Homilía para el Domingo 26 de Enero de 2014. IIIº del Tiempo Ordinario.
“Camino del mar, al otro lado del
jordán, Galilea de los gentiles”. Estas palabras del profeta Isaías que se
proclaman en la liturgia de hoy nos sitúan en las tierras en torno al lago de
Genesaret (Is 8, 23b-9,3). Había sido repoblado por gentes llegadas de diversos
países. Por eso, Galilea se identificaba
como una región de paganos.
Sin embargo, el profeta no
condena a aquellas gentes. Al contrario, adivina un futuro brillante para
ellas. “A los que habitaban tierras de sombra, una luz les brillará”. El Señor
les colmará de la alegría y el gozo que experimentan los que siegan la cosecha y los que reparten
un botín.
¿Cuál es la razón que justifica
esas promesas?. No es el esfuerzo de las gentes, sino el don de Dios, que las
libra de una esclavitud que se expresa con las imágenes de la vara, el yugo y
el bastón. Dios no ignora a los que son calificados como paganos. Les concede
su luz, su alegría y su libertad.
ANUNCIO Y TESTIMONIO
El evangelio de San Mateo
considera que aquella promesa se ha cumplido con la aparición de Jesús por la
tierra de Galilea (Mt 4, 12-23). No duda en aplicar al tiempo presente la
antigua profecía de Isaías. Asombrosamente, el Mesías no ha aparecido entre los piadosos de las tierras de Judea,
sino entre los paganos de Galilea.
Es verdad que el Mesías Jesús no
llega para dar su aprobación a la infidelidad, el pecado y la idolatría. Ya con
sus primeras palabras invita a las gentes a la conversión. No para ser más
aceptables en la sociedad de su tiempo, sino para poder acoger a Dios como Señor.
Porque llega el Reino de Dios.
El evangelio dice que Jesús
recorre la zona enseñando en las sinagogas, proclamando el Evangelio del Reino,
curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Tres ministerios que son
confiados también a los creyentes de hoy. Tres tareas imprescindibles en el
ejercicio de la evangelización.
EL CORDERO Y LA PALOMA
Pero el Enviado de Dios no puede
quedar solo. Elige a hombres de aquella tierra para que compartan su misión.
Las palabras que Jesús dirige a sus primeros discípulos no pueden quedar en el
olvido. Con ellas se dirige también hoy a nosotros:
• “Venid y seguidme”. La iniciativa es del Maestro. Llama a cuatro
pescadores para que lo acompañen por el camino, para que vivan con él y como
él, y acepten su misma suerte.
• “Os haré pescadores de
hombres”. Los llamados son pescadores
que ejercen su oficio en el lago de Galilea. Jesús conoce su habilidad y quiere
que la apliquen al ministerio que desea confiarles.
• “Ellos dejaron las redes y le
siguieron”. El texto subraya la prontitud y el desprendimiento con el que los
llamados responden a Jesús. Pero nadie deja todo por nada. Los discípulos de
antes y de ahora descubren en Jesús el horizonte de su vida.
- Señor Jesús, también nosotros
hemos escuchado tu llamada a seguirte por el camino, poniendo nuestras
habilidades al servicio del Evangelio. Gracias por habernos llamado a seguirte.
Danos fidelidad en el seguimiento. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés
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