jueves, 29 de diciembre de 2016
miércoles, 28 de diciembre de 2016
FÁTIMA EN NUESTRA PARROQUIA
Este año se conmemora el primer centenario de las
apariciones de la Virgen de Fátima. Por ello, la imagen de
la Virgen está recorriendo las Parroquias de toda la Diócesis. Junto a la imagen peregrina está una reliquia de
Juan Pablo II que fue entregada al Obispo durante la JMJ en Cracovia.
Aquí podemos ver unas imagenes de las estancia de la Virgen en la Parroquia de Villa del Río
durante estas fechas navideñas.
domingo, 25 de diciembre de 2016
LA GLORIA Y LA PAZ
Homilía Solemnidad de la
Natividad, 25 de Diciembre de 2016
“El pueblo que caminaba en
tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombra y una luz les brilló”
(Is 9,2). El profeta Isaías había visto abatirse la desgracia sobre las tierras
del norte de Palestina. Pero de pronto ve brillar la esperanza sobre aquella
“Galilea de los gentiles”, como era llamada con desprecio por los habitantes
del reino de Judá
Ahora bien, esa esperanza está
vinculada al nacimiento de un niño: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha
dado”. El profeta se alegra e exhorta a su pueblo a la alegría. El niño podrá
ser reconocido por su sabiduría y por su amor a la justicia. Sorprendentemente
se le dará el títutlo de “Dios guerrero, Padre perpetuo y Principe de la paz”.
El salmo responsorial recoge esa
profecía y nos invita a cantar: “Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el
Señor” (Sal 95). Y San Pablo escribe a Tito que “ha aparecido la gracia de
Dios, que trae la salvación para todos los hombres” (Tit 2,11). Un hecho que
nos exige llevar una vida sobria, honrada y religiosa.
LA NOCHE Y LA LUZ
El evangelkio de esta noche de
Navidad nos transmite la noticia del Nacimiento de Jesús en Belén de Judea (Lc
2,1-14). Los acontecimientos históricos pueden parecer fastidiosos y hasta
llenos de prepotencia. Pero han hecho posible el nacimiento de Jesús en el
humilde lugar que señalaban los profetas. Dios escribe derecho con líneas
torcidas.
En aquel tiempo, los pastores no
eran aceptados como testigos en los tribunales. No eran de fiar. Pero Dios es
sorpendente y siempre lo será. Él elige a los pastores como los testigos y
mensajeros del nacimiento del Mesías. La grandeza de Dios se sirve de la
pequeñez y de la pobreza para hacerse creíble. Los pobres nos evangelizan.
Las palabras de Isaías se hacen
realidad. Ahora sí que el pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una luz
grande. El texto evangélico contrapone a la noche de nuestra vigilia humana el
resplandor de la presencia divina. De hecho, nos dice que a los pastores “la
gloria del Señor los envolvió de claridad”. Sólo los humildes y marginados son
iluminados.
EL MENSAJE
La última parte de este relato
tan conocido nos llena siempre de sorpresa, de humildad y de esperanza.
- De sorpresa, por la noticia:
“Os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. Nosotros esperamos ser
salvador por la técnica o por la política, por la violencia de las armas o por
los pactos de poder. Pero el Salvador viene de lo alto.
- De humildad, por la señal:
“Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Desearíamos encontrar la señal de Dios en la fuerza o en la erudición. Pero la
verdadera señal es la de la vida inerme. La de la vida que surge en la pobreza.
- De esperanza, por la alabanza
angélica: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor”. Buscamos nuestra gloria y por ella nos afanamos. Pero es la gloria
de Dios la que nos guía. Su gloria es que el hombre viva. Ese es el signo de su
amor.
Señor Jesús, tú vienes a
nuestra tierra en el modo menos imaginable. Queremos acogerte como eres y como
vienes. Te reconocemos como nuestro Hermano y como nuestro Salvador. Te
presentamos este mundo, el único que tenemos. Bendito seas, Señor. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés
domingo, 18 de diciembre de 2016
EL HIJO DE UNA VIRGEN
Homilía para 4 Domingo 18 de Diciembre de 2016. 4º de
Adviento, ciclo A.
“Mirad: la Virgen está encinta y
da a luz a un hijo, y le pone por nombre Emmanuel (que significa, Dios con
nosotros”) (Is 7, 14). El rey Acaz teme que los pueblos que se habían coaligado
contra él llegaran a invadir la ciudad de Jerusalén. Por eso está revisando las
conducciones de agua. Buena previsión ante un posible asedio a la ciudad.
El profeta Isaías se acerca para
anunciarle que no habrá guerra. El rey no cree al profeta. Este le sugiere que
pida una señal, pero el rey se muestra cínicamente piadoso. No quiere tentar al
Señor. Pues bien, el Señor le da una señal. La señal de la vida, representada
en un niño que nace y en el nombre que se le impone. ¡Dios con nosotros!
Con toda razón el salmo
responsorial nos invita a hacer nuestra la certeza de esa presencia en medio de
nosotros: “Va a entrar el Señor. Él es el Rey de la gloria” (Sal 23). Y San
Pablo, por su parte, nos exhorta a ver cómo el Evangelio se refiere al
descendiente de David, que es también Hijo de Dios (Rom 1,1-7).
EL SALVADOR
Estamos acostumbrados a meditar
la anunciación del ángel a María. Pero el evangelio de este tercer domingo de
Adviento nos presenta la anunciación del ángel a José, su esposo (Mt 1,18-24).
En un caso y en el otro, Dios revela a sus elegidos su plan de salvación. Es
decir, les anuncia el nacimiento del Salvador.
Ese es el núcleo del mensaje. Con
frecuencia pensamos que lo importante de este pasaje es disipar las dudas de
José. Y con razón, porque el ser humano se siente perdido ante la presencia de
lo desacostumbrado Y mucho más perdido cuando los acontecimientos parecen
deshacer sus propios planes de vida.
Pero hay algo más. Ante las dudas
de José, vemos que el ángel del Señor le abre un resquicio para que pueda
aceptar el don de la vida y el misterio que viene a rozar su rutina. Además, el
ángel del Señor le confiere el honor y la responsabilidad de poner nombre al
niño que llega: “Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo
de los pecados”.
EMMANUEL
Por su parte, el evangelista
Mateo recuerda la profecía de Isaías al rey Acaz. La certeza de que no habría
guerra. La promesa de la paz. La garantía a un rey tan preocupado como cínico.
Todo es visto desde otra clave.
“La virgen concebirá y dará a luz un hijo”.
La doncella anunciada por el profeta Isaías es ahora presentada como una virgen.
Eso significa que el hijo que de ella va a nacer no es fruto del esfuerzo y de
los planes humanos. Es un don gratuito de Dios a la pobreza y a la humildad
humana.
“Le pondrá por nombre Emmanuel”. Dios había
estado siempre al lado de su pueblo. Ahora, en el hijo de María, Dios habrá de
hacerse cercano a todos los seres humanos, sean del origen que sean. Se hará
tan cercano que adoptará su naturaleza y sus sueños, su fatiga y sus
esperanzas.
Padre de los cielos, concédenos
la limpieza de María y la silenciosa docilidad de José, para que tu hijo Jesús,
nuestro Hermano y Salvador, se haga presente entre nosotros. Te lo pedimos con
fe y esperanza, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés
miércoles, 14 de diciembre de 2016
sábado, 10 de diciembre de 2016
CIEGOS Y SORDOS
Homilía para el Domingo 11 de diciembre de 2016. 3º de Adviento.
“Se despegarán los ojos del
ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la
lengua del mudo cantará, y volverán los rescatados del Señor” (Is 35,5-6).
¡Palabras, solo palabras! Así responderá el que considere esta profecía de Isaías
como un utópico e increible poema de promesas imposibles.
Sin embargo, el pueblo de Israel
creyó que aquellas imágenes poéticas podían anunciar una realidad posible. Y
así fue. El imperio opresor cayó como todos los imperios. Un rey venido de
fuera concedió la libertad a los pueblos oprimidos. Y los hebreos vieron en la
salvación que se les ofrecía “la gloria de Dios y la belleza de su Dios”.
El salmo responsorial nos une a
aquella esperanza renacida al evocar aquellos mismos portentos que significan y
anuncian una salvación integral (Sal 145). Nos ayudan, además, las palabras de
la carta de Santiago: “Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor…
Manteneos firmes porque la venida del Señor está cerca” (Sant 5, 7-10).
LAS DUDAS
Juan Bautista había sido elegido
como profeta y se esforzaba en transmitir la llamada a la conversión. Pero,
recluído por Herodes en una mazmorra, debió de sufrir el asalto de las dudas
(Mt 11, 1-11). ¿Sería Jesús el Mesías que él había anunciado o habría que
esperar a otro? A los mensajeros que le envío, Jesús respondió con hechos
cumplidos.
- “Id a anunciar a Juan lo que
estáis viendo y oyendo”. Junto al Jordán se habían encontrado el Precursor y el
Anunciado. Ahora ambos recurren a discípulos que pasen la pregunta y la
respuesta. “Id a anunciar”. ¿Nos hemos preguntado alguna vez si estos
mensajeros no reflejarán la humilde misión que nos ha sido confiada?
- “Los ciegos ven y los inválidos
andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a
los pobres se les anuncia la Buena Noticia”. Esos son los hechos que dan fe de
la autenticidad del Mesías. En él se cumple la antigua profecía de Isaías. ¿No
reflejarán esos hechos ese servicio a las personas que se espera de nuestra
misión?
Y LA DICHA
De todas formas, el texto nos
sugiere que Jesús ha captado las dudas que asaltan a Juan el Bautista. Y no
quiere ignorarlas. Al contrario, en su pregunta adivina la incertidumbre de los
que, a lo largo de los tiempos, se preguntarán por la señas del Mesías y de su
misión.
- “Dichoso el que no se sienta
defraudado por mí”. En aquel tiempo, muchos esperaban un Mesías guerrero que se
levantara contra Roma, como Judas Macabeo se había sublevado contra la tiranía
de Antíoco. Pero Jesús se presentaba como humilde y manso de corazón.
- “Dichoso el que no se sienta
defraudado por mí”. En aquel tiempo, algunos esperaban que el Mesías les
concediera puestos de honor para brillar en medio de su pueblo. Algo de eso
pretendían los discípulos Santiago y Juan. Pero Jesús les invitaba a beber su
propio cáliz.
- “Dichoso el que no se sienta
defraudado por mí”. En estos tiempos, como en aquellos, no faltan los que
piensan que el Mesías ha de revelarles todos los misterios de la naturaleza y
de la historia. Pero Jesús nos propone solamente la sabiduría de la cruz.
Señor Jesús, enséñanos a
reconocerte como eres en realidad y ayúdanos a acogerte como nuestro Salvador.
Abre tú nuestros sentidos y danos generosidad para anunciar a los pobres de
forma creible la Buena Noticia de tu Reino.¡Ven, Señor Jesús!
D. José-Román Flecha Andrés
domingo, 4 de diciembre de 2016
EL FRUTO DE LA CONVERSIÓN
Homilía para el Domingo 4 de Diciembre de 2016. 2º Domingo de
Adviento. Ciclo A.
“Aquel día brotará un renuevo del
tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu
del Señor”. Con estas brillantes promesas (Is 11,1-2), el profeta Isaías
anuncia el nacimiento de un descendiente de Jesé, el padre del rey David.
Es éste un mensaje de esperanza
para los que conocieron el esplendor de aquel reinado. Es también un mensaje de
confianza, puesto que sobre ese heredero derramará el Señor sus dones. Y es un
mensaje de paz: una paz cósmica que abarca a toda la naturaleza. Hasta las
fieras salvajes serán amigables con los hombres.
No es extraño que el salmo
responsorial se haga eco de los mejores anhelos de la humanidad: “Que en sus
días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente” (Sal 71,7). El consuelo
que dan las Escrituras junto con nuestra paciencia nos ayudarán a mantener la
esperanza. Así lo dice san Pablo a los Romanos (Rom 15,4). Buena lección para
el Adviento.
LA EXHORTACIÓN
Ya sabemos que durante esta
primera etapa del Adviento nos acompaña Isaías y Juan el Bautista. Juan se
presenta en el desierto de Judá. Su atuendo recuerda la figura del profeta
Elías. Y sus palabras son el eco de un profeta anónimo que invitaba al pueblo a
retornar del exilio por las nuevas calzadas que Dios le preparaba. Ahora el
retorno será espiritual.
“Convertíos porque está cerca el
reino de los cielos”. El hebreo no pronuncia el nombre inefable de Dios. Usa el
continente en lugar del contenido. Al anunciar la llegada del reino de Dios se
proclama la cercanía del Dios del reino. Una cercanía que no puede dejar
indiferentes a los hombres. Convertirse significa revisar los valores
personales y sociales.
“Dad el fruto que pide la
conversión”. Pero revisar los valores no es sólo un ejercicio intelectual o
económico. El profeta pide a las gentes que den los frutos que se espera de
todos los que escuchan la llamada. No valen disculpas. El antiguo linaje del
que descendemos no depende de nosotros. Pero nos compromete el futuro de
justicia que hemos de construir.
Y LA PROMESA
El Bautista se considera a sí
mismo un pregonero enviado por Dios. ¡Nada menos y nada más! Él anuncia con
valentía la salvación, pero bien sabe que no es el Salvador.
“El que viene detrás de mí puede
más que yo”. La debilidad con que aparece el Mesías no ha de inducirnos a
engaño. Él viene a nosotros con un poder que deja en ridículo las pretensiones
y los poderes de los hombres y de sus instituciones.
“Yo no perezco ni llevarle las
sandalias”. El verdadero profeta nunca puede alardear de nada. El mensajero no
es dueño del mensaje. Un evangelizador que no es humilde revela bien a las
claras con su vanagloria la mentira de su misión.
“Él os bautizará con Espíritu
Santo y fuego”. El viento y el fuego son fuerzas benéficas. Pero si nos
arrastran y nos incendian pueden terminar con nuestra casa y con nuestra vida.
El Bautista sabe que el viento y el fuego de Dios nos purifican cada día.
“El tiene el bieldo en la mano”.
El bieldo era usado por los labradores para aventar la paja y separarla del
grano. La venida del Señor descubrirá nuestra falsedad y revelará lo inútil y
lo valioso de nuestras intenciones y de nuestro esfuerzo.
Señor Jesús, esperamos tu venida
y la anunciamos con esperanza. Purifica tú nuestro corazón y llámanos cada día
a la conversión. ¡Ven, Señor Jesús!
D. José-Román Flecha
Andrés
sábado, 3 de diciembre de 2016
EL SEÑOR DE LA HUMILDAD BAJARÁ EL DÍA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
El día 8 de Diciembre a las 11 de la mañana el Señor de la Humildad bajará a la Parroquia.
Las inclemencias meterológicas han hecho que el Cristo permanezca casi un mes en la Ermita de la Virgen de la Estrella, ya que subió para clausurar el Año de la Misericordia el 12 de noviembre.
El itinerario será: Estrella, Alta (Esquina de correos a azulejo de la Hdad), Hierro, Plaza de la Constitución, Pablo Picasso y Parroquia.
A la llegada tendrá lugar la Santa Misa con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
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