Reflexión Evangelio del Domingo 4 de Octubre de 2020. 27º del Tiempo Ordinario.
1. El evangelio nos propone la parábola de los viñadores homicidas y está en continuidad con los textos del evangelio de Mateo que muestran las polémicas de Jesús con los dirigentes judíos antes de la pasión, viniendo a poner el punto final de una polémica que comenzó en Galilea. Aunque la parábola está tomada de Marcos (12,1-12), el primer evangelio nos propone algunos matices que llevan el texto a una densidad polémica contra el judaísmo, que extraña sobremanera en este evangelio de Mateo, tan propicio a asumir lo mejor de la teología veterotestamentaria y judaica.
2. En la redacción y sentido de
esta parábola juega un papel importante la reflexión sobre el Sal 118,22-23. Se
identifica claramente a los viñadores con los jefes del pueblo. El "vosotros"
del v. 43 indica que los dirigentes religiosos del judaísmo, rechazando a
Jesús, han perdido su última oportunidad de dar a Dios lo que correspondía y,
de esa forma, han arrastrado a todo el pueblo en su infidelidad como aparecerá
claramente en el juicio ante Poncio Pilato (cf Mt 27,20-25). La segunda parte
de la sentencia anuncia el traspaso de la viña que no se hará a "otros
dirigentes" sino a un nuevo "pueblo que produzca frutos" (v.
43). Esto es importante para entender esta parábola, no solamente porque los
cristianos debemos rechazar todo antisemitismo, sino porque es verdad que la
decisión final de condenar a Jesús estuvo en manos de "dirigentes"
ciegos para ver e imposibilitados para acoger palabras proféticas como las de
Jesús sobre Dios y sobre el Reino.
3. Esta parábola, con sus
transformaciones en la comunidad cristiana después de la pasión de Jesús, es
una puerta abierta siempre a la conversión, a la esperanza. Los hombres que en
tiempos de Jesús aguardaban, entonces, que se diera en su generación la
irrupción de un mundo nuevo e inaudito, se percataron de que aquella parábola
iba por ellos y no quisieron aceptar que el tiempo nuevo había llegado con
aquél profeta que hablaba de aquella manera. Quien entiende que esta parábola
nos introduce en un mundo donde sólo hay vida cuando no se vive a costa de
otras vidas, habrá dado con esa puerta abierta a la esperanza, a la
fraternidad, a la paz y a la justicia. Sabemos que la realidad última, para la
fe cristiana, es Dios mismo, pero como Dios Padre de todos los hombres. Era el
Padre de Jesús, el profeta de Nazaret, y ese Dios, cuando se asesina a
cualquier hombre, siente en sus entrañas lo que sintió con la muerte de Jesús.
También esta parábola de Jesús es un canto de amor por la vida.
4. Pero no podemos evitar sacar
conclusiones muy significativas para ahora y para todos los tiempos. La
religión que mata o permite guerras en nombre de Dios, no es exactamente
"religión", religación a Dios. Por eso esta es una parábola que debe
leerse clara y contundentemente contra los fundamentalismos religiosos que
amenazan tan frecuentemente a los pueblos y a las culturas. No hay apologética
capaz de defender a "nuestro Dios" con la muerte de los otros, porque
en todos esos asesinados, Dios mismo está muriendo. Y si Jesús fue eliminado,
creyendo los dirigentes que daban gloria a su Dios, se encontraron con que esa
muerte se ha convertido en la "piedra angular" de una religión nueva
de amor y de paz. Y los asesinos fundamentalistas, pues, quedarán sin Dios y
sin religión.
Fray Miguel de Burgos
Núñez
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