domingo, 30 de noviembre de 2014

LA VENIDA DEL SEÑOR


Homilía Primer Domingo de Adviento, 30 de Noviembre de 2014, B.

“La venida del Señor” es el título de la reflexión homilética del sacerdote y téologo José-Román Flecha Andrés para el 1 Domingo de Adviento, B, (30-11-2014)

“Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia” (Is 64,1). Ese grito, que se encuentra en la tercera parte del libro del profeta Isaías, parece reflejar una situación de angustia y una gran esperanza. Y así es. Incluido en la primera lectura de la misa hoy, nos introduce de lleno en el espíritu del Adviento.

El profeta observa con preocupación la infidelidad de su pueblo. Son muchos los que andan extraviados. Dan muestras de tener un corazón endurecido. No invocan el nombre del Señor ni se esfuerzan por aferrarse a él. Lo admitan o no, son víctimas de sus propias culpas. Pero el profeta reconoce que nadie hace tanto por su pueblo como el mismo Dios.

Por eso el profeta se dirige a él con una asombrosa confianza: “Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano”. Y le pide que rasgue los cielos y se haga presente con su salvación en medio de su pueblo. Un anhelo que recoge el salmo responsorial al repetir: “Ven a salvarnos… ven a visitar tu viña” (Sal 79).

LA ESPERA Y LA TAREA

También en el evangelio que hoy se proclama aparece por dos veces la alusión a la venida del dueño de la casa (Mc 13,33-37). Es muy clara e intuitiva esa breve parábola de Jesús. Nos presenta a un patrón que se va de viaje, asignando una tarea a cada uno de sus criados y encargando al portero de la casa que esté atento para recibirle a su regreso.

Como se ve, el patrón no señala al partir el momento en que volverá a su casa. Este dato es muy importante. Él es el dueño de la casa y no pretende desentenderse de ella. Es su casa y quiere encontrarla abierta al regresar de su viaje. Él es el señor y quiere que sus criados cumplan con su misión siempre y en todo momento.

La parábola tiene una aplicación inmediata a este tiempo de Adviento que hoy comienza en la Iglesia latina de rito romano. Este es el tiempo que nos recuerda nuestra vocación a la esperanza. Nuestra fe nos lleva a vivir aguardando la venida del Señor y la manifestación de su reino en la tierra. Pero no esperamos en la ociosidad. Se nos ha confiado una tarea concreta.

EL SUEÑO Y LA VIGILA

Por tres veces aparece en el evangelio de hoy la exhortación a la vigilancia. El dueño de la casa sabe de sobra que la rutina en el trabajo y el olvido de las tareas pueden generar sopor y somnolencia. Pero es preciso mantenerse despiertos.

“Vigilad, pues no sabéis cuándo es el momento”. Es verdad que no sabemos cuándo se manifestará en su plenitud el reino que esperamos. Además, sufrimos la tentación de olvidar la importancia definitiva del momento que vivimos en el presente.

“Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa”. Casi siempre creemos que hay que velar, porque tememos la venida del Señor como la amenaza de un castigo. Pero olvidamos que también se mantiene en vela quien espera a la persona amada.

“Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!” La exhortación de Jesús se dirige a cada uno de nosotros. No podemos vivir en la acedia ni en el pesimismo estéril, como dice el Papa Francisco. Esperar es operar. Aguardar la venida del Señor nos lleva a vivir con generosidad la vocación al amor y el compromiso con la vida, con la verdad y la justicia.

- Padre nuestro celestial, todos los días te pedimos que venga a nosotros tu Reino. Que tu espíritu nos mantenga despiertos para escuchar el Evangelio de tu Hijo. Y que la espera de su manifestación nos lleve a vivir en la fe y diseñar una sociedad más humana. Amén.


D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 29 de noviembre de 2014

CAMPAÑA DE RECOGIDA DE JUGUETES


Organizada pro la Hdad. de Santa María Magdalena y colabora la Asoc. Española contra el Cancer.

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viernes, 21 de noviembre de 2014

EL REY PASTOR


Homilía Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, Domingo 23 de Noviembre de 2014. A.

“Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro…Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío”. Ese es el comienzo y el fin de la primera lectura que hoy se proclama (Ez 34, 11.17). El profeta Ezequiel ha recriminado de parte de Dios a los malos pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos  y se aprovechan del rebaño.

Por eso Dios promete arrebatar su rebaño de la mano de esos malos pastores y arrancar las ovejas de su boca. Y no sólo eso. Dios mismo promete cuidar de su rebaño y velar por él. Lo conducirá a los mejores pastos, buscará a la oveja perdida y sanará a las heridas y a las enfermas. A las fuertes y gordas las apacentará como es debido.

Esas palabras podían ser comprendidas fácilmente por quienes escuchaban al profeta. Tal vez muchos de ellos se alegrarían de esa intervención del mismo Dios en la situación de corrupción en que vivían. Pero el profeta sabe que Dios es silencioso y bondadoso, pero no es imparcial.  El Pastor habrá de juzgar con justicia el comportamiento de unos y de otros.

EL JUICIO DEL SEÑOR

Al leer el evangelio que se proclama en esta fiesta de Cristo Rey (Mt 25,31-46) imaginamos sin duda el fresco del Juicio Final que Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina. Esa impresionante escena nos lleva a examinar nuestro comportamiento diario. Pero este texto es sobre toda una reflexión sobre Jesús, su identidad y su misión, como se ve por los títulos que se le atribuyen.

Jesús es el Hijo del Hombre y el hijo del Padre, cuya bendición y maldición pronuncia como una sentencia definitiva en el momento decisivo de la historia.

Jesús es el Pastor, que conoce con tal profundidad a sus ovejas y a sus cabras que puede separarlas justamente de acuerdo con la índole y la conducta que han observado.

Jesús es el Rey y el Señor, que administra justicia de acuerdo con las acciones y las omisiones de los que deberían haberlo reconocido, acogido y socorrido durante su vida.

El texto sugiere todavía una reflexión inolvidable. El pueblo de Israel esperaba un Mesías que viniera a hacer justicia a sus gentes y a castigar a sus enemigos. Pero el texto evangélico anuncia que ante el Rey-Pastor se reunirán “todas las naciones”. El juicio universal del Señor se pronuncia sobre los que se sienten elegidos por él, y también sobre aquellos que no lo conocen.

Y EL CRITERIO DEL JUICIO

Tras invitarnos a contemplar al Juez, el evangelio de hoy nos invita a volver la mirada a los que han de ser juzgados por él, a reflexionar sobre el criterio del juicio, y considerar el destino que les aguarda: a unos el Reino “preparado” para ellos, y a otros el fuego que no estaba en principio “preparado” para ellos.

“Venid benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me disteis de comer”. Jesús había ya declarado una norma fundamental: “Quien a vosotros recibe a mí me recibe; y quien me recibe a mí, recibe a aquel que me envió” (Mt 10,40). El camino estaba claro. El juicio evidencia que algunos habían aceptado esa identificación de todo hombre con Jesús y con su Padre.
“Apartaos de mí malditos… porque tuve hambre y no me disteis de comer”. El diálogo se repite. El criterio de la justicia no es la aceptación de unas verdades de fe ni el número y fervor de unas oraciones. El juicio consiste en examinar si los juzgados han comprendido que todo servicio de amor a los “humildes” era un servicio prestado a Jesucristo, el “hermano” universal.
- Padre nuestro celestial, tú nos has preparado un Reino, como nos ha anunciado tu Hijo. Sólo nos pides que lo reconozcamos y ayudemos a él en los más frágiles y humildes de nuestros vecinos. Porque con ellos se ha identificado Jesús, tu Hijo y nuestro hermano, que vive y reina y nos espera por los siglos de los siglos. Amén.


D. José-Román Flecha Andrés

martes, 18 de noviembre de 2014

HISTORIA DE NUESTRA PARROQUIA


Traemos hoy este interesante recorte del periódico en el que podemos apreciar 
como quedó nuestra Parroquia tras el incendio del 4 de julio de 1931.


Aspecto de la Nave Central y del Altar Mayor. 
Se observan los techos hundidos de las naves laterales, la destrucción del retablo mayor donde se encontraba, según el periódico, un crucificado de gran valor procedente de la antigua parroquia, destacan los púlpitos originales del templo.


Antiguo Baptisterio, hoy capilla de la Paz y Esperanza. 
Puede verse el antiguo retablo y en su parte inferior la urna que cobijaba el Santo Entierro, 
la primitiva reja y la actual pila bautismal.


Custodia Procesional de Damián de Castro
 Salvada por los vecinos de las llamas junto con otros enseres.


IMPORTANTE
Animamos a las personas que posean fotografías interesantes de nuestra Parroquia, procesiones, actos religiosos, etc.  a hacérnoslas llegar a través del correo manueltf1@hotmail.es o llevándolas a la Parroquia para su escaneo. 

Muchas gracias.

domingo, 16 de noviembre de 2014

GRUPO DE CONFIRMACIÓN DEL SÁBADO

 Grupo de Confirmación del Sábado 15 de Noviembre

A las 8,30 comenzaba la Eucaristía en la que los confirmandos recibían el Sacramento, se sumaban así a los que ya lo habían celebrado el día anterior. 

La Parroquia se llena de fiesta para celebrar que cerca de 230 villarrenses se reafirman en su fe, en las creencias en la que sus padres los educaron a raíz del Bautismo.

EL TRABAJO Y LA ESPERANZA



Homilía Domingo 16 de Noviembre de 2014. 33 Tiempo Ordinario A
 .
“Una mujer hacendosa ¿quién la hallará?…Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza” Merece la pena volver a leer este elogio de la mujer trabajadora que se encuentra en el libro de los Proverbios (31, 10-31). Se dice que estas palabras pueden aplicarse a la sabiduría, que es la fuente de la verdadera riqueza y de la felicidad.

Pero este texto incluye también una alabanza al valor del trabajo humano, aquí reflejado en la dedicación de una mujer al esplendor de su casa y al bienestar de su familia, el trabajo es visto con frecuencia como una maldición. Pero bien sabemos cuánto dolor y disgusto ocasiona a la persona verse privada de él.

La imagen de la mujer trabajadora es un hermoso canto a las posibilidades humanas de colaborar con la obra divina de la creación. Esta imagen nos invita, además, a reflexionar sobre el trabajo vínculo social y familiar. Laborar es siempre colaborar. Y una gran parte de la felicidad que el trabajo comporta es precisamente la de servir al amor mutuo.

LOS TALENTOS

En el evangelio que se proclama en este domingo se recoge la parábola de los talentos. (Mt 25,14-30). Por su situación, entre la parábola de las doncellas invitadas a la boda y la profecía del juicio final, este texto se nos presenta como una preciosa lección sobre la esperanza cristiana y las actitudes que comporta.

Con demasiada frecuencia se ha acusado a los cristianos de vivir mirando al cielo, de forma que ignoran lo que ocurre en este suelo. Pero esa acusación no puede responder a la verdad. Como recordó el Concilio Vaticano II, la mirada orientada hacia el más allá no nos impide observar las realidades y los desafíos que se nos presentan en el más acá.

La esperanza cristiana no justifica la pereza del criado que ha recibido de su amo un talento y lo esconde en la tierra. Precisamente el que presume de conocer a su señor es el que no hace nada por aumentar el capital que le ha sido confiado. O por reclutar a otros hermanos para la vida del Evangelio, que eso es lo que significa negociar con los talentos recibidos.

EL BANQUETE

“Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor. Como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante. Pasa al banquete de tu Señor”. Así habla el Señor a los criados que han redoblado los talentos que Él les entregó.

“Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor”. Nosotros no somos los dueños del Evangelio. El Señor es el dueño, nosotros somos sus empleados. Estamos al servicio de Aquel que es nuestro Señor. Él espera de nosotros que aceptemos fielmente su encargo.

“Como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante”. La Biblia presenta una y otra vez la fidelidad como uno de los atributos de Dios y de Jesucristo. Es también nuestra vocación. En realidad, toda nuestra fidelidad es bien poca cosa comparada con la suya.

“Pasa al banquete de tu Señor”. El Señor no se deja ganar en generosidad. Nuestra fidelidad en las pequeñas tareas a favor del Evangelio recibirá un premio inefable. El banquete es la imagen adecuada para reflejar la felicidad de la intimidad con el mismo Dios.

- Padre nuestro celestial, tú nos has encomendado los tesoros de tu reino, el anuncio del evangelio y la tarea de promover la fraternidad en esta tierra. Danos fuerza para cumplir tu encargo, puesto que así enciendes nuestra esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

D. José Ramón Flecha Andrés

sábado, 15 de noviembre de 2014

SE CONFIRMAN MÁS DE 200 PERSONAS

Confirmados ayer viernes 14 de Noviembre 

A las 8,30 de ayer viernes la Parroquia acogía la celebración del primer turno de Confirmaciones de 2014. Hoy sábado a las 7'30 tendrá lugar la Eucaristía donde el segundo turno de confirmandos celebrarán el sacramento. En total, más de 200 personas que durante un año han recibido la catequesis en sus grupos viviendo los momentos litúrgicos más importantes.

sábado, 8 de noviembre de 2014

EL TEMPLO Y SU MISTERIO


Homilía Domingo 9 de Noviembre de 2014. 32 Tiempo Ordinario A.

“Del zaguán del templo manaba agua hacia levante”. Es hermosa esa imagen que nos trasmite el profeta Ezequiel y que la liturgia proclama en este día (Ez 47,1-2.8-9.12). De los cimientos mismos del templo de Jerusalén, el profeta ve brotar un abundante manantial de aguas. Este torrente cruza el desierto y llega hasta purificar las aguas salobres del Mar Muerto. De esta forma “habrá vida dondequiera que llegue la corriente”.

Esta visión profética nos introduce hoy en la celebración de esta fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, consagrada ya en el año 324 a Jesucristo Salvador. Una enorme inscripción grabada en la base de una de las pilastras de la fachada nos la presenta como “Cabeza y Madre de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe”.

Pero la dedicación de esta Iglesia, catedral del Obispo de Roma, nos lleva a dar gracias a Dios por su presencia entre nosotros. Y, sobre todo, a recordar que todos los bautizados somos templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en nosotros, como se lee hoy en la primera carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor 3,9-11.16.17),

EL TEMPLO DEL RESUCITADO

En el evangelio que se proclama en esta fiesta, recordamos también la reacción de Jesús ante los mercaderes que inundaban los atrios del templo de Jerusalén (Jn 2,13-22). A muchos cristianos les agrada imaginar aquel episodio, para afirmar a continuación que también hoy Cristo tendría que limpiar no sólo el templo material sino toda la Iglesia de Dios.

Y es verdad. Pero el texto evangélico subraya especialmente unas palabras de Jesús que resultaron misteriosas en su tiempo: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”. Bien sabemos que el discurso de Jesús sonaba a blasfemia a los oídos de aquellos que veneraban el templo de Dios más que al Dios del templo.

Sin embargo, el texto evangélico anota oportunamente que “Jesús hablaba del templo de su cuerpo”. Recordar es pasar la historia por el filtro del corazón. Y los discípulos recordaron cordialmente esas palabras cuando Jesús hubo resucitado de entre los muertos. Levantar el templo era para Jesús triunfar sobre la muerte y anunciar la buena noticia de la vida.

LA TENTACIÓN DEL MERCADO

Además de este sentido cristológico, el evangelio de hoy contiene una importante nota moral. Jesús quiere que tanto nuestro cuerpo como el cuerpo mismo de la Iglesia sean reconocidos como morada de Dios:

“No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. En una cultura marcada por la frivolidad, es bueno recordar que nuestro cuerpo y el de los demás es morada de Dios. El respeto al cuerpo es un deber que brota de la fe bautismal.

“No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. En un mundo afectado por el interés, conviene tener presente que también el mundo creado ha de ser respetado como casa de Dios y casa del hombre. La ecología y la ecoética son impensables si se pierde la esperanza en el futuro.

“No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. En un mundo señalado por el individualismo, es necesario redescubrir el valor de la comunidad. La Iglesia es el lugar donde se nos revela Dios. Y nada puede hacerle perder ese carácter sagrado.

- Padre nuestro celestial, el misterio de nuestros templos nos lleva a vivir de forma que quienes se acerquen a ellos, a nuestro cuerpo y a tu Iglesia perciban tu presencia paternal y tu misericordia. Bendito seas por siempre, Señor. Amén.


D. José-Román Flecha Andrés

domingo, 2 de noviembre de 2014

BESAMANOS A NTRA. SRA. DE LA SOLEDAD


Con motivo de la Conmemoración de los Fieles Difuntos Ntra. Sra. de la Soledad estará expuesta en Solemne Besamanos tras la Eucaristía de las 7'30 de la tarde.

A NUESTROS DIFUNTOS


“Si para recobrar lo recobrado,
debí perder primero lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido,
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado,
fue menester haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado,
que no se goza bien de lo gozado,
sino después de haber padecido.
Porque después de todo he comprendido,
que lo que el árbol tiene de florido,
viene de lo que tiene sepultado”.

Santa Teresita

sábado, 1 de noviembre de 2014

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS


Don Bosco explica a Santo Domingo Savio como ser Santo. Aprendamos esta humilde lección para ser mejores cada día. Aprovechemos esta jornada para recordar y vivir los valores de aquellos que fueron o son ejemplo de superación, constancia, fe, solidaridad, humildad y todos aquellos valores cristianos que nos hacen parecernos al Jesús de las Bienaventuranzas.