domingo, 26 de noviembre de 2017

ASÍ FUE CRISTO REY EN LA PARROQUIA

 

Esta mañana nuestra Parroquia se llenaba de la belleza de Ntro. Señor, que aparecía radiante en el altar mayor con la túnica Franciscana para celebrar la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. 

        

Los niños y asistentes han vivido una Eucaristía donde el principal mensaje ha sido el de "amar al prójimo", estuvo llena de simbolismo; principalmente en las ofrendas y en la acción de gracias. 



La Hermandad agradece la participación en esta celebración al grupo de catequistas y a todas aquellas personas que han hecho posible la ofrenda de productos no perecederos destinados a Cáritas.



Para finalizar, el Señor ha estado expuesto en Sagrado Besamanos.

sábado, 25 de noviembre de 2017

EL REY PASTOR


Reflexión homilética para el Domingo 26 de Noviembre de 2017. 
Solemnidad de Cristo Rey del Universo. 34 del Tiempo Ordinario, A, 

“Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro”. Así comienza el texto del profeta Ezequiel que se lee en esta fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. Nos es bien conocida esta imagen del buen Pastor, que el profeta atribuye al mismo Dios.

Pero hay momentos en la vida en los que leemos estas palabras desde una nueva experiencia. Y comprendemos que esta afirmación del Pastor no es gratuita ni retórica. No es una poesía estéril. Esa profecía me atañe a mí personalmente. Dios me ha estado buscando siempre, “siguiendo mi rastro” con tanta paciencia como esperanza.

Por eso, con el salmo responsorial puedo hoy afirmar con tanta certeza como humildad: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Sal 22,1).

Pero el Pastor no sólo nos alimenta. Da la vida por nosotros y nos da la vida verdadera. Como escribía san Pablo, si por Adán hemos muerto todos, por Cristo todos volveremos a la vida (1Cor 15,22).

DOS SENTENCIAS

En este último domingo del año litúrgico, se proclama la tercera de las parábolas de la esperanza, que contiene el capítulo 25 del evangelio de Mateo. Jesús compara al Hijo del hombre con un pastor que separa las ovejas de las cabras (Mt 25,31-46).

La escena del juicio sobre la humanidad contrapone dos sentencias definitivas que ha de pronunciar el Señor de la historia. La primera evoca el tono amable de la acogida: “Venid, benditos de mi Padre”. La segunda resuena con la fuerza terrible del rechazo: “Apartaos de mi, malditos”.

Instintivamente, todos nos colocamos en el bando de los corderos que reciben atención y recompensa por las buenas acciones realizadas al menos alguna vez. Pero, a lo largo de la vida, raras veces pensamos que podemos ser condenados por nuestra indiferencia ante las necesidades de los demás.

PREGUNTA Y RESPUESTA

El criterio para ese discernimiento final no será lo que hemos dicho o escrito. Ese diálogo entre los hombres y el Señor no solo orienta nuestro definitivo examen de conciencia sino también la última de las revelaciones de su identidad.

“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos?” A la asombrada pregunta de los que se han entregado por los más abandonados, responde el gran Abandonado: “Lo que hicisteis con mis hermanos, lo hicisteis conmigo”.

“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed… y no te asistimos?” A la escandalizada pregunta de los que han vivido solo para sí mismos, responde el gran Marginado: “Lo que no hicisteis con los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo.

En el examen final el Señor solo tendrá en cuenta nuestra actitud y nuestro compromiso activo a favor de nuestros hermanos. Y, por cierto, al juicio no serán convocados solo los discípulos de Jesucristo. Creyentes y no creyentes, creyentes no practicantes y practicantes no creyentes, todos seremos examinados de igual manera.

Señor Jesús, sabemos que la meditación sobre el juicio último es una de las escuelas para aprender y vivir la esperanza. No permitas que olvidemos la tarea sobre la cual seremos examinados. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

miércoles, 22 de noviembre de 2017

SEÑOR DE MI VIDA


Día tras día, Señor de mi vida,
¿te podré mirar, Señor, frente a frente?
En este presuroso mundo tuyo
hirviente de luchas y fatigas,
entre las presurosas muchedumbres,
¿Te podré mirar frente a frente?
Cuando mi obra haya sido cumplida en este mundo,
Rey de reyes,
¿Te podré mirar frente a frente?

Rabindranach Tagore. "Ofrenda lírica"

lunes, 20 de noviembre de 2017

CULTOS DE NOVIEMBRE A LA SOLEDAD


Ayer tarde la Hermandad de la Soledad llenó la Parroquia con la belleza de su titular. Se celebró la Eucaristía, el rezo del Santo Rosario y Besamanos en memoria de los Fieles Difuntos. En los últimos años esta Cofradía viene apostando por estos cultos en el mes de Noviembre. 


La Dolorosa de Cerrillo presidió el altar mayor, luciendo una de las piezas más importantes de bordado de la localidad, su manto de salida.

viernes, 17 de noviembre de 2017

LOS TALENTOS


Reflexión homilética para el Domingo 19 de Noviembre de 2017. 33 del Tiempo Ordinario, A.

“Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas… Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza” (Pro 31,10.31). He ahí el principio y la conclusión de ese espléndido himno que encontramos en el libro de los Proverbios.

Algunos estudiosos sugieren que puede ser un himno a la sabiduría personificada. Gracias a ella se mantiene en pie la familia y vive en armonía toda la sociedad. Pero la imagen empleada contiene un elogio a la mujer hacendosa. Sostiene su hogar con su trabajo, atiende a su familia y, además, se muestra compasiva con los pobres y los necesitados.

La imagen ideal de la familia reaparece en el salmo responsorial. Precisamente este salmo 128 (127) ha sido glosado por el papa Francisco en su exhortación Amoris laetitia.

En este penúltimo domingo del año litúrgico es muy oportuna la lectura en la que Pablo pide a los Tesalonicenses que vivan en la luz y estén siempre preparados para el “Día del Señor”, que llegará como un ladrón en la noche (1Tes 5,1-6).

EL ENCARGO Y EL JUICIO

Como sabemos, en el capítulo 25 del evangelio de Mateo encontramos tres parábolas sobre la esperanza. Tras la parábola de las diez doncellas invitadas a la boda, se incluye la de los talentos que, antes de irse de viaje, un hombre entrega a sus siervos, con el encargo de que negocien con ellos (Mt 25,14-30).

El primero recibe cinco talentos, negocia con ellos y gana otros cinco. Al regresar, su amo lo alaba, calificándolo como “siervo bueno y fiel”, y le promueve en su cargo.

El segundo recibe dos talentos, con los que logra hacer negocio y ganar otros dos. También él es alabado por su amo, que le confía una importante responsabilidad.

El tercero recibe un talento. Precisamente él, que presume de conocer bien a su amo, no secunda sus proyectos. Así que esconde bajo tierra el talento para devolverlo a su amo, que, en el juicio, lo condena por inútil, negligente y holgazán.

ESPERANZA RESPONSABLE

Hemos meditado muchas veces esta parábola de los talentos. Y tantas otras veces hemos reflexionado sobre las lecciones que encierra para nosotros.

En primer lugar nos complace ver que el amo confía en sus propios criados. Y agradecemos a Dios que también a nosotros nos haya confiado tantos tesoros de la naturaleza y de la gracia.

Además, vemos que la espera de la venida del Señor no puede justificar nuestra pereza. Si creer es crear, esperar es operar. La esperanza no puede alejarnos de la tarea de trabajar por el progreso humano y por la extensión del Reino de Dios.

Finalmente, descubrimos que el premio concedido a los que viven una esperanza activa y comprometida no consiste en algún bien material. El mayor premio es “entrar en el gozo de nuestro Señor” y el mayor castigo es ser alejados de él.

Señor Jesús, sabemos y creemos que hemos de vivir esperando tu manifestación. Agradecemos los dones que nos has confiado. Y te pedimos que tu gracia nos ayude a vivir una esperanza gozosa y responsable. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

lunes, 13 de noviembre de 2017

CRISTO REY 2017


El domingo día 26 de Noviembre a las 12 de la mañana celebraremos la Eucaristía con motivo de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. En la Santa Misa realizaremos la Ofrenda de productos no perecederos al Señor de la Humildad que serán destinados a Cáritas Parroquial. Al finalizar, tendrá lugar el tradicional Besapies.

domingo, 12 de noviembre de 2017

ESPERA Y ESPERANZA


Reflexión homilética para el Domingo 12 de Noviembre de 2017. 32 del Tiempo Ordinario, A.

“Radiante e inmarcesible es la sabiduría… La encuentran los que la buscan… Quien temprano la busca no se fatigará, pues a su puerta la hallará sentada… Ella misma busca por todas partes a los que son dignos de ella” (Sab 6,12.14.16). En este hermoso poema sobre la sabiduría por tres veces aparece el verbo “buscar”.

Y con razón, porque la sabiduría es para la Biblia el gran tesoro. Es el mayor de los dones de Dios. Para encontrarla hay que prescindir de muchas cosas. Y decidirse a buscarla para descubrirla al amanecer, sentada a nuestra puerta. Es ella la que viene a encontrarnos. Esa es la gran tarea y la enorme alegría de la esperanza cristiana.

Es evidente que la sabiduría se identifica con el mismo Dios. Es él a quien buscamos, a veces sin saberlo. Por eso el salmo responsorial nos invita a cantar: “Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti” (Sal 62,2).

Esa sed, que resume nuestra esperanza, no quedará defraudada. San Pablo nos asegura que quien ha creído en la resurrección de Jesucristo estará siempre con el Señor (1Tes 4,17).

ESPERA Y COMPROMISO

El capítulo 25 del evangelio de Mateo nos ofrece tres hermosos textos sobre la esperanza. El primero es la parábola de las diez doncellas invitadas a la celebración de una boda (Mt 25,1-13). ¿Qué es lo que las caracteriza?

Tienen en común que todas ellas tienen una función importante en la celebración de la fiesta: han de salir a esperar al esposo e iluminar el cortejo con sus lámparas. Para todas se hace pesada la espera y todas se dejan vencer por el sueño.

Pero se diferencian en algo muy importante. Cinco de ellas han tomado aceite para alimentar sus lámparas. Las otras cinco, no. Las previsoras aparecen como prudentes, mientras que las otras cinco son calificadas como necias o descuidadas.

La parábola nos recuerda que la esperanza no es solo un sentimiento. No puede identificarse con la frivolidad ni con la pasividad. La esperanza es activa y comprometida. Exige sabiduría. Esperar implica operar.

LA ORACIÓN Y LAS OBRAS

En la segunda parte de esta parábola se nos dice que la espera no es una falsa ilusión. El esposo llega a la fiesta. Como ha dicho el papa Francisco, “nuestra esperanza tiene un rostro”. El texto recoge un breve diálogo y una exhortación.

“Señor, Señor, ábrenos”. Las jóvenes descuidadas pierden tiempo al tratar de remediar su error y llegan tarde a la fiesta. Su lamento resume la súplica de todos los que, aun si saberlo, deseamos encontrarnos con el Señor.

“En verdad os digo que no os conozco”. Nos engañamos si pensamos que la esperanza es una virtud fácil y trivial. No se sostiene solo con palabras, sino que requiere esfuerzo y prudencia. La oración ha de ir acompañada por las obras.

“Velad, porque no sabéis el día ni la hora”. Con esta exhortación concluye Jesús la parábola. El mismo papa Francisco nos dice que el problema no es “cuándo” se mostrará el Señor, sino el “estar preparados para el encuentro”.

Señor Jesús, queremos mantener viva nuestra esperanza. Que nuestra espera refleje el compromiso diario con el que preparamos nuestro encuentro contigo. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

jueves, 9 de noviembre de 2017

MÁS DE 100.000 VISITAS

NUESTRO BLOG SUPERA LAS...

 VISITAS
En 2011 la Parroquia inició esta aventura, se incorporó a las nuevas tecnologías con este sencillo blog cuya única misión es la de informar de los actos más relevantes que se llevan a cabo. También nos trae el Evangelio de cada domingo, las actividades de los grupos de catequesis de comunión, post-comunión, confirmación, grupos parroquiales, hermandades y cofradías, y todos los que conforman nuestra Parroquia.

¡GRACIAS A TODOS!

sábado, 4 de noviembre de 2017

HUMILDAD Y SERVICIO


Reflexión homilética para el Domingo 5 de Noviembre de 2017. 31 del Tiempo Ordinario, A.

“Esto es lo que os mando, sacerdotes: Si no escucháis y no ponéis todo vuestro corazón en glorificar mi nombre, dice el Señor del universo, os enviaré la maldición y maldeciré vuestra bendición”. Es tremendo este oráculo divino que transmite Malaquías (Mal 2,1-2). Dios está dispuesto a maldecir los bienes que habían sido distribuidos a los levitas.

Pero no es una condena injusta. El Señor se queja con razón, porque los sacerdotes habían hecho que muchas personas tropezaran en la Ley de Moisés. Su boca no había proclamado el camino recto. Y habían sido parciales en la aplicación de las normas legales.

El texto se cierra con un lamento del profeta, que es aplicable a todos los creyentes de todos los tiempos y lugares: “¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos creó el mismo Dios? ¿Por qué entonces nos traicionamos unos a otros, profanando la alianza de nuestros padres?” (Mal 2,10).

A esas quejas respondemos humildemente en el salmo responsorial, cantando: “Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros” (Sal 130,1). De esa humildad nos da ejemplo el apóstol Pablo en su primera carta a los fieles de Tesalónica, al confesar: “Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos” (1Tes 2,7).

TRES FALTAS

En la primera parte del evangelio que hoy se proclama, Jesús advierte a la gente de las graves faltas de los letrados y de los fariseos (Mt 23,1-7).

Su primer pecado es la incoherencia. ”No hacen lo que dicen”. Repiten una y otra vez las enseñanzas de la Ley de Moisés pero no viven de acuerdo con lo que enseñan. Conocen la letra de la Ley pero no han asimilado su espíritu.

El segundo pecado es la indiferencia. Ignoran los fardos pesados que cargan sobre los hombros de los demás y no mueven ni un dedo para ayudarles. No han aprendido la importancia de la compasión y no imitan la misericordia de Dios.

El tercer pecado es la vanidad. “Todo lo que hacen es para que los vea la gente”. Hasta su oración la han convertido en un espectáculo para atraer la atención. Les gusta recibir honores. Y ese es el único motivo que los mueve.

TRES CONSEJOS

En la segunda parte de este texto evangélico, Jesús se dirige a sus propios discípulos con tres advertencias importantes (Mt 23,8-12).

Por dos veces les dice que ninguno de ellos se haga llamar Rabbí, es decir maestro u orientador de la vida moral, pues su maestro es uno solo y todos ellos han de reconocerse como hermanos entre sí (Mt 23,8.10).

Les pide, además, que a nadie de la tierra llamen Abbá, es decir padre, porque uno solo es su Padre, el del cielo (Mt 23,9). Es evidente que de nuevo Jesús quiere subrayar la fraternidad que une y ha de unir a todos los suyos.

Finalmente repite lo que ya había enseñado a sus discípulos, a propósito de las pretensiones de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que deseaban puestos importantes en su Reino: “El primero entre vosotros será vuestro servidor” (Mt 23,11; 20,26).

Señor Jesús, reconocemos nuestros pecados que escandalizan a nuestros hermanos. Que tu Espíritu nos ayude a ser siempre humildes y servidores de los demás, puesto que todos nosotros somos hijos del mismo Padre celestial. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

jueves, 2 de noviembre de 2017

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS


"El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá"


Eucaristía en el Cementerio, 2 de Noviembre de 2017.