viernes, 31 de mayo de 2013

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

En el Evangelio que hemos escuchado hay una expresión de Jesús que me sorprende siempre: “Denles ustedes de comer” (Lc 9,13). Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir.

1.- Ante todo: ¿quiénes son aquellos a los que dar de comer? La respuesta la encontramos al inicio del pasaje evangélico: es la muchedumbre, la multitud. Jesús está en medio a la gente, la recibe, le habla, la sana, le muestra la misericordia de Dios; en medio a ella elige a los Doce Apóstoles para permanecer con Él y sumergirse como Él en las situaciones concretas del mundo. Y la gente lo sigue, lo escucha, porque Jesús habla y actúa de una manera nueva, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien dona la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor. Y la gente, con gozo, bendice al Señor.

Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros intentamos seguir a Jesús para escucharlo, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarlo y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás.

2.- Demos un paso adelante: ¿de dónde nace la invitación que Jesús hace a los discípulos de saciar ellos mismos el hambre de la multitud? Nace de dos elementos: sobre todo de la multitud que, siguiendo a Jesús, se encuentra en un lugar solitario, lejos de los lugares habitados, mientras cae la tarde, y luego por la preocupación de los discípulos que piden a Jesús despedir a la gente para que vaya a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida (cfr. Lc 9, 12).

Frente a la necesidad de la multitud, ésta es la solución de los apóstoles: que cada uno piense en sí mismo: ¡despedir a la gente! ¡Cuántas veces nosotros cristianos tenemos esta tentación! No nos hacemos cargo de la necesidad de los otros, despidiéndolos con un piadoso: “¡Que Dios te ayude!”. Pero la solución de Jesús va hacia otra dirección, una dirección que sorprende a los discípulos: “denles ustedes de comer”. Pero ¿cómo es posible que seamos nosotros los que demos de comer a una multitud? “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”.

Pero Jesús no se desanima: pide a los discípulos hacer sentar a la gente en comunidades de cincuenta personas, eleva su mirada hacia el cielo, pronuncia la bendición parte los panes y los da a los discípulos para que los distribuyan. Es un momento de profunda comunión: la multitud alimentada con la palabra del Señor, es ahora nutrida con su pan de vida. Y todos se saciaron, escribe el Evangelista.

Esta tarde también nosotros estamos en torno a la mesa del Señor, a la mesa del Sacrificio eucarístico, en el que Él nos dona su cuerpo una vez más, hace presente el único sacrificio de la Cruz. Es en la escucha de su Palabra, en el nutrirse de su Cuerpo y de su Sangre, que Él nos hace pasar del ser multitud a ser comunidad, del anonimato a la comunión. La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él.

Entonces tendremos todos que preguntarnos ante el Señor: ¿cómo vivo la Eucaristía? ¿La vivo en forma anónima o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma mesa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas?

3.- Un último elemento: ¿de dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta se encuentra en la invitación de Jesús a los discípulos “Denles ustedes”, “dar”, compartir. ¿Qué cosa comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son justamente esos panes y esos peces que en las manos del Señor sacian el hambre de toda la gente.

Y son justamente los discípulos desorientados ante la incapacidad de sus posibilidades, ante la pobreza de lo que pueden ofrecer, los que hacen sentar a la muchedumbre y distribuyen - confiándose en la palabra de Jesús - los panes y los peces que sacian el hambre de la multitud. Y esto nos indica que en la Iglesia pero también en la sociedad existe una palabra clave a la que no tenemos que tener miedo: “solidaridad”, o sea saber `poner a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano!

Esta tarde, una vez más, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su cuerpo, se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de Dios” con el hombre, una solidaridad que no se acaba jamás, una solidaridad que nunca termina de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo, la muerte.

También esta tarde Jesús se dona a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos frenan nuestros pasos. Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, aquel del servicio, del compartir, del donarse, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si es compartido, se convierte en riqueza, porque es la potencia de Dios, que es la potencia del amor que desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.

Esta tarde entonces preguntémonos, adorando a Cristo presente realmente en la Eucaristía: ¿me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor que se dona a mí, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño espacio y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a Él y a los demás?

Seguimiento, comunión, compartir. Oremos para que la participación a la Eucaristía nos provoque siempre: a seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo aquello que somos. Entonces nuestra existencia será verdaderamente fecunda. Amen.

Santo Padre Francisco

jueves, 30 de mayo de 2013

UNA MIRADA A LA VISITA PASTORAL

RECIBIMIENTO DE AUTORIDADES EN EL AYUNTAMIENTO

 


VISITA AL IES. VIRGEN DE LA ESTRELLA



El instituto se "hizo piña" para recibir al Obispo de la Diócesis de Córdoba.

VISITA AL COLEGIO PÚBLICO POETA MOLLEJA




"Segadores de la Estrella" presentes en el Colegio Poeta Molleja

VISITA AL CENTRO DE DISCAPACITADOS "EL GRANAILLO"




El cariño de los niños hizo de la llegada del Obispo un momento inolvidable.

SANTA MISA JUEVES 23 DE MAYO

La imagen de María Auxiliadora presidió el Altar Mayor durante la Visita Pastoral.
Intervino el Coro Parroquial de la Inmaculada.

INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN
DE FOTOGRAFÍA Y DIBUJO DE SEMANA SANTA 2013




El Sr. Obispo inauguró y disfrutó de una rica exposición de fotografía y dibujo, asi como de las miniaturas de pasos realizadas por el cerámista local Miguel Pérez Moreno.

VIERNES 24 DE MAYO

VISITA COLEGIO DIVINA PASTORA


Rezando ante el Nazareno

  

La alegría de la música para recibir al Obispo en la "Casa Franciscana"

 CERCA DE LOS VECINOS

    

CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA


Los Ninos de 1ª Comunión del Domingo 26 de Mayo tuvieron la oportunidad de confesarse
con el Obispo de Córdoba.

CELEBRACIÓN PASCUAL DE LOS MAYORES Y SACRAMENTO DE LA UNCIÓN


Lo mayores de Villa del Río recibieron el Sacramento de la Unción asistiendo a una Eucaristía alegre. Intervino el Coro Parroquial de la Inmaculada y el Coro Arboreá.

SÁBADO 25 DE MAYO

ORACIÓN ANTE LA VIRGEN DE LA ESTRELLA

 El Coro Paz y Esperanza hizo de la Oración a la Stma. Virgen uno de los momentos de más recogimiento
y emotividad de la Visita Pastoral.

SANTA MISA Y CELEBRACIÓN PASCUAL CON LOS JÓVENES

La Parroquia se lleno para asistir al último acto de la Visita Pastoral. La Santa Misa congregó a prácticamente todos los grupos que forman la Comunidad Cristiana de Villa del Río. Una celebración multitudinaria, bien organizada y profunda. Asistieron los villarrenses confirmados a finales del pasado año. En la Acción de Gracias, la Parroquia y el Ayuntamiento obsequiaron al Obispo con algunos recuerdos de la localidad y agradecieron su presencia y su amabilidad durante estos días.

Intervinieron con brillantez el Coro Parroquial de la Inmaculada
y la Coral Polífónica Ntra. Sra. de la Estrella.

REUNIONES  CON LOS GRUPOS QUE FORMAN A PARROQUIA





Adoración Nocturna (Masculina y Femenina), Cáritas Parroquial, Hermandades y Cofradías, Grupo "Con vosotros está", Catequistas de 1ª Comunión, Postcomunión, Confirmación y Cursillos Prematrimoniales.

VISITA A LAS EMPRESAS DE LA LOCALIDAD

 








UN EQUIPO "TODO TERRENO" 

Muchas horas dedicadas a la Visita Pastoral que no pesan.
La alegría de saber que todo salió bien vale el esfuerzo realizado.

La Parroquia y en su nombre, vuestro Párroco D. Manuel Tirado Fernández,  agradecen a todo Villa del Río la participación, la disponibilidad y la colaboración en la reciente Visita Pastoral de Mons. D. Demetrio Fernández González a nuestra localidad.

Agradezco el cariño y la colaboración del Ilmo. Ayuntamiento, Grupos Políticos, Religiosas Franciscanas, Asociaciones, Coros, Centro de Discapacitados, Empresas, Colegios e Intituto, Televisión y Emisora local, asi como a todas las personas que han hecho posible los actos celebrados durante la estancia del Sr. Obispo de Córdoba.

GRACIAS
D. Manuel Tirado Fernández


Fotografías: Álvaro Horcas, Villa del Río TV y Matias Prats Radio