Reflexión del Evangelio del Domingo 23 de Enero de 2022. 3º del Tiempo Ordinario.
1. La lectura del evangelio se introduce con un prólogo (Lc 1,1-4) en
el que el evangelista expone el método que ha seguido para componer su obra: ha
usado tradiciones vivas, orales y escritas, e incluso, sabemos hoy, que ha
usado el evangelio de Marcos como fuente. No quiere decir que lo siga al pie de
la letra aunque, en grandes bloques, le sirve como estructura. Lo que sí está
claro es que Lucas, con su mentalidad occidental, cuidadosa, historicista (en
lo que cabe en aquella época) se ha informado cuanto ha podido para escribir
sobre Jesús de Nazaret. No obstante, su obra no es la “historia de Jesús”, una
historia más, sino que, como en el caso de Marcos, es el evangelio, la buena
noticia de Jesús lo que importa. Por eso, en realidad, la lectura del evangelio
tiene su fuerza en el episodio de Jesús en la sinagoga de Nazaret, donde se
había criado (Lc 4, 14-21), después de presentarlo como itinerante en las
sinagogas de Galilea, donde se comenzó a escuchar esa buena noticia para todos
los hombres.
2. Es ya significativo que el evangelio no se origina, no aparece en
Jerusalén, sino en el territorio que, como Galilea, tenía fama de influencias
paganas y poco religiosas, de acuerdo con las estrictas normas de Jerusalén. De
ahí el dicho popular: “y todo comenzó en Galilea”. Lucas, no obstante,
concederá mucha importancia al momento en que Jesús decide ir hacia la capital
del judaísmo, (9,51ss) ya que un profeta no puede evitar Jerusalén. Y Lucas es
absolutamente consciente que Jesús es el profeta definitivo de la historia de
la humanidad. Así nos lo presenta, pues, en ese episodio de la sinagoga del
evangelio de hoy: dando la gran noticia de un tiempo nuevo, de un tiempo
definitivo en que aquellos que estaban excluidos del mensaje salvífico de Dios,
son en realidad los primeros beneficiarios de esa buena nueva.
3. El relato de la sinagoga de Nazaret, lo que leemos hoy (4,14-21) es
una construcción muy particular de Lucas; una de las escenas programáticas del
tercer evangelista que quiere marcar pautas bien definidas de quién es Jesús y
lo que vino a hacer entre los hombres. Eso no quiere decir que la escena no sea
histórica, pero está retocada por activa y por pasiva por nuestro autor para
lograr sus objetivos. Es el programa del profeta de Galilea que viene a su
pueblo, Nazaret y desde la sinagoga, lugar de la proclamación de la palabra de
Dios, lanzar un mensaje nuevo. Por ello, el mensaje que nos propone Lucas sobre
lo que Jesús pudo decir en Nazaret y en las otras sinagogas se inspira en
textos bien precisos (Is 61,1-2; 58,6) que hablan de la buena nueva para los
ciegos, cojos, pobres, excluidos o condenados de cualquier raza o condición.
4. Resaltemos, pues, que el texto que se lee en la sinagoga, -el que le
interesa citar a Lucas-, es un texto profético, aunque también se leía y
proclamaba la Ley (había una lectura continua que se conoce como parashâh). El
cristianismo, -no olvidemos la primera lectura de hoy-, encuentra su fuente de
inspiración más en las palabras de los profetas que en las tradiciones
jurídicas del Pentateuco (halaka). Esto no lo podemos ignorar a la hora de
entender y actualizar un texto como este que Lucas ha construido sobre la
predicación de Jesús en la sinagoga de Nazaret. Jesús era un profeta y el
pueblo lo veía como tal. Es eso lo que Lucas quiere subrayar en primer lugar y
por eso ha “empalmado dos textos de Isaías para ajustar su mensaje liberador y
de gracia.
5. Incluso se va más allá, ya que Jesús, como profeta definitivo,
corrige las mismas experiencias de los profetas del Antiguo Testamento. En esos
textos citados por Lucas se hace caso omiso de la ira de Dios contra aquellos
que no pertenecen al pueblo de Israel. Dios, pues, el Dios de Jesús, no ama a
un pueblo excluyendo a los otros, sino que su proyecto es un proyecto universal
de salvación para todos los hombres. Por eso su mensaje es evangelio, buena
nueva. Así concluye el mensaje fundamental del evangelio de este domingo,
aunque la escena es mucho más compleja y determinante (no obstante, la
continuación de la misma se guarda como lectura evangélica para el próximo
domingo). Lo importante está dicho: en Galilea, Jesús profeta, rompiendo el
silencio de Nazaret, nos trae la buena nueva a todos los que la anhelamos,
aunque seamos pecadores. Nadie está excluido de la salvación de Dios.
Fray Miguel de Burgos Núñez
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