martes, 1 de mayo de 2012

REFLEXIONES SOBRE EL BUEN PASTOR

Pastor.
 
La mayoría de los pueblos del Próximo oriente se dedican a la crianza y pastoreo del ganado y conocen bien la profesión del pastor; requiere valor, vigilancia, celo y dedicación en el cuidado del rebaño.
 
Teniendo en cuenta estas cualidades, la imagen del pastor ha servido para ilustrar la función de deidades y personajes importantes que están al frente de una colectividad. La literatura griega y egipcia otorgaban el atributo de "Buen Pastor"a los reyes y dioses. En el Antiguo Testamento Dios es quien reúne y custodia "como un pastor el rebaño desvalido".
 
En los Salmos y libros proféticos se ha preparado adecuadamente el camino para la definición que ofrece Jesús de sí mismo cuando dice que es "el buen pastor que da la vida por sus ovejas". Este es el mandato que ha recibido de Dios Padre: entregarse, desvivirse y poner en juego la vida.
 
Nos acercamos al Buen Pastor.
 
Jesús Hijo de Dios, lleno del Espíritu Santo. Nuestra fe nos dice que el Padre nos ama desde siempre. El amor tan singular del Padre lo hemos conocido en tu vida, Jesús de todos: "en esto hemos conocido el amor: en que tu diste tu vida por nosotros;" y en esto conocerán los demás nuestro amor: si crea vida, renueva y cura ...
 
Hoy somos invitados a revisar nuestro amor: "el mundo no nos conoce porque tampoco le conoció a Él". El mundo, enraizado en la codicia, desconoce la gratuidad del amor divino.
 
¿Cómo es el amor del Buen Pastor?
 
Es amor universal, que busca el bien de todos.
Es amor que hace salir el sol y bajar la lluvia sobre justos e injustos.
Es amor que no divide ni separa, no margina ni excluye a nadie.
Es un amor opuesto a la avaricia que siembra tiranía y muerte.
Es un amor que abre la puerta a cualquiera que llame.
Este amor gratuito y universal en personas, tiempo y lugar es el Amor del Buen Pastor. 

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