultura de la época se planteaban estos asuntos. Por ello le preguntan sobre el día y la hora en que ha de terminar este mundo. Jesús –según Marcos-, no lo sabe, no lo dice, simplemente se recurre al lenguaje simbólico de los apocalípticos para hablar de la vigilancia, de estar alertas, y de mirar “los signos de los tiempos”. No podemos negar que aquí hay “palabras” de Jesús, pero hoy se reconoce que la comunidad primitiva, algunos círculos de profetas-apocalípticos, cultivaron estos dichos de Jesús y los acomodaron a su modo de vivir en una itinerancia constante y en la adversidad y el rechazo de su mensaje de Dios.
2. Tenemos que reconocer que Mc 13, lo que se llama el apocalipsis sinóptico, se presta a muchas interpretaciones de distinto perfil histórico, literario y teológico. Se reconoce que no es propiamente de Jesús, sino de los cristianos que, ante una crisis, de guerra, de persecución, escribieron este texto. Pusieron palabras de Jesús que se mantenían en la tradición para tratar de afrontar los problemas que se presentaban para judíos y cristianos. Es posible que la base del mismo pueda explicarse en la crisis de Calígula el 40 d. C., en tiempos de Petronio, legado de Siria, para llevar a cabo la orden de poner una estatua del emperador en el templo para ser adorado como dios. Esta es una hipótesis entre otras, pero razonable. No obstante no todo el texto se explica en este momento. Posteriormente y separados ya judíos y cristianos, se vuelve sobre este texto ante nuevas dificultades. Las opiniones son muy diversas y, a veces, extravagantes. El cristianismo primitivo estuvo muy influenciado por la corriente apocalíptica. Esto no se niega. Pero la solución de la historia y de la vida de los hombres no debería tomarse al pie de la letra todo esto. Pero una cosa sí es cierta: ante la tiranía todo los hombres de cualquier clase y religión estamos llamados a resistir en nombre de Dios.
3. Los signos de los tiempos siempre han sido un criterio profético de discernimiento de cómo vivir y de qué esperar. ¿Por qué? Porque los profetas pensaban que Dios no había abandonado la historia a una suerte dualista donde la maldad podría imponerse sobre su proyecto de creación, de salvación o liberación. Pero los signos de los tiempos hay que saberlos interpretar. Es decir, hay que saber ver la mano de Dios en medio del mundo, en nuestra vida personal y en la de los demás. La historia se “transforma” así, no acaba ni tiene por qué acabar de buenas a primeras con una catástrofe mundial. Y Dios interviene en la historia “por nosotros” y nunca “contra nosotros”. De la misma manera que el anuncio del “reino de Dios” por parte de Jesús -su mensaje fundamental-, es una convicción de su providencia y de su fidelidad a los hombres que hacen la historia.
4. Cierto tipo de mentalidades siempre han creído y propagado que el final del mundo vendrá con una gran catástrofe en la que todo quedará aniquilado. Pero eso no nos obliga necesariamente a creer que eso será así. Dios tiene sus propios caminos y sus propias maneras de llevar hacia su consumación esta historia y nuestra vida. El discurso está construido sobre palabras de Daniel 7,13-14 en lo que se refiere a venida del Hijo del Hombre. Sin embargo, en los términos más auténticos de Jesús se nos invita a mirar los signos de los tiempos, como cuando la higuera echa sus brotes porque el verano se acerca; a descubrir un signo de lo que Dios pide en la historia. Dios tiene sus propios caminos para poner de manifiesto que en esta historia nada pasa desapercibido a su acción y de que debemos vivir con la espera y la esperanza del triunfo del bien sobre el mal; que no podemos divinizar a los tiranos ni deshumanizar a los hijos de Dios. Los tiranos no pueden ser dioses, porque todos los hombres son “divinos” como imagen de Dios. Así es como se transformará esta historia a imagen del “reinado de Dios” que Jesús predicó y a lo que dedicó su vida.
Fray Miguel de Burgos Núñez
domingo, 7 de noviembre de 2021
LA RELIGIÓN SIN FE, NO ES VERDADERA
Reflexión Evangelio del Domingo 7 de Noviembre de 2021. 32º del Tiempo Ordinario.
1. Marcos, antes del
discurso escatológico y de la pasión, nos ofrece una escena que está cargada de
simbolismo. Se retoma, en cierta forma, el papel de la viuda y el profeta
Elías, como en el texto de 1Re 17,10. Las palabras contra los escribas que buscan
los primeros puestos… y más cosas, es probablemente una advertencia
independiente, pero que se entiende en nuestro texto con la narración que
describe la acción de la viuda. Jesús, en el Templo, está mirando a las
personas que llegan para dar culto a Dios. A Jerusalén llegaban peregrinos de
todo el mundo; judíos piadosos, pudientes, de la cuenca del Mediterráneo, que
contribuían a la grandeza de Jerusalén, de su templo y del culto majestuoso que
allí se ofrecía. Siempre se ha pensado que el culto debe ser impresionante e
imperecedero.
2. ¿Está Jesús a favor o en
contra del culto? Esta pregunta puede parecer hoy capciosa, pero la verdad es
que debemos responder con inteligencia y sabiduría. ¡No! ¡No está Jesús contra
el culto como expresión o manifestación de la religión! Pero también es verdad
que no hace del culto en el templo un paradigma irrenunciable. Jesús respeta y
analiza… y saca las consecuencias de todo ello. No dice a la mujer que se vaya
a su casa… porque todo aquello es mentira. No era mentira lo que ella vivía,
sino lo que vivían los “prestigiosos” de la religión que no eran capaces de ver
y observar lo que él hizo aquella mañana y enseñó a los suyos con una lección
de verdadera religión y culto.
3. Si nos fijamos, Jesús
está proponiendo el culto de la vida, del corazón, ya que aquella viuda pobre
ha echado en el arca del tesoro lo que necesitaba para vivir. Ella estaba
convencida, porque así se lo habían enseñado, que aquello era para dar culto a
Dios y entrega todo lo que tiene. Es, si queremos, un caso límite, con todo el
simbolismo y la realidad de lo que ciertas personas hacen y sienten de verdad.
Lo interesante es la “mirada” de Jesús para distraer la atención de todo el
atosigamiento del templo, del culto, de los vendedores, de lo arrogantes
escribas que buscan allí su papel. Esa mirada de Jesús va más allá de una
religión vacía y sin sentido; va más allá de un culto sin corazón, o de una
religión sin fe, que es tan frecuente.
4. Esa es, pues, la
interpretación que Jesús le hace a sus discípulos. Los demás echan de lo que
les sobra, pero la vida se la reservan para ellos; la viuda pobre entrega en
aquellas monedas su vida misma. Ese es el verdadero culto a Dios en el templo
de la vida, en el servicio a los demás. Sucede, pues, que la viuda (con todo lo
que esto significa en la Biblia) ofrece una religión con fe, con confianza en
Dios. Y solo Jesús, en aquella barahúnda, es capaz de sentir como ella y de
tener su mirada en penetrante vigilancia de lo que Dios desea y quiere. Una
religión, sin fe, es un peligro que siempre nos acecha… que tiene muchos
adeptos, a semejanza de los escribas que buscan y explotan a los débiles,
precisamente por una religión mal vivida e interpretada. Jesús ha leído la vida
de aquella pobre mujer, y desde esa vida en unas pocas monedas, ha dejado que
lleve adelante su religión, porque estaba impregnada de fe en Dios.
Fray Miguel de Burgos
Núñez