jueves, 29 de noviembre de 2018
sábado, 24 de noviembre de 2018
SU REINO NO TENDRÁ FIN
Reflexión Homilética para el Domingo 25 de Noviembre de 2018.
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo
“Vi venir en las nubes del cielo
como un hIjo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él” (Dn
7,13). El dominio que se le concede se extiende en las dos coordenadas que nos
determinan. En el espacio, alcanza a todos los pueblos de la tierra. Y en el
tiempo, no tendrá fin.
Ese dominio es concedido por Dios
a los hombres, en contraposición con las bestias, que previamente ha mencionado
el profeta. Frente al poder salvaje y tiránico, los santos del Altísimo
recibirán el Reino. Recibirán la corona del triunfo los que den testimonio de
su fe hasta el martirio. Son los testigos de su fe los que revelan el valor de
lo humano.
Los creyentes vieron en esa
profecía de Daniel el anuncio de un mesías salvador. Su poder no nacería de su
fuerza, sino de la elección del mismo Dios. Gracias a él dominaría a los
poderes del mundo. A esa promesa hace eco el salmo responsorial: “El Señor
reina, vestido de majestad; el Señor, vestido y ceñido de poder” (Sal 92,1).
Recordando la profecía de Daniel,
el Apocalipsis ve llegar a Jesucristo en las nubes del cielo. Lo confiesa como
el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes
de la tierra. Su poder nace del amor que demuestra el hecho de haber sido
traspasado para librar a los hombres de sus pecados (Ap 1,5-8).
EL REINO DE CRISTO Y LA VERDAD
El evangelio de Juan que hoy se
proclama recoge un momento culminante del proceso romano a Jesús (Jn 18,33-37).
Pilato le dirige cuatro preguntas para tratar de averiguar qué tipo de realeza
se atribuye aquel judío que han traído hasta su tribunal. Las preguntas del
gobernante se sitúan en un nivel político. Le interesa mantener la calma en
aquella tierra.
Las respuestas de Jesús van más
allá del alcance de las preguntas. Jesús afirma haber venido al mundo para ser
testigo de la verdad. No olvidemos que en griego el testigo se llama “mártir”.
No es extraño que en los escritos paulinos se diga que Cristo hizo una hermosa
confesión dando testimonio ante Pilato (1 Tim 6,13).
Cristo es testigo de la verdad
que es él mismo (Jn 14,6). Por eso su reino no es impone a nadie. Es acogido
por quienes aman la verdad. Todo el que es de la verdad escucha su voz (Jn
16,37). No es la imposición el medio como se extiende su Reino, sino el
ejercicio de la libertad del hombre y su responsabilidad ante la verdad que
salva.
EL REINO DE CRISTO Y EL MUNDO
Pero en la respuesta de Jesús a
Pilato hay otra frase que ha sido discutida una y otra vez: “Mi reino no es de
este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que
no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”. ¿Qué nos
sigieren estas palabras de Jesús?.
“Mi reino no es de este mundo”.
Esta frase no puede significar que la fe aleja a los creyentes de las
realidades de esta tierra. Jesús había dicho a Nicodemo que Dios había amado al
mundo hasta entregarle a su Hijo. El Reino de Jesucristo se encuentra en esta
tierra, pero no es de esta tierra. Así pues, los discípulos del Señor amamos
este mundo con sinceridad y responsabilidad, con libertad y con alegría.
“Mi reino no es de aquí”. Es
evidente que Jesús no tiene una guardia armada para defenderlo. Su mensaje no
se impone por la fuerza. Jesús reprendió a Pedro por pretender defenderlo con
la espada (Jn 18,10). No pertenecen al reino de Jesús los que tratan de imponer
la verdad por medio de la violencia o de la coacción. O por otros medios más
sutiles, como la concesión de beneficios y prebendas.
Señor Jesús, sabemos y
proclamamos en el prefacio de esta fiesta que que el tuyo es el reino de la
verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la
justicia, del amor y de la paz. Tú nos enseñante a pedir al Padre celestial que
se haga en nosotros su voluntad para que venga a nosotros su reino. Que el
testimonio de tu vida y la luz de tu palabra nos ayuden a vivir y proclamar la
gracia de ese reino. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés
jueves, 22 de noviembre de 2018
martes, 20 de noviembre de 2018
lunes, 19 de noviembre de 2018
¡GRACIAS A TODOS!
La Parroquia de Villa del Río ha vivido unos días intensos con motivo de la Visita Pastoral
del Obispo de Córdoba, D. Demetrio Fernández.
Ha podido reunirse con los Grupos Jóvenes y de Oración de las Hermandades y Cofradías, empresas y autoridades, los Colegios Divina Pastora, Poeta Molleja, Instituto Virgen de la Estrella y Granaillo. Ha compartido momentos con los enfermos, celebrado la Santa Misa y vivenciado a la comunidad parroquial de nuestro pueblo.
La Parroquia quiere agradecer a cuantas personas, empresas, personas, Hermandades, Comunidad de Religiosas de la Divina Pastora y pueblo en general han hecho posible las actividades de encuentro con el Obispo de la Diócesis.
viernes, 16 de noviembre de 2018
ESPERAR SIN TEMOR
Reflexión homilética para el Domingo 18 de Noviembre de 2018. 33º del Tiempo Ordinario, B.
“Entonces se salvará tu pueblo:
todos los inscritos en el libro” (Dan 12,1). Ante los tiempos difíciles que
preanuncia Daniel, se destaca esta profecía. Llegará la salvación para todos
los que estén inscritos en ese libro de la vida, que aparece ya en las páginas
del Éxodo (Éx 32,32) y en los salmos (Sal 69,29).
Ante esa perspectiva de futuro,
es cautivadora la posibilidad de brillar entre los astros de los cielos. Así
que el profeta añade un anuncio que es una exhortación. Solo brillarán como
estrellas en el firmamento los que hayan ganado esa sabiduría que consiste en
ser justos y enseñar a otros el camino de la justicia.
Ese horizonte aparece también en
la oración confiada del justo: “Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás
de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha“ (Sal 15,11). Si el
justo espera encontrarse con el Señor, también Cristo aguarda a “los que van
siendo santificados” (Heb 10,14).
LOS ASTROS Y LA HIGUERA
También en el relato evangélico
que hoy se proclama, Jesús orienta la atención de sus discípulos hacia los
últimos acontecimientos de la historia humana. Tiempos de desolación en los que
hasta los astros temblarán y caerán de los cielos. Será un momento de crisis
para todos los que han adorado a los astros.
Sin embargo, el discurso se
centra en la figura del Hijo del hombre. Lo que importa es saber y creer que el
Señor manifestará su poder y su gloria (Mc 13,24-32). Es lo que afirmamos
continuamente en el Credo, al confesar que Jesucristo “vendrá con gloria para
juzgar a vivos y muertos”.
En el texto evangélico se incluye
una breve parábola. Cuando las ramas de la higuera se ponen tiernas y aparecen
las yemas, deducimos que el verano está ya cerca. Jesús nos advierte que es
preciso observar los signos de los tiempos para percibir su presencia en el
mundo y su juicio sobre la historia humana.
LOS ÍDOLOS Y LA PALABRA
Siempre nos hemos preguntado
cuándo se manifestará el Señor. Pero Jesús no ha precisado el “cuando”. Solo
nos ha dicho: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. La
ignorancia del futuro es la condición de la libertad.
“El cielo y la tierra pasarán”.
Todo en este mundo tiene fecha de caducidad. No podemos poner nuestra confianza
solo en la técnica, en las promesas políticas o en una información manipulada.
La espera del Señor juzga nuestras estructuras.
“Mis palabras no pasarán”. Todo
es efímero, pero la palabra del Señor es un faro que nos guía. A su luz podemos
realizar un discernimiento para distinguir el bien y el mal. La palabra del
Señor nos alienta en el presente y nos juzgará en el futuro.
Señor Jesús, demasiadas veces
hemos confiado en los ídolos que nosotros mismos nos hemos creado. Sabemos que
tu palabra nos revela la verdad del mundo y de la historia. Que nuestra fe nos
ayude a escuchar tu voz, a vivir en la esperanza y a producir los frutos del
amor. “Ven, Señor Jesús”.
D. José-Román Flecha Andrés
jueves, 15 de noviembre de 2018
CRONOGRAMA VISITA PASTORAL
Jueves 15 de Noviembre de 2018
- Recibimiento de Mons. Demetrio, Obispo de Córdoba.
5 de la tarde. Iglesia de la Inmaculada Concepción.
- Visita a Beconet TV.
5'15 de la tarde. Beconet TV.
- Visita a Enfermos
6 de la tarde.
- Regreso Parroquia
7 de la tarde. Iglesia de la Inmaculada Concepción.
- Santa Misa
7'30 de la tarde. Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Viernes 16 de Noviembre de 2018
- Recibimiento Autoridades.
10 de la mañana. Ayuntamiento de Villa del Río.
- Visita al Colegio Poeta Molleja.
10'30 de la mañana.
- Visita al IES. Virgen de la Estrella.
11'30 de la mañana.
- Visita al Colegio Divina Pastora.
12'30 de la mañana.
- Almuerzo
En torno 2'30 de la tarde.
- Visita Centro "El Granaillo"
5 de la tarde.
- Reunión con Grupos Jóvenes de Hermandades y Grupo de Oración Humilitas.
6 de la tarde. Iglesia de la Inmaculada Concepción.
- Eucaristia de Clausura.
7'30 de la tarde. Iglesia de la Inmaculada Concepción.
(Por confirmar)
martes, 13 de noviembre de 2018
VISITA PASTORAL DEL OBISPO
MONS. D. DEMETRIO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Obispo de la Diócesis de Córdoba
JUEVES 15 Y VIERNES 16 DE NOVIEMBRE
Recibimiento en la Parroquia a las 5 de la tarde.
lunes, 12 de noviembre de 2018
sábado, 10 de noviembre de 2018
LA GENEROSIDAD DE LA VIUDA
Reflexión Homilética para el Domingo 11 de Noviembre de 2018. 32º del Tiempo Ordinario, B.
“Te juro por el Señor tu Dios que
no tengo ni pan; me queda solo un puñado de harina en la olla y un poco de
aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer
un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos” (1 Re
17,12). Así responde la viuda de Sarepta al profeta Elías que le pide algo de
comer.
Para empezar, nos asombra
descubrir que el enviado por Dios a tierra de paganos no inicia el diálogo
mostrando su superioridad moral, sino pidiendo ayuda a una pobre viuda.
Evidentemente, la misión profética no puede confundirse con la publicidad ni
con el proselitismo. Los pobres son una mediación de salvación y de esperanza.
Por otra parte, al acoger a
Elías, la viuda de Sarepta es una imagen de la fe. Vive en una región pagana,
pero reconoce al profeta como un enviado del único Dios. Por su hospitalidad es
un modelo de humanidad. Parece que su generosidad la llevará a la muerte, pero
su obdiencia al profeta le asegura la vida y la protección del Señor.
UN VERDADERO PROFETA
Tras llegar a Jerusalén, Jesús
actúa como un maestro y enseña en los atrios del templo. De hecho, advierte a
sus oyentes sobre los defectos de los escribas. Los estudiosos de la Ley del
Señor, solo están interesados en aparentar y sobresalir. No sirven a Dios, sino
que se sirven de Dios. Se distinguen por su soberbia, su avidez y su hipocresía
(Mc 12,38-44).
Pero el verdadero profeta no solo
denuncia el mal que descubre a su alrededor, sino que anuncia el bien, la
verdad y la belleza. Jesús observa con atención la realidad. Sentado frente a
las arcas de las ofrendas que se entregan al templo, escucha las declaraciones
de los ricos, que depositan grandes cantidades de dinero.
Pero observa también a una pobre
viuda que entrega dos monedas insignificantes. En razón de su pobreza, podría
haberse quedado con una de ellas. Pero, como ha anotado el papa Francisco, la
viuda “no quiere ir a la mitad con Dios: se priva de todo”.
Tanto la viuda de Sarepta como la
pobre viuda de Jerusalén nos dan un valioso ejemplo de confianza en Dios.
EL VALOR DE LA ENTREGA
En la viuda del templo podemos
ver el icono de la Iglesia. A ella han de aplicarse las palabras de Jesús:
“Esta que pasa necesidad ha echado todo lo que tenía para vivir”.
- “Esta que pasa necesidad”.
Tanto los medios de comunicación como la opinión pública comentan con
frecuencia los fabulosos bienes que atribuyen a la Iglesia. Pero la pobreza
forma parte de la vocación y la misión de la Iglesia. De hecho, al tullido que
pedía limosna a la puerta del templo de Jerusalén, Pedro le dijo: “No tengo
plata ni oro; pero lo que tengo te doy: en nombre de Jesucristo Nazareno, ponte
a andar” (Hech 3,6).
- “Ha echado todo lo que tenía
para vivir”. A veces se piensa que para la evangelización se necesita mucho dinero
y extraordinarios medios de difusión. Pero, como la viuda del evangelio, la
Iglesia sabe que está llamada a entregar todo lo que tiene para vivir. Creemos
que el humilde óbolo de la viuda es observado por el Señor. Bien sabemos que el
gesto más humilde de un verdadero creyente es semilla de evangelio.
Señor Jesús, tú sabes que con
frecuencia nos dejamos seducir por el brillo del dinero y por las posibilidades
que nos podrian ofrecer los bienes de la tierra. Sin embargo, sabemos que tú
observas y alabas la ofrenda más pobre, como signo y camino de la confianza en
la providencia divina. Te rogamos que nos concedas tu luz para descubrir el
valor de la entrega de nosotros mismos.
D. José-Román Flecha Andrés
sábado, 3 de noviembre de 2018
LOS MANDATOS
Reflexión homilética para el Domingo 4 de Noviembre de 2018. 31º del Tiempo Ordinario, B.
“Escucha, Israel: el Señor
nuestro Dios es solamente uno”. Son muy importantes para Israel esas palabras
que contiene el texto del Deuteronomio que hoy se proclama (Dt 6,2-6). A esa
llamada de atención se unen tres avisos prácticos:
- “Teme al Señor tu Dios”. El
temor de Dios no se puede confundir con el miedo. Dios no se identifica con
esos ídolos que con tanto celo veneramos. Sin el temor a Dios, la idea que de
él nos formamos solo es una proyección de nuestros propios deseos.
- “Guarda sus mandatos y preceptos”.
Los mandatos del Señor no pueden confundirse con imposiciones arbitrarias. Dios
nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Sus preceptos son una lámpara para
nuestros pasos (Sal 119,105).
- “Ponlos por obra para que te
vaya bien”. Los mandamientos de nuestro Dios tampoco son principios abstractos
o simples frases para el decorado. Si los ponemos en práctica, llegaremos a
encontrar el camino de la armonía integral.
UN ÚNICO AMOR
Un escriba pregunta a Jesús cuál
es el primero de los mandamientos (Mc 12,28-34). Seguramente traía en la mente
las discusiones de las escuelas sobre el tema. Tal vez quería saber a cuál de
ellas pertenecía el Maestro. El escriba se refiere a un solo precepto, pero
Jesús le recuerda dos, que reflejan un único amor.
– En primer lugar, según el
Deuteronomio, es preciso amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y
con todas las fuerzas (Dt 6,5). Frente a la dispersión de los pensamientos, de
los sentimientos y de nuestros compromisos habituales, solo el amor a Dios nos
ayuda a vivir centrados en lo más importante.
– Además, de acuerdo con el
Levítico, es necesario amar al prójimo como a uno mismo (Lev 19,18). Poner el
“tú” al nivel del “yo” es la auténtica regla de oro. Al final de su vida, Jesús
se presentará como la clave de ese amor: “Amaos unos a otros como yo os he
amado”. Esa es la definitiva superación del egoísmo.
LA VERDAD DEL EVANGELIO
Nos admira la sintonía del
escriba, que amplía y ratifica la propuesta de Jesús. En sus palabras se
refleja ya la reflexión y la experiencia de la comunidad cristiana:
- “El Señor es uno solo y no hay
otro fuera de él”. Nuestro politeísmo práctico nos perturba y enloquece. El
verdadero creyente nunca podrá adorar a dos dioses. El corazón que de verdad
ama a Dios no puede estar dividido.
- “Amar a Dios y al prójimo como
a uno mismo vale más que todos los sacrificios”. Un oráculo semejante de Oseas
(Os 6,6) encuentra eco en los labios de Jesús (Mt 9,13). El papa Francisco
critica una devoción que no se traduce en servicio a los demás.
- “Tú no estás lejos del Reino de
Dios”. El Reino de Dios es Jesús mismo. Amar a Dios y al prójimo: ese es el
resumen de la vida y del mensaje del Maestro.
Señor Jesús, tú sabes que
pretendemos identificarnos como tus seguidores apelando a mil signos externos.
Nuestras costumbres nos vuelven cómodos y egoístas. Y las divisiones de los
grupos cristianos nos ahogan. Ayúdanos a descubrir que el doble mandato del
amor nos unirá en la verdad de tu evangelio. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés
viernes, 2 de noviembre de 2018
VIVEN CON NOSOTROS EN EL CORAZÓN
Reflexión Homilética para el día 2 de Noviembre de 2018. Conmemoración de los Fieles Difuntos
Agradó a Dios, y Dios se lo llevó
El texto refleja el desconcierto que para el autor del libro de la Sabiduría suponía que una persona justa muriera joven, sin haber disfrutado apenas de la vida que, por su fidelidad, parece que merecía. No obstante, el sabio indica que la muerte prematura reporta liberación de trabajos y sufrimientos, hace escapar del entorno corrupto que según el autor envuelve a la juventud, y, puede que el joven haya llegado en poco tiempo a la perfección. No es mejor ni peor la vida más larga, sino la más virtuosa, a decir del clásico. Los ojos de la fe son los que permiten la comprensión de este hecho; para otros ojos es un patente contrasentido. Por eso bueno es ver el misterio de nuestra vida y de nuestra muerte desde la fe en nuestro Padre que siempre nos privilegia con misericordia y puro amor.
Seremos salvados por su vida
Pablo tiene muy claro su mensaje: que Dios Padre nos ofrece a todos, y de modo gratuito, la salvación por medio de Jesucristo. Y todo por un amor tan fuerte que nada ni nadie es capaz de separarnos de él. La muerte de Cristo, incomparable icono del amor de Dios respecto a todos nosotros, es la fuente de donde brota tanta misericordia; porque en ese amoroso abrazo se incluye también el amor a los enemigos. Por eso, nuestra esperanza no depende tanto de la fidelidad humana cuanto de la magnanimidad del amor de Dios con todos nosotros. Tanto amor a nuestro servicio nos habilita para vivir en serena cordialidad reconociéndonos como hermanos, para así gloriarnos del Dios Padre que nos ama tanto, tanto… que nos lo ha dado todo en su hijo Jesucristo.
Nadie va al Padre, sino por mí
Es de agradecer este texto en la liturgia de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, cuando la tradición en su entorno adolece de cierta necrofilia que silencia la tensión creyente de la esperanza y el hecho de que los nuestros siguen viviendo con nosotros en el corazón. En palabras que forman un adiós Jesús se titula como la vía que nos lleva al Padre, a la vida. En Cristo caminamos, en Cristo aprendemos a vivir la vida en plenitud y en Cristo topamos con la verdad que necesitamos y buscamos. Todo ello vivido como bondad que nos inmuniza frente a la impotencia y mentiras con las que adornamos nuestros días. Queremos vivir, no morir, es evidente, y con la mochila de la fe, vivir siempre y con sentido, y con Cristo eternamente. Desterremos el agobio y el ruido, incluso la inevitable frivolidad de nuestros días, y creamos en Él, como nos lo pide, excelente manera de vivir cada día.
¿Agradece la comunidad cristiana a los que nos han precedido y están en la otra orilla que elevaran la calidad de nuestra convivencia y nos la entregaran mejor que ellos la encontraron?
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
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