martes, 31 de enero de 2012

5 AÑOS CELEBRANDO LA FIESTA DE LA CANDELARIA ANTE NUESTRA PATRONA

   Como se viene celebrando desde hace ya cinco años, el pasado 29 de enero la Ermita de  la Virgen de la Estrella Coronada se llenó de alegría al recibir a los recién nacidos del periodo comprendido entre el 3 de febrero de 2011 al 2 de febrero de 2012.




   La Virgen, más Madre que nunca despojada de resplandores y de divinidad bajó a acoger frente a frente a los padres y madres que ilusionados acudían a cobijar bajo su manto a los bebés.  El Coro "Paz y Esperanza de Villa del Río" puso al igual que el primer año de celebración su música y su buen hacer con temas relativos a la maternidad y a la infancia.



   Tras la Eucaristía, el Párroco procedío a bendecir a cada uno de los niños arropándolos bajo el manto de la Virgen.




 

LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO

2 de Febrero, Fiesta de la Presentación de JESÚS en el templo o Día de la Candelaria.


† Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre:
«Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. (Del Santo Evangelio según San Lucas: 2, 22-40)

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