Domingo 22 de Septiembre de 2013. 25
Tiempo Ordinario C.
Disminuir las medidas en las
ventas, aumentar los precios, usar balanzas trucadas, comprar al pobre por
dinero o por un par de sandalias, vender los salvados como si fueran trigo. He
ahí las injusticias contra las que gritaba el profeta Amós en medio de un
pueblo podrido en su aparente prosperidad
(Am 8, 4-7).
Esos viejos fraudes se repiten en
muchos abusos que han ido marcando nuestra sociedad del bienestar: sobresueldos
astronómicos, ganancias inmundas procedentes de la droga, la prostitución, la
explotación de inmigrantes o la venta de armas, hipotecas y fondos bancarios
engañosos, apartamentos con precios desorbitados, garantías que no se
sostienen.
Pero las denuncias de Amós tienen
un eco religioso. El día de la Luna Nueva era festivo y en él se prohibiía el
comercio. Pero los avaros de siempre aprovechaban el descanso sagrado para
planear nuevos negocios. Por todo ello grita el profeta: “Jura el Señor por la
gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones”.
LA RUTINA Y LA ASTUCIA
También el evangelio nos
introduce en el mundo de los negocios. Un administrador defrauda a su amo y
derrocha sus bienes. Va a ser despedido, pero aprovecha una última oportunidad
para ganarse amigos por medio de los bienes de su amo. Al perdonarles una parte
de sus deudas, espera conseguir sus favores cuando se encuentre sin trabajo (Lc
16, 1-13).
Lo más sorprendente es que el amo
felicita a ese administrador infiel por la astucia que ha demostrado. La
moraleja de la parábola ofrece la clave de esta alabanza: “Ciertamente, los
hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz”. He
ahí otra frase aplicable al mundo de hoy, a sus estrategias y publicidad y a su
propaganda política.
Pero si la crítica es atinada,
también hay que aprender del estímulo que ofrece. En este momento se impone una
nueva evangelización. Sería inmoral apelar a métodos injustos. Pero sería una
traición al mensaje del Señor no unir a la prudencia la astucia que él nos
pedía. El mensaje es demasiado importante para que vivamos adormilados en
nuestra rutina.
CONFIANZA Y SERVICIO
La lección de la parábola se
amplía con siete reflexiones de Jesús que no pueden quedar en el olvido. Baste,
al menos, recordar tres de ellas:
• “El que es de fiar en lo menudo
también en lo importante es de fiar”. Lo importante es el Reino de Dios, que
hace que todo lo demás se convierta en “lo demás”. La honradez en lo cotidiano
prepara, anticipa y revela la seriedad con la que asumimos el proyecto de Dios.
• “Ningún siervo puede servir a
dos amos”. Así ocurre con los negocios y el trabajo,con el amor y la familia. El corazón dividido no encuentra
la paz. Sólo Dios es el absoluto. Todo el resto es relativo y merece una
atención que no debe llevarnos a ignorar a Dios.
• “No podéis servir a Dios y al
dinero”. Los ídolos tienen boca pero no hablan. Quien los adora, se identifica
con ellos, como ya decían los salmos. Tenemos que servirnos del dinero, pero no
podemos servir al dinero, ni a los honores de este mundo. Solo Dios es Dios.
Quien solo adora a Dios puede encontrar
la libertad.
- Señor Jesús, queremos ser
responsable en el uso de las cosas de este mundo, poniendo nuestros ojos y
nuestro corazón en el servicio a Dios y en la aceptación de su voluntad. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés
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