Reflexión homilética para el Domingo 15 de Abril de 2018. 3º de Pascua.
“Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo
resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos de ello”. En el texto
del libro de los Hechos de los Apóstoles que hoy se lee (Hech 3,13-19)
sobresalen estas vibrantes palabras del apóstol Pedro. En su discurso hay
varias notas que nos llaman la atención:
- En primer lugar, Pedro denuncia
vigorosamente la ceguera de su pueblo, que ha renegado del Santo y del Justo,
al tiempo que anuncia que Dios lo ha resucitado.
- Además, Pedro asume y proclama
el papel de testigos del Mesías que corresponde a los discípulos que han
convivido con Él.
- Y finalmente, tiene la grandeza
de disculpar a los que condenaron a Jesús, aun reconociendo que han pecado y
necesitan convertirse.
Que también nosotros guardemos la
palabra de Señor y cumplamos sus mandamientos, como nos pide la segunda lectura
(1Jn 2,1-5).
LOS CONTRASTES
El evangelio de este domingo
tercero de Pascua nos sitúa en el momento en que los dos discípulos que se
habían alejado hasta Emaús se encuentran de nuevo con sus hermanos que habían
quedado en Jerusalén (Lc 24,35-48).
Unos y otros se apresuran a dar
cuenta de su respectivo encuentro con Jesús. Pero de pronto se les muestra el
Resucitado con un mensaje cargado de fuertes contrastes:
- Por una parte les ofrece y desea el don de la paz, pero al mismo tiempo
les reprende por las dudas a las que se aferran y por sus dificultades para
creer.
- Además, se presta a comer con
ellos para demostrarles que es el mismo que han seguido por los caminos, pero
les recuerda que era necesario que se cumplieran las Escrituras.
- Jesús recuerda el pasado
reciente de su muerte y resurrección, pero orienta a sus discípulos al futuro
para que prediquen la conversión a todos los pueblos.
EL TESTIMONIO
Ante esta manifestación del Señor
Resucitado cabría preguntarse qué misión confía a sus discípulos. ¿Cuál ha de
ser el contenido de su predicación? ¿Con qué argumentos habrán de apoyarla?
¿Qué instituciones, secciones y boletines habrán de crear? ¿Con qué títulos
tendrán que adornarse para hacerse respetar? ¡Nada de eso! Él sólo les entrega
una consigna:
- “Vosotros sois testigos de
esto”. Eso significa esforzarse por
recordar fielmente el pasado y la convivencia que les ha unido a su Maestro.
- “Vosotros sois testigos de esto”. Eso significa reconocer que lo han abandonado
en el momento de su muerte, pero han recibido el don de su presencia
resucitada.
- “Vosotros sois testigos de
esto”. Eso significa que son las obras,
más que las palabras, las que han de comunicar a las gentes el gozoso mensaje
del Señor.
Señor Jesús, te damos gracias
porque nos has elegido para compartir tu vida y para reconocer tu triunfo sobre
el mal y sobre la muerte. Y te agradecemos que nos hayas enviado para ser
testigos de tu resurrección. Bendito
seas por siempre. Amén. ¡Aleluya!.
D. José-Román Flecha Andrés
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