martes, 31 de enero de 2012

SAN BLAS EN NUESTRA PARROQUIA

3 de Febrero. Festividad de San Blas

Según la tradición, Blas de Sebaste era conocido por su don de curación milagrosa, que aplicaba tanto a personas como a animales. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este sería el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta el 3 de febrero.
Se le acercaban también los animales enfermos para que les curase, pero en cambio no le molestaban durante su tiempo de oración.

Cuando llegó a Sebaste la persecución de Agricola (gobernador de Caoadocia) contra los cristianos (la última persecución romana), sus cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y encontraron muchos de ellos esperando fuera de la cueva de san Blas. Allí encontraron a Blas en oración y le detuvieron.

Agrícola trató sin éxito de hacerle renegar de su fe. En la prisión, Blas sanó a algunos prisioneros. Entonces el gobernador le mandó matar y fue arrojado a un lago. Pero Blas, de pie sobre la superficie (como el milagro atribuido también a Jesucristo), invitó a sus perseguidores a caminar sobre las aguas y así demostrar el poder de sus dioses. Pero todos se ahogaron. Cuando volvió a tierra (por orden de un ángel), fue torturado (colgado de un poste y lacerado con rastrillos de cardar) y finalmente decapitado.

Según el Diccionario de los Santos, las Actas de este mártir carecen de consistencia histórica, pero fueron muy populares a partir del alto medievo, tanto en Oriente como en Occidente, donde llegaron a través de diversas traducciones latinas de un texto griego.

Su culto se extendió pronto por toda la iglesia. Es costumbre popular invocarle particularmente para remediar afecciones de la garganta.

Las personas que lo deseen pueden en este día traer a nuestra Parroquia el pan, para ser bendecido durante la Eucarístia. Durante la Misa se expone en el altar mayor el lienzo ánonimo de la Hermandad de la Humildad que representa a San Blas.

5 AÑOS CELEBRANDO LA FIESTA DE LA CANDELARIA ANTE NUESTRA PATRONA

   Como se viene celebrando desde hace ya cinco años, el pasado 29 de enero la Ermita de  la Virgen de la Estrella Coronada se llenó de alegría al recibir a los recién nacidos del periodo comprendido entre el 3 de febrero de 2011 al 2 de febrero de 2012.




   La Virgen, más Madre que nunca despojada de resplandores y de divinidad bajó a acoger frente a frente a los padres y madres que ilusionados acudían a cobijar bajo su manto a los bebés.  El Coro "Paz y Esperanza de Villa del Río" puso al igual que el primer año de celebración su música y su buen hacer con temas relativos a la maternidad y a la infancia.



   Tras la Eucaristía, el Párroco procedío a bendecir a cada uno de los niños arropándolos bajo el manto de la Virgen.




 

LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO

2 de Febrero, Fiesta de la Presentación de JESÚS en el templo o Día de la Candelaria.


† Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre:
«Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. (Del Santo Evangelio según San Lucas: 2, 22-40)

sábado, 28 de enero de 2012

EL PROFETA Y SU AUTORIDAD

Domingo 4º del Tiempo Ordinario B. 29 de enero de 2012


 
El profeta es nostalgia y es promesa. Pero es sobre todo, una voz y una presencia. Su mirada se extiende al pasado para “recordarlo”, es decir para pasarlo por el filtro del corazón. Y se orienta también al futuro para convocar a las gentes a “concordar” los caminos para mejorarlo.

El profeta no lo es por su propia voluntad y decisión. Obedece a una llamada de Dios ya trata de llevar a delante una misión divina que le ha sido encomendada. El profeta no vive para sí, sino para su pueblo. Es mensajero y mensaje. Su palabra ha de encontrar reflejo y testimonio en el estilo de su vida personal.

 Claro que el profeta no es siempre bien aceptado por su pueblo. Para mucho la tranquilidad es un bien más precioso que la fidelidad a los valores y a los principios. Las gentes esperan recibir palabras de halago. No gustan de los que corrigen y reprenden. Ni de los que incitan a superar la modorra de las metas conquistadas.

LA SALUD Y LA CONFESIÓN

“El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo de entre tus hermanos. A él le escucharéis”. Eso es lo que promete Moisés a su pueblo, según el texto de la primera lectura de la liturgia de hoy (Dt 18, 15-20). El pueblo esperaba esa figura prometida desde antiguo. No es extraño que los enviados desde Jerusalén pregunten a Juan Bautista si él es “el profeta”.

 Según el evangelio de Marcos, Jesús inicia su vida pública a las orillas del Lago de Galilea. Después de elegir a sus primeros discípulos, acude el sábado a la sinagoga de Cafarnaúm. Su primera acción es la de devolver la salud a un pobre enfermo que se retuerce y grita. Las gentes dicen que tiene un espíritu inmundo. Jesús lo libera de su mal (Mc 1, 21-28).

Hoy nos extraña ver que los evangelios colocan algunas de las grandes confesiones de fe en la boca de las personas más impensables, como Herodes, los sacerdotes y los fariseos o el centurión que vigila la crucifixión. En este caso es el enfermo epiléptico quien revela y reconoce la identidad de Jesús: “Sé quien eres: el Santo de Dios”.

LA VERDAD Y LA FIESTA

Pues bien, las gentes de Nazaret han sabido ver la coherencia que existe entre las palabras de Jesús y sus acciones.“Este enseñar con autoridad es nuevo”. Con  esta exclamación parecen reconocer en Jesús al profeta prometido por Moisés.

• “Este enseñar con autoridad es nuevo”. Con razón estas palabras se aplican a Jesús. Otros maestros apoyaban sus opiniones en la autoridad de reconocidos doctores. Jesús se permitía interpretar la Ley de Moisés. Con el tiempo la irá resumiendo en el mandato del amor. E irá revelando el verdadero rostro de Dios.

• “Este enseñar con autoridad es nuevo”. Es ésta una frase que deberá aplicarse a la Iglesia de hoy. La Iglesia escucha la voz de la humanidad. Presta atención a sus dolores y esperanzas. Pero no puede idolatrar a una u otra ideología. Su autoridad tampoco viene del poder político o económico. Está al servicio del Reino de Dios. De ahí viene su novedad.  
         
• “Este enseñar con autoridad es nuevo”. Cada uno de los cristianos es evangelizado cada día. Y es llamado a ser evangelizador. El Evangelio ha de sonar como nuevo en nuestros oídos. Y ha de sonar como nuevo cuando lo proclamamos. Con la novedad de la verdad y de la vida, de la cercanía y de la ternura, de la compasión y de la fiesta.

Señor Jesús, te reconocemos como el Maestro y el Profeta enviado por Dios para revelarnos su rostro de Padre y nuestra propia dignidad de hijos. Bendito seas por siempre. Amén.                                                    

                                                                                                                               
José-Román Flecha Andrés
Universidad Pontificia de Salamanca

sábado, 7 de enero de 2012

SALMO PARA DESPEDIR A LA NAVIDAD


Aunque la Navidad se nos acabe;
mientras haya en la tierra un niño feliz;
mientras haya en nuestra vida un fuego que compartir;
mientras haya unas manos que trabajen por la paz;
mientras nos brillen las estrellas:
en el mundo y en nosotros seguirá la Navidad.

Mientras haya unos labios que nos hablen de amor;
mientras haya unas manos cultivando una flor;
mientras haya un futuro que nos hace esperar;
mientras haya ternura en el mirar y el tocar;
en el mundo y en nosotros seguirá la Navidad.

Mientras haya un derrotado que ha aprendido a perdonar;
mientras haya alguien caído al que poder ayudar a levantar;
mientras acaben, por fin, las guerras, y se declare la paz;
mientras busquemos al herido al que queremos curar;
en el mundo y en nosotros, seguirá la Navidad.