domingo, 24 de febrero de 2013

EN LA MONTAÑA

Domingo 24 de febrero. 2º de Cuaresma. C
 
 
“Dios sacó afuera a Abraham y le dijo: Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes”. (Gén 15,5). Abraham es conocido como el padre de los creyentes. Las Escrituras recuerdan su fe. Confió en Dios, aunque lo sacaba de su casa y lo enviaba a caminos desconocidos. Confió en Dios, aunque le prometía una descendencia imposible.
 
Para Abraham le fa se sustentaba en la escucha de Dios. Efectivamente, su oración consistía en escuchar a Dios, en aceptar los planes de Dios sobre él. La fe le exigía mantenerse fiel al proyecto de Dios. Pero esa fe hacía posible su fidelidad al proyecto que Dios le garantizaba con su alianza.
 
El modelo de Abraham es válido también para los cristianos. También en nosotros la fe genera esperanza.  San Pablo nos exhorta a vivir aguardando al Señor y Salvador Jesucristo. A mantenernos en la esperanza, puesto que sabemos que Él transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa (Flp  3,17 – 4,). 
 
LA ORACIÓN Y LA NUBE
 
La transformación de nuestra condición humana encuentra su modelo definitivo en la transfiguración de Jesús en lo alto del monte. El evangelio de Lucas (Lc 9,28-32) nos ofrece algunos detalles que conviene meditar:
 
• Jesús se transfiguró mientras estaba en oración. Cambió el aspecto de su rostro. Bien sabemos que el rostro refleja a la persona. En la oración, el rostro humano de Jesús nos reveló de una vez para siempre el rostro invisible de Dios.
 
• Con Jesús aparecen Moisés y Elías conversando sobre la muerte que iba a consumar en Jerusalén. Jesús escucha la Escritura. En ella se anuncia su suerte y su muerte. La transfiguración no es la meta. Es un indicador del camino que le lleva al Calvario.
 
• Los discípulos preferidos que lo acompañan se caen de sueño. Espabilándose vieron la gloria del Maestro. Estos mismos discípulos se dormirán también en el huerto de los Olivos. Y al despertarse verán la angustia de Jesús. Esta “visión” les prepara para aquella.
 
• David quiso construir un templo para Dios, pero Dios preparó a David una casa y una dinastía. Pedro quiere construir tres tiendas para retener a Jesús, Moisés y Elías en el ámbito de lo humano. Pero Dios responde introduciendo a los discípulos en la nube de lo divino.

LA PALABRA Y EL SILENCIO
 
Desde el seno de la nube resuena una voz: “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La niebla espesa que nos rodea en lo alto de la montaña, nos priva de ver los rebaños, pero acerca a nuestros oídos el sonido de sus  esquilones. La nube representa a Dios, siempre invisible, pero siempre cercano a cada uno de nosotros con el misterio de su palabra.
 
• “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La transfiguración es la revelación de Jesús, como hijo eterno de Dios. Nosotros participamos de alguna manera de su filiación y estamos llamados a vivir el espíritu de la filialidad.
 
• “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La transfiguración nos anuncia la elección de Jesús como mensajero de la bondad y misericordia de Dios. Nosotros hemos sido elegidos para colaborar en su misión liberadora.
 
• “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La transfiguración nos presenta a Jesús como el profeta que transmite las palabras de Dios. Nosotros somos invitados a prestar atención a su mensaje de vida y esperanza.
 
- Señor Jesús, tú nos conoces bien. Y sabes que de la palabrería insensata de Pedro, hemos de pasar a escuchar la voz de Dios para terminar recogidos en el silencio que conserva tu palabra. Bendito seas por siempre, Señor. Amén.
 
D. José-Román Flecha Andrés

lunes, 18 de febrero de 2013

VIDEO CUARESMAL DE LA HERMANDAD DE LA HUMILDAD


Otro año más la Hermandad de la Presentación al Pueblo abre la Cuaresma con un video-catequesis, En esta ocasión con el título " La Humildad hecha Santidad" inspirado en la Oración simple de San Francisco de Asís.
 
!Feliz y fructuosa Cuaresma¡

viernes, 15 de febrero de 2013

EN EL DESIERTO

Domingo 17 de febrero de 2013. 1º de Cuaresma. C.

“Clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión…Nos sacó de Egipto con mano fuerte. Nos introdujo en este lugar y nos dio esta tierra”. Esa secuencia de cinco verbos resume la fe de Israel, que los fieles confiesan al ir a presentar en el templo las primicias de los frutos de esa tierra.
Ahora bien, en la profesión del “credo” de Israel, los creyentes no proclaman verdades abstractas, sino que cuentan una historia. Una historia en la que se menciona el recuerdo de la opresión que sufrieron en Egipto. Y en la que se hace memoria, sobre todo de la intervención liberadora de Dios (Dt 26,4-10).
Además, esta profesión de fe no se limita a evocar el pasado. Aquel “credo”, incluido en el libro del Deuteronomio miraba ya al futuro. De hecho pedía a los hebreos que acudieran al templo a presentar sus ofrendas al Señor. El don de Dios requería una respuesta de gratitud. Y una actitud de adoración al Señor su Dios.
Por cierto, la meditación sobre la fe, retorna en la segunda lectura de la misa. San Pablo escribe a los Romanos que “por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación”. La fe en el Señor Jesús, resucitado de entre los muertos continúa para nosotros la salvación experimentada por Israel. 

LAS PRUEBAS DEL DEMONIO

Este primer domingo de cuaresma volvemos todos los años al desierto. Allá fue llevado Jesús por el Espíritu. Y allí permaneció durante cuarenta días, como hicieran en otro tiempo Moisés y Elías. El desierto es para el creyente la metáfora del encuentro con la verdad de sí mismo. Es el símbolo de la prueba de la fidelidad a esa verdad (Lc 4, 1-13).
• En la primera prueba, Jesús se enfrenta con la necesidad de subsistir. Pero él sabe que esa necesidad no puede ni debe solucionarse con el recurso a la magia. El sustento se debe al trabajo humano, no a fáciles milagros.
• En la segunda prueba, Jesús se enfrenta con la falsa ilusión de reducir la dignidad humana al dominio sobre los demás o sobre el ambiente. Pero él sabe que el demonio miente al ofrecer algo que no tiene. El poder es demoníaco cuando no es justo.
• En la tercera prueba. Jesús se enfrenta con el ansia de la apariencia y del triunfo fácil sobre las situaciones. Pero él sabe dónde se sitúan los límites del ser humano y los acepta. Los mensajeros de Dios no son enviados para alimentar la ostentación humana.

LA PALABRA DE DIOS

Las tentaciones de Jesús son las pruebas a las que fue sometida una y otra vez su dignidad de Hijo de Dios. Y resumen también las pruebas a las que es sometida cada día la fe de los creyentes, que tratan de seguirlo por el camino. También ellos han de apelar a la palabra de Dios:
• “No sólo de pan vive el hombre”. Es preciso buscar lo esencial. “Tener” más medios o recursos no significa ser más felices.
• “Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto”. Sólo Dios es Dios. Adorar a los hombres, las instituciones o las cosas es una burda idolatría.
• “No tentarás al Señor tu Dios”. Sólo Dios es el Señor. Hemos sido llamados a aceptar su voluntad. Tratar de imponerle nuestra voluntad es tentar a Dios.
- Señor Jesús, queremos repetir con fe las palabras que tú nos enseñaste: “No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal”. Amén
D. José-Román Flecha Andrés

MENSAJE CUARESMAL DE NUESTRO PÁRROCO

CUARESMA:
Salimos al encuentro de la Vida

¿Alguna vez te has preguntado qué es la Cuaresma?
Dejando a un lado lo que todo el mundo sabe de los cuarenta días o cuarenta años, etc.

Pienso que la Cuaresma es:
Un ponerse en marcha, para conseguir una meta: Celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, Hijo único de Dios.

Pienso también que es:
Una actitud de disponibilidad, para ser, como decía San Francisco, un instrumento de Paz.

Este ponerse en marcha y esa actitud, se hacen presentes en tres momentos en la vida de la persona que cree:

A través de una oración sencilla: Haz de mi un instrumento de tu Paz.  Donde haya odio, que yo ponga amor.

A través de un comportamiento honrado, que valore siempre al prójimo como lo que es: "imagen y semejanza de Dios", y derrumbe los muros y barreras que vamos construyendo con el rencor, el odio, la violencia, el egoísmo. Ya que es perdonando como se es perdonado.

A través de un compromiso con el débil y oprimido: porque es dando como se recibe. Es compartiendo como se descubre que hay para todos y sobra. Es cuidando del ser humano y de su entorno, como hacemos un mundo también para los demás.

Y al final de esta marcha, diremos con San Pablo: "He combatido bien mi combate, he llegado hasta la meta y he mantenido la fe en un Dios que sale a mi encuentro con su Cruz, me acepta como soy y me invita a resucitar con Él.

 Manuel Tirado Fernández

domingo, 10 de febrero de 2013

EN ALTA MAR

Domingo 10 de Febrero de 2013. 5º de Tiempo Ordinario, ciclo C.
Alguien ha dicho recientemente que la religión pretende instalar en las conciencias el sentido de culpa por el pecado para después ofrecer el perdón de Dios. La afirmación se lanza con ironía no disimulada y con un dogmatismo irrefutable. Y que nadie se atreva a discutir  esa tesis, porque será puesto en el más vergonzoso ridículo.
Quizá en algún círculo religioso haya ocurrido alguna vez algo semejante. Pero el texto de Isaías que hoy se lee en la liturgia desmiente esa idea (Is 6, 1-8). Según el profeta, el proceso es exactamente el contrario. Isaías recuerda una experiencia sensorial que, después de afectar a la vista, al oído, al tacto y al olfato, suscita en él un sentimiento no esperado.
En efecto, Isaías “ve” al Señor y a los serafines. “Oye” los gritos con que proclaman la gloria del Señor, tres veces santo. “Siente”  el temblor de las jambas de las puertas del templo. Y, al parecer, “huele” el humo que lo llena. Y ante la grandeza de Dios descubre su propia distancia y su in-dignidad: es un hombre de labios impuros.
LOS TÍTULOS DE JESÚS
Simón Pedro se encuentra en un marco diferente. No está en el templo, sino en el escenario habitual del lago de Galilea. No hay serafines que proclamen la gloria de Dios, sino una extraordinaria redada de peces. Y no ve al Dios de los astros del cielo, sino a Jesús de Nazaret, un nuevo profeta que ha aparecido por la ribera del lago. Sin embargo Pedro pasa por una experiencia semejante, según  las dos frases que se atreve a pronunciar (Lc 5, 1-11):
• “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. El discípulo constata el fracaso de una fatigosa tarea, a la que está acostumbrado. Y, al mismo tiempo, hace ver la confianza que pone en las palabras de un maestro, al que ha decidido seguir.
• “Apártate de mi, Señor, que soy un pecador”. La confianza ha dado un fruto insospechable. Ante la enorme captura de peces, Simón cambia el título con el que se dirige a Jesús. El Maestro es reconocido ahora como Señor. También ahora el camino es el inverso. Frente al poder de Jesús, Simón descubre  su distancia y su in-dignidad, es decir su pecado.
LAS PROPUESTAS DE JESÚS
Pero, en ambos relatos hay algo aún más importante. A pesar de la indignidad de Isaías, el Dios Santo lo elige como su profeta. Y a pesar de la conciencia de pecado de Simón Pedro, Jesús lo elige como su apóstol. En ambos casos, a la llamada responde la disponibilidad del llamado.
• “Rema mar adentro y echad las redes para pescar”. En la primera frase, Jesús requiere la colaboración del amigo pescador, suscita en él un dinamismo nuevo e interpela al mismo tiempo sus capacidades y su confianza. El resultado responde más a la iniciativa de Jesús que a la pericia de Simón y sus compañeros pescadores.
• “No temas: desde ahora serás pescador de hombres”. En la segunda frase, Jesús reconoce que el asombro ante el misterio puede provocar el temor, pero tranquiliza al amigo. El presente se convierte en signo profético para una misión de futuro. Jesús no ignora la historia ni las aptitudes del amigo. Las valora y les confiere un nuevo destino.
- Señor Jesús, gracias por que te has fijado en nosotros, porque has solicitado nuestra colaboración y porque nos envías a una misión que es la tuya. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

viernes, 1 de febrero de 2013

EL PROFETA EN SU TIERRA

Domingo 3 de febrero de 2013. 4º del Tiempo Ordinario. C.
“Antes de formarte en el vientre te escogí…Te he nombrado profeta de los gentiles…No les tengas miedo…Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte”. Sobre este oráculo del Señor se asienta la vocación profética de Jeremías (Jer 1, 4-5. 17-19).
Su misión no brota de una decisión personal, sino que se debe a la elección gratuita e incondicional por parte de Dios. A la elección sigue el envío para anunciar la palabra de Dios a los paganos. Y el envío es sostenido por una protección continua de Dios. Elección, misión y protección. Tres tiempos de la misma vocación.
Muchos creyentes han llegado a descubrir en su propia vida esos tres momentos de la presencia de Dios. Por supuesto, la Iglesia entera se sabe destinataria de esa vocación profética de anuncio y de denuncia. Y de alguna forma, en ese camino se encuentran todas las personas que buscan un sentido para su vida y luchan por una sociedad más justa.
PALABRAS DE GRACIA
Pero la misión del profeta no es fácil. En la sinagoga de Nazaret, Jesús leyó un texto que se encontraba en el libro de Isaías. Y tuvo la osadía de añadir: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” (Lc 4,21). Se suele decir que, admirando sus palabras llenas de gracia, las gentes de su pueblo primero lo aceptaron y después lo rechazaron.
Pero tal vez hay que revisar esa traducción. Los vecinos de su pueblo, dieron testimonio contra él, escandalizados por su pronunciamiento a favor de una gracia universal. Jesús se arrogaba la misión de pregonar el jubileo de la reconciliación, pero había que omitir las palabras proféticas que anunciaban la venganza de Dios.
Jesús se presentaba como el profeta de un Dios misericordioso. Un Dios que acogía también a los extranjeros y a los paganos. Se comparaba a sí mismo con Elías, que atendió a una viuda de las tierras de Sidón, y con Eliseo, que curó al leproso Naamán, llegado de Siria. El Dios de Jesús era incompatible con las fronteras de los nacionalismos.
MENSAJE Y MENSAJERO
Las gentes de la aldea en la que Jesús se había criado no podían soportar que el hijo de José les cambiara su idea de Dios. Evidentemente, lo consideraron como un blasfemo. Y, según la Ley de Moisés, los blasfemos habían de ser castigados con la muerte (Lev 24,16).
• “Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. El evangelio pone en boca de Jesús este refrán. Él fue rechazado en el pueblo donde se había criado y por las gentes con las que había convivido. También hoy los pueblos cristianos rechazan su doctrina y hasta su nombre.
• “Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. A lo largo de los tiempos, el refrán ha podido aplicarse a la Iglesia. Por fuerza habría de ser perseguida la comunidad que trata de predicar la reconciliación entre las gentes y las comunidades divididas y enfrentadas.
• “Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. Bien lo saben los evangelizadores de hoy. Sus vecinos y parientes, por al no aceptar el mensaje de la gracia, rechazan también al mensajero que lo anuncia.
- Señor, Jesús, te reconocemos como el enviado de Dios y el profeta de un Dios que nos llama a superar nuestra diferencias gracias a la universalidad de la fe. Ayúdanos a ser fieles a tu evangelio a pesar de todas las dificultades. Amén.
D. José Ramón Flecha Andrés

PRESENTACIÓN DE LOS NIÑOS A LA VIRGEN DE LA ESTRELLA

Mañana, día 2 de febrero, a las cinco de la tarde tendrá lugar la Presentación de los niños a la Virgen de la Estrella Coronada. La Fiesta de la Presentación de Jesús en en templo y la Purificación de la Virgen volverá a despertar emociones en una Eucaristía con los más pequeños de Villa del Río, que pasarán bajo el manto de la Patrona. Intervendrá: Coro Alboreá.