sábado, 22 de febrero de 2014

PERFECTOS COMO EL PADRE


Homilía para el Domingo 24 de Febrero de 2014. 7º del Tiempo Ordinario, ciclo A.

“No odiarás de corazón a tu hermano…sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Es interesante esa relación entre la prohibición y el mandato. Si se prohíbe el odio es en razón de la importancia del amor. Así se incluye la llamada regla de oro de todas las éticas en el contexto de la Ley de Moisés (Lev 19, 17-18).

Junto a ese binomio aparece la exhortación a reprender al pariente cuando peca y la prohibición de la venganza y el rencor contra los más allegados. Es verdad que los textos bíblicos habrían de ampliar el círculo hasta aconsejar la compasión hacia el prójimo en general y aun a los extranjeros que aceptan vivir en paz con el pueblo que los acoge.

La introducción a estas palabras nos sitúa en un terreno que no es muy popular en nuestros días: “Seréis santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo”. Eso significa que el creyente no puede limitarse a ser “políticamente correcto”. Ha de tratar de hacer presente y visible la santidad del mismo Dios.

LA TÚNICA Y LA CAPA

Este mensaje se completa en el evangelio de hoy, situado en el marco del Sermón de la Montaña (Mt 5, 38-49). Jesús recuerda la ley del talión: “Ojo por ojo y diente por diente”. Solemos pensar que era una licencia para la venganza. En realidad, era una restricción de la misma a términos de equidad. Nadie tenía derecho a exigir más de lo que le habían quitado.

Pero Jesús va más allá de aquella antigua norma. En el texto aparecen cinco ejemplos de exigencias incómodas: los que agravian, abofetean, pleitean por la túnica, exigen compañía y piden dinero prestado. El Maestro exhorta a sus discípulos a que no rehuyan a estos insolentes, aprovechados o impertinentes.

Su mensaje sugiere tres actitudes contrarias que suponen un heroísmo más que habitual: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian”. No se trata de caer en un victimismo enfermizo. Se trata de aprender a amar con gratuidad. Amar a los que nos aman y saludar a los que nos saludan es normal. Hasta los paganos lo hacen. Al creyente se le pide algo más.

EL SOL Y LA LLUVIA

¿Cuál es la razón para ese comportamiento tan generoso? No puede ser ni la cobardía ni la comodidad de quien no sabe o no quiere defenderse. Tampoco puede ser la falsa bondad de quien espera ser aplaudido por la sociedad. Sólo hay un motivo. Hay que poner amor donde no lo había… porque eso es lo que hace Dios. Antes de ser una exhortación moral, el texto es una revelación del mismo Dios.

• Dios hace salir su sol sobre malos y buenos. No es la bondad humana la que mueve a Dios a regalarnos la luz. Y no es la maldad humana la que puede impedir a Dios hacerse presente en nuestras vidas.

• Dios manda la lluvia a justos e injustos. No es la justicia humana la que determina la justicia de Dios. Es la lluvia de su misericordia la que produce sobre la tierra la verdadera justicia que es, a fin de cuentas, el rostro del amor.

- Señor Jesús, con tu palabra y con tu ejemplo nos has enseñado que no basta con olvidar las ofensas ni basta con perdonar al ofensor. Es preciso aceptarlo y amarlo como a un hijo del mismo Padre común. Sabemos que no es fácil. Que tu luz nos ilumine. Amén.


D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 15 de febrero de 2014

LA PLENITUD DE LA LEY

sexto domingo

Homilía para el Domingo 16 de Febrero de 2014. 6º del Tiempo Ordinario, ciclo A.

“Si quieres, guardarás sus mandatos, porque es prudencia cumplir su voluntad”. Así comienza la primera lectura de la misa de hoy. Nadie es obligado a hacer lo que no puede. Los mandamientos no son órdenes impuestas por alguien que no conoce nuestra debilidad. Responden a la dignidad y racionalidad del ser humano.

Esas palabras del libro del Eclesiástico o Sirácida (15,15-20) fueron citadas por el papa Juan Pablo II en su encíclica “El esplendor de la verdad”. Es una cita muy oportuna, en un tiempo en el que todos invocan el valor de la libertad, pero se disculpan del mal que han hecho, diciendo que no eran libres para evitarlo.

El texto nos dice a continuación: “Ante ti están puestos fuego y agua; echa mano a lo que quieras”. Nuestras opciones van fijando nuestra responsabilidad. La mayor parte de nuestras desdichas se deben a nuestra ceguera a la hora de elegir el camino.

MANDAMIENTOS Y VALORES

En el evangelio que hoy se proclama Jesús nos recuerda que no ha venido a abolir la ley de Moisés (Mt 5, 17-35). Muchos piden a la Iglesia que se decida a suprimir los mandamientos. Pero la Iglesia no puede hacer lo que ni Jesús mismo podía. Porque los mandamientos responden a los valores que nos hacen humanos.

• No basta con no matar, nos dice Jesús. Es preciso acoger a los hermanos, sin excluirlos de nuestras relaciones de fraternidad.

• No basta con no cometer adulterio. Es necesario aprender a establecer unas relaciones de amor limpias y transparentes, basadas en el compromiso y la fidelidad.

• No es preciso jurar. Estamos llamados a vivir en la verdad, a decir la verdad, a dar testimonio de la verdad, siempre y en todo lugar.

En su exhortación “La alegría del Evangelio”, el Papa Francisco nos advierte del peligro del relativismo con que tomamos nuestras opciones más profundas (n. 80).

MANDAMIENTOS Y LIBERTAD

En el texto evangélico de hoy, insertado en el marco del Sermón de la Montaña, Jesús nos advierte de un riesgo bastante frecuente:“El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el reino de los cielos”.

• Saltarse uno de los preceptos significa colocar nuestro juicio por encima del juicio de Dios. Con ello reafirmamos nuestra sed de autonomía. Pero también demostramos que decidimos actuar “como si Dios no existiera”.

• Saltarse uno de los preceptos significa también que pretendemos olvidar la dignidad de nuestros hermanos. Con razón dice el Papa Francisco que eso nos lleva a actuar “como si los demás no existieran”.

- Señor Jesús, con demasiada frecuencia pensamos que los mandatos de Dios nos privan de nuestra libertad. Con tus palabras y tu ejemplo, tú nos enseñas que sólo en el cumplimiento de esos mandatos encontraremos nuestra libertad. Bendito seas. Amén.


D. José-Román Flecha Andrés

martes, 11 de febrero de 2014

NUESTRA PARROQUIA PRESENTE EN LA CATEDRAL


El pasado domingo día 9 de febrero las Parroquias del Alto Guadalquivir abarrotaron las estancias del obispado en un encuentro que precedía a la celebración de la Santa Misa en la Catedral presidida por el Señor Obispo.


Tras la Misa en que intervinieron miembros de las diferentes Parroquias, el Obispo recibió en los salones del Obispado a las más de trescientas personas que se desplazaron a la capital.


Se trató de un encuentro muy cordial y cercano en el que al finalizar nuestra Parroquia entregó al Señor Obispo una reproducción cerámica de la ermita de la Virgen de la Estrella.


La Parroquia agradece a todos los Villarrenses su participación en este acto a pesar de las condiciones meteorológicas que se dieron.

sábado, 8 de febrero de 2014

LA LUZ Y LA SAL



Homilía para el Domingo 9 de Febrero de 2014. 5º del Tiempo Ordinario, ciclo A.

“Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”. Nadie puede poner luz en este mundo si no vive con espíritu fraternal. Esta es la condición que se expresa en la última parte del libro de Isaías (Is 58, 7-10).

Una parte de la sociedad vive de espaldas a las necesidades de tres cuartas partes de la humanidad. Hablamos de la pobreza que atenaza a muchos millones de personas. Pero muchos de nosotros ni siquiera somos capaces de imaginar las situaciones dramáticas en las que viven y mueren los pobres.

Hay que promover un progreso “para todo el hombre y para todos los hombres”, como ha escrito Benedicto XVI. Tenemos que exigir a los gobernantes y a las grandes organizaciones internacionales que cumplan sus compromisos. Pero todos podemos hacer un pequeño gesto de fraternidad. Sólo entonces brillará nuestra luz.

LA DEBILIDAD DE LA LUZ

En el texto evangélico que hoy se proclama, también Jesús emplea la imagen de la luz  (Mt 5, 13-16). Sus palabras no suenan como un mandato o como una nueva obligación moral impuesta por una norma. Sus palabras son una revelación. Sus discípulos son en verdad la sal de la tierra y la luz del mundo.

Es cierto que todos hemos de actuar de acuerdo con lo que somos. No podemos traicionarnos a nosotros mismos. Ni podemos defraudar las esperanzas que suscitamos en nuestro entorno.  A las dos declaraciones de Jesús siguen algunas condiciones. La sal no puede volverse sosa. Y la luz no debe ocultarse.

Las imágenes son elocuentes. La sal se emplea para preservar a los alimentos de la corrupción y para darles sabor. La luz de la lámpara se coloca en alto para alumbrar a todos los de la casa. Pero la sal no es el fin de sí misma. Al cumplir su función desaparece. Y el aceite se gasta al dar luz al ambiente. Sólo da vida quien la pierde.

LA ALEGRÍA DE LA LUZ

En este momento en que se nos pide vivir con valentía “la alegría del Evangelio”, esta proclamación de Jesús resume la misión y el talante de los evangelizadores:

• “Vosotros sois la luz del mundo”.  Este título no es un privilegio de unos pocos: se aplica a todos los creyentes.  Por tanto, no puede fomentar el orgullo de algunos llamados a seguir al Señor. Señala la transparencia que se espera de todos ellos.

• “Vosotros sois la luz del mundo”.  Este título no es un elogio dedicado a los más instruidos o a los que pronuncian discursos más brillantes. Es una exhortación a dejarse iluminar por Aquel que es la Luz e ilumina a todos los que vienen a este mundo.

- Señor Jesús, tú te presentaste como la Luz. Y afirmaste que quien obra el mal odia la luz, porque pretende que sus obras sean desconocidas.  Que el amor con el que nos dedicamos a los pobres de este mundo otorgue a nuestra vida la claridad y transparencia que habrán de hacer creíble tu mensaje.   Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

domingo, 2 de febrero de 2014

SAN BLAS


El día 3 de Febrero la Iglesia celebra la Festividad de San Blas. 
Por ello se procederá en la Eucaristía de las siete y media a la tradicional bendición del pan.

sábado, 1 de febrero de 2014

PRESENTADO EN EL TEMPLO

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Homilía para el Domingo 2 de Febrero de 2014. 
4º Domingo del Tiempo Ordinario, Presentación del Señor en el Templo

“De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis: Miradlo entrar, dice el Señor”. Son hermosas estas palabras del profeta Malaquías que se proclaman en la liturgia de hoy (Mal, 3,1-4). Responden sin duda a las esperanzas de los judíos de su tiempo.

Pero responden también a los deseos de los creyentes de hoy. Con frecuencia nos sentimos perdidos y huérfanos. Necesitamos contar con la presencia del Señor. Casi todos creemos bastarnos a nosotros mismos. Pero nuestra confianza es frágil y nuestras fuerzas son débiles. Necesitamos contar con la fuerza de Dios.

Claro que la presencia de Dios no es un calmante barato. El profeta lo anuncia como un fuego de fundidor y como la lejía de un lavandero. Hay mucho que purificar y lavar en nuestra sociedad y en nosotros mismos. Necesitamos esa profunda limpieza que sólo Dios puede aportar a nuestra vida.

SIMEÓN Y ANA

Según el evangelio de Lucas que hoy se proclama, Jesús es presentado en el Templo, según lo prescrito por la Ley de Moisés (Ex 13, 2.11). Todo es “evangelio”. Jesús es consagrado a Dios desde su nacimiento. Su presentación en el Templo es ya la revelación y el anticipo de su consagración a Dios (Lc 2, 22-40).

Pero su presencia no pasó inadvertida. A su llegada al Templo, el nuevo y definitivo profeta de la Nueva Alianza es reconocido por dos ancianos profetas, que representan la primera alianza de Dios con su pueblo. El texto repite hasta tres veces que en ese momento se culmina el tiempo de la Ley y llega el tiempo del Espíritu.

Simeón tiene la suerte de acoger a un Dios cercano. Y descubre la luz del día definitivo. Es capaz de leer la salvación en sus signos más pequeños. Ana se ha preparado a este momento con ayunos y oraciones. Ahora alaba a Dios y habla a todos de este Niño que llega. Escucha a Dios y reconoce a su Enviado.

ACEPTACIÓN O RECHAZO

Las palabras que Simeón dirige a María ilustran el misterio que se desarrolla en la historia de la humanidad. Son la profecía sobre la identidad y la misión del Mesías.

• “Éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten”. Aceptar o rechazar a Jesús como Salvador es lo que determina la suerte de Israel y la nuestra.

• “Será como una bandera discutida”.  Jesús será siempre una bandera, sobre todo cuando sea levantado en la cruz. Ante él se divide la humanidad.

• “Así quedará clara la actitud de muchos corazones”. En nuestra aceptación o rechazo a Jesucristo se revelan nuestras opciones más íntimas.

• “Y a ti una espada te traspasará el alma”. La que le dio a luz en Belén, lo verá entregar su vida en el Calvario por los mismos que lo condenan.

- Señor Jesús, que el Espíritu que guiaba a Simeón nos ayude a descubrir hoy entre nosotros tu luz y tu verdad y nos impulse a anunciar, como Ana,  la buena noticia de tu presencia en el mundo Amén.


D. José-Román Flecha Andrés