1. Texto complicado, simbólico,
arcaico, prefigurativo, midráshico. Todos estos adjetivos se usan a la hora de
leer e interpretar el relato de Mateo sobre los magos (magoi, en griego, no
reyes) que vienen en busca de una estrella. Y la verdad es que la exégesis
bíblica ya ha dado numerosas muestras de madurez a la hora de interpretar un
relato de este tipo, que desde luego, no puede leerse histórica o fácticamente,
al menos con opciones fundamentalistas. Tenemos que reconocer que nos
encontramos ante una magnífica página teológica, con sabor oriental y con una
cristología de las primeras comunidades cristianas, especialmente la de Mateo,
que vio en el texto de Miqueas (5,1) la prefiguración de Jesús como Mesías, por
su nacimiento en Belén. La comunidad de Mateo, de origen judeo-cristiano,
necesitó leer mucho las Escrituras, el AT, para rastrear su identidad de
aceptar a Jesús como el Mesías en todos los sentidos. Consiguientemente, es
posible que en una comunidad de este tipo se viera necesario, como causa-efecto,
que si Jesús es considerado el Mesías, tenga que nacer en Belén.
2. Pero ¿qué papel desempeñan los
magos? Pues el de aquellos que extraños al judaísmo y a su religión, han
buscado y han interpretado los signos de los tiempos y se han arriesgado
también a aceptar al niño de Belén como su luz. Es verdad que estos textos de
Mateo, como los de Lucas, no pueden haber sido escritos sino después de que las
comunidades cristianas proclamaran a Jesús resucitado. No podía ser de otra
manera. Pero el texto de Mateo es más especial, si cabe, porque está
“empedrado” de alusiones a textos veterotestamentarios que se leen con el
sentido de cumplimiento o de alusiones significativas. Todos los grandes
personajes de la historia han tenido su “estrella”, como Alejandro Magno,
Augusto, y el “rey de los judíos” no podía ser menos a la hora de presentarlo
ante toda la humanidad. Desde luego no es necesario pensar o defender que en el
momento del nacimiento de Jesús se produjo una gran conjunción de Júpiter y
Saturno en la constelación de Piscis; es bastante hipotético que sea así, y
tampoco podemos decir que esté contemplado en nuestra narración. Además, si
esta conjunción pudiera probarse para el año 7 a.C. (como algunos sostienen),
todavía no se “buscaría” a Jesús como el “rey de los judíos”, porque este
título no podía aplicársele desde su nacimiento, sino después de la muerte (es
el título de la condena en la cruz) y la resurrección.
3. Desde el significado de la
fiesta de hoy es mucho más iluminador leer el texto sin buscar exageradamente
coincidencias históricas. Por eso interesa resalta su tejido midráshico
(actualización y adaptación de textos bíblicos). Así podemos ver que nuestro
relato ha podido confeccionarse teniendo en cuenta al profeta Balaam (Num24,17),
un extranjero llamado por Balaq para maldecir a Israel; pero sucede lo
contrario: lo bendice preanunciando la estrella de Jacob, el padre de las
tribus. De la misma manera, el texto de Ios 60,6 (nuestra primera lectura) con
los camellos y dromedarios cargados de dones que vienen a Jerusalén y, no
menos, el sentido del Sal 72,10.15 sobre los reyes de tierras lejanas que traen
regalos al rey del futuro. La fe de los primeros cristianos tuvo que formularse
de esta forma y de esta manera, expresarse simbólicamente. La verdad es que los
cristianos aceptaron a Jesús como el Mesías verdadero, el que traería la
salvación a todos. No había más remedio que rebuscar en la Escritura para dar
sentido a todo ello
Fray Miguel de Burgos
Núñez
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