Homilia para el Domingo 6 de Enero de 2019. Solemnidad de la Epifanía de Ntro. Señor Jesucristo
“Te inundará una multitud de
camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo
incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor”. La Ciudad Santa sería
la meta de la peregrinación de todos los pueblos. Esta profecía que se encuentra
en el libro de Isaías (Is 60,6) anticipa el relato evangélico de la llegada de
los Magos a Jerusalén.
En el texto del profeta se aludía a las
riquezas que las gentes traerían a la Ciudad Santa. Pero era más importante el
anuncio de la luz que ella iba a irradiar sobre todos los habitantes de la
tierra. Ese era el don que Dios concedía a Jerusalén y la responsabilidad que
de ella se esperaba. Tendría que reflejar el resplandor de Dios.
También el salmo 71 anuncia la
llegada de todos los reyes. Ya no serán solamente atraídos por el esplendor de
Jerusalén. Vendrán a postrarse y a servir a un rey al que Dios confía su juicio
y su justicia. Un rey que librará a los pobres y a los afligidos (Sal 71).
Según san Pablo, esas antiguas
promesas se cumplen en Jesucristo. Gracias a él, también los paganos participan
de ellas (Ef 3,6).
LAS ACTITUDES DE LOS MAGOS
En el relato evangélico de la
llegada de los Magos que hoy se proclama (Mt 2,1-12) el protagonista principal
es Jesús. Él es el rey compasivo y redentor de los pobres que anunciaban los
textos antiguos. En efecto, ellos no se refería tanto a un lugar como a una
persona. Jesús es el príncipe esperado.
Los Magos no solo representan a
los pueblos paganos que descubren una luz que los lleva hasta el Salvador.
Señalan también las actitudes de los que buscan la verdad: observar la
naturaleza, ponerse en camino, aceptar el riesgo de consultar la Escritura,
humillarse ante el Señor y regresar al propio ambiente con un ánimo renovado.
Es cierto que los signos de la
naturaleza no son percibidos por todos de la misma forma. La aparición de la
estrella suscita en los Magos el deseo de salir a buscar, reconocer y
venerar a un nuevo rey. Pero suscita
también en el rey Herodes el miedo a perder su poder y la voluntad de dar la
muerte a una vida que se abre ante él.
En su escrito ante la muerte, el
papa san Pablo VI pedía perdón a Dios por no haber dedicado más tiempo a
contemplar la naturaleza. Evidentemente podemos detenernos a ver su belleza o a
calcular los beneficios y ganancis que podremos obtener de ella. Pero es
necesario aprender a leer, como los Magos, el mensaje que el Creador nos
transmite en su creación.
LAS PALABRAS DE LOS MAGOS
“¿Dónde está el Rey de los judíos
que ha nacido? Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”. Esas son
las únicas palabras que se ponen en boca de los Magos. En el contexto del
relato evangélico, revelan el sentido de la búsqueda de Dios.
- “¿Dónde está el Rey de los
judíos que ha nacido?” Con frecuencia lamentamos la secularidad y aun la indiferencia
de nuestra sociedad ante el misterio de la fe. Sin embargo, tal vez sean muchos
los que buscan a Dios sin conocerlo. Buscan la verdad desde la duda. Buscan la
belleza desde la frivolidad. Buscan la bondad desde el relativismo.
- “Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorarlo”. He ahí tres pasos del camino de la fe. La aparición de
la estrella no depende de nosotros, pero es necesario observar los signos. No
basta con mirar: hay que reflexionar sobre su significado, escrutando las Escrituras.
Y finalmente hay que adorar al único que merecer adoración.
Padre de los cielos, sabemos
que tú te dejas encontrar por quienes te buscan con sincero corazón. Queremos
prestar atención a los signos que nos envías, ponernos en camino y reconocer la
buena voluntad de todos los que te buscan. Queremos también ser una señal y una
ayuda para todos los que te buscan, sea cual sea su procedencia y su camino.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
D. José-Román
Flecha Andrés
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