sábado, 30 de marzo de 2013

RESUCITÓ



Señor resucitado
Tú vives, has resucitado de entre los muertos.
Tú vives, ha sido un milagro patente.
Tú vives, la muerte ha sido vencida.
Tú vives, la vida es más grande que la muerte.
Tú vives, primicia de todos los vivos.
Tú vives, y eres la vida.
Tú vives, tu carne no ha conocido la corrupción.
Tú vives, no has sido abandonado a la muerte.
Tú vives, y nos enseñas el camino de la vida.

Señor resucitado, sé nuestra fuerza, nuestra vida.
Señor resucitado, danos la alegría de vivir.
Señor resucitado, ábrenos a la inteligencia de las Escrituras.
Señor resucitado, enséñanos a caminar como hermanos a tu encuentro.
Señor resucitado, haz de nosotros una comunidad en marcha, una comunidad viva y de vida. 
Señor resucitado, pon calor en nuestros corazones.
Señor resucitado, pon claridad en nuestros ojos de creyentes.
Señor resucitado, pon humildad en nuestra vida entera para reconocerte como vivo.
Señor resucitado, pon espíritu en nuestra alma para llegar a la santidad. 

viernes, 29 de marzo de 2013

VIERNES SANTO

 
Tres testigos de la pasión de Cristo
 
La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza. Y cada año, mientras el mundo da las vueltas de su pequeña historia, permanece la cruz, la antena de la vida, señalando con sus cuatro brazos las dimensiones del universo, como si del cielo y de la tierra, de Oriente y de Occidente todo se concentrara allí donde en Cristo todo se junta y se reconcilia. Fulget crucis mysterium! Brilla el misterio de la cruz. Con la pasión de Jesús según el Evangelio de Juan contemplamos el misterio del Crucificado, con el corazón del discípulo Amado, de la Madre, del soldado que le traspasó el costado.
Juan, teólogo y cronista de la pasión nos lleva a contemplar el misterio de la cruz de Cristo como una solemne liturgia. Todo es digno, solemne, simbólico en su narración: cada palabra, cada gesto. La densidad de su Evangelio se hace ahora más elocuente. Y los títulos de Jesús componen una hermosa Cristología. Jesús es Rey. Lo dice el título de la cruz, y el patíbulo es trono desde donde el reina. Es sacerdote y templo a la vez, con la túnica inconsútil que los soldados echan a suertes. Es el nuevo Adán junto a la Madre, nueva Eva, Hijo de María y Esposo de la Iglesia. Es el sediento de Dios, el ejecutor del testamento de la Escritura. El Dador del Espíritu. Es el Cordero inmaculado e inmolado al que no le rompen los huesos. Es el Exaltado en la cruz que todo lo atrae a sí, por amor, cuando los hombres vuelven hacia él la mirada.
La Madre estaba allí, junto a la Cruz. No llegó de repente al Gólgota, desde que el discípulo amado la recordó en Caná, sin haber seguido paso a paso, con su corazón de Madre el camino de Jesús. Y ahora está allí como madre y discípula que ha seguido en todo la suerte de su Hijo, signo de contradicción como El, totalmente de su parte. Pero solemne y majestuosa como una Madre, la madre de todos, la nueva Eva, la madre de los hijos dispersos que ella reúne junto a la cruz de su Hijo. Maternidad del corazón, que se ensancha con la espada de dolor que la fecunda. La palabra de su Hijo que alarga su maternidad hasta los confines infinitos de todos los hombres. Madre de los discípulos, de los hermanos de su Hijo. La maternidad de María tiene el mismo alcance de la redención de Jesús. María contempla y vive el misterio con la majestad de una Esposa, aunque con el inmenso dolor de una Madre. Juan la glorifica con el recuerdo de esa maternidad. Ultimo testamento de Jesús. Ultima dádiva. Seguridad de una presencia materna en nuestra vida, en la de todos. Porque María es fiel a la palabra: He ahí a tu hijo.
El soldado que traspasó el costado de Cristo de la parte del corazón, no se dio cuenta que cumplía una profecía y realizaba un último, estupendo gesto litúrgico. Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua de la salvación; La sangre es signo de aquel amor más grande, la vida entregada por nosotros, el agua es signo del Espíritu, la vida misma de Jesús que ahora, como en una nueva creación derrama sobre nosotros.

JUEVES SANTO

 Lavar los pies unos a otros: una caricia de Jesús
Esto es conmovedor: Jesús que lava los pies a sus discípulos. Pedro no entendía nada, se negaba. Pero Jesús le explicó. ¡Jesús –Dios– hizo esto! Y él mismo explica a los discípulos: «Comprendéis lo que he hecho por vosotros?. Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» (Jn 13, 12-15). Es el ejemplo del Señor: él es el más importante y lava los pies, porque, entre nosotros, el que está más alto debe estar al servicio de los demás.
Y esto es un símbolo, es un signo, ¿no? Lavar los pies significa: «Yo estoy a tu servicio». Y nosotros también, entre nosotros, no es que tengamos que lavarnos los pies todos los días uno a otro, pero ¿qué significa esto? Que debemos ayudarnos uno a otro. A veces me he enfadado con uno, con otra… pero… olvídate, olvídate, y si te pide un favor, házselo. Ayudarnos uno a otro: esto nos enseña Jesús y esto es lo que hago, y lo hago de corazón, porque es mi deber. Como cura y como obispo tengo que estar a vuestro servicio.
Pero es un deber que me surge del corazón: me gusta. Me gusta esto y me gusta hacerlo porque el Señor me lo ha enseñado así. Pero vosotros también, ayudadnos: ayudadnos siempre. Uno a otro. Y así. ayudándonos, nos haremos el bien. Ahora haremos esta ceremonia de lavarnos los pies, y pensemos, que cada uno de nosotros piense: «¿De verdad estoy dispuesta, estoy dispuesto, a servir, a ayudar al otro?». Pensemos en esto, tan solo. Y pensemos que este signo es una caricia de Jesús, una caricia que da Jesús, porque Jesús vino precisamente para esto: para servir, para ayudarnos.
(Original italiano procedente del archivo informático de la Santa Sede; traducción de ECCLESIA).
Homilía del Papa Francisco

sábado, 23 de marzo de 2013

LA ENTRADA EN JERUSALÉN


    Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. 24 de marzo de 2013


Como tantos otros viajeros, guardo todavía en los ojos y en el alma el precioso recuerdo de un domingo de Ramos vivido en la ciudad de Jerusalén. Colocado, junto a mi grupo de peregrinos, en una pequeña altura junto a la Puerta de los Leones, podía ver el gozoso serpentear de la procesión que bajaba de Betfagé por la ladera del Monte de los Olivos.

 Aquella multitud de cristianos, llegados de toda la Tierra Santa, y de muchos países del mundo, cantaba en lenguas diversas la gloria del Señor. Cruzado el vallecito del Cedrón y pasada ya la puerta, la procesión iba a terminar en la iglesia cruzada de Santa Ana, dentro ya de los muros de la vieja ciudad.

Una celebración muy semejante fue descrita ya en el siglo IV por la virgen Egeria, probablemente procedente de las tierras del Bierzo. Aquella procesión recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén, el entusiasmo de los  discípulos que le seguían, pero también el rechazo de la ciudad a la que él venía a traer la paz.

ENTUSIASMO Y RECHAZO

Recordamos al ciego Bartimeo, que pedía limosna a la vera del camino de Jericó. Enterado de que pasaba Jesús hacia Jerusalén, comenzó a llamarlo a gritos: “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí” (Lc 18, 38). Gracias a Jesús recobró la vista y, unido a la peregrinación, “le seguía glorificando a Dios”.

Es interesante el comentario de Benedicto XVI a este pasaje: “De repente, el tema ‘David’, con su intrínseca esperanza mesiánica, se apoderó de la muchedumbre: este Jesús con el que iban de camino, ¿no será acaso verdaderamente el nuevo David? Con su entrada en la Ciudad Santa, ¿no habrá llegado la hora en que Él restablezca el reino de David?”

El evangelio de Lucas recoge las aclamaciones de los peregrinos a las que añade el eco del mensaje de los ángeles a los pastores: “¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas” (Lc 19,38). Aquella entrada de Jesús suscitaba los mejores recuerdos de las gentes y enardecía las esperanzas de los peregrinos.

Pero al mismo tiempo, aquellos gritos de entusiasmo no dejaron de alarmar a los habitantes de la ciudad de Jerusalén, que se preguntaban alborotados: “¿Quién es éste?” Una pregunta que encontró una respuesta gozosa en las gentes que llegaban con él: “Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea” (Mt 21,10s).

EL SILENCIO Y EL MENSAJE

Dos actitudes: el entusiasmo de los que peregrinan con Jesús y el escándalo de los habitantes de Jerusalén. Dos actitudes que se repiten a lo largo de los tiempos. Algunos fariseos de entre la gente, inquietados por aquellos gritos, pidieron a Jesús que reprendiera a sus discípulos. La respuesta de Jesús nos interpela también en nuestros días.

• “Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras”. Esas palabras del Maestro son una advertencia para una sociedad que, en diversas partes del mundo, trata de silenciar por todos los medios el mensaje de Jesús y de rechazar al Mensajero.

• “Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras”. Pero esa promesa de Jesús es también un aviso para la Iglesia. Ella ha de saber que, muerto el cantor, no muere el cantar. Son muchas las voces que le recuerdan cada día las palabras y los gestos de Jesús.

• “Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras”. Esa profecía  del Señor interpela a cada uno de los cristianos. Hemos sido llamados a confesar a Jesucristo, como ha dicho el nuevo Papa Francisco en la misa con los cardenales. Si nosotros callamos, el Señor buscará otros mensajeros que sean más fieles a su vocación.

- Señor Jesús, creemos que tú llegas también hoy a nuestra vida. Queremos reconocer el tiempo de tu visita. Queremos acogerte como el enviado de Dios que nos trae la paz. ¡Bendito seas, Señor!

D. José-Román Flecha Andrés


miércoles, 20 de marzo de 2013

CORAZONES DESGARRADOS


Conocemos el mensaje de Benedicto XVI para esta cuaresma del año 2013. Será bueno recordar el mensaje que el nuevo Papa Francisco envió este mismo año a su diócesis de Buenos Aires.


El texto recuerda el drama de la violencia, la envidia, el odio, la calumnia, y la mundanidad que anida en los corazones. Ahí está el sufrimiento de inocentes y pacíficos;  el desprecio a los derechos de las  personas y de los pueblos más frágiles; el imperio del dinero con sus demoníacos efectos como la droga, la corrupción, la trata de personas - incluso de niños - junto con la miseria material y moral; la destrucción del trabajo digno, las emigraciones dolorosas y la falta de futuro.

Además están  nuestros errores y pecados como Iglesia y la falta de valores éticos en la sociedad, en las familias y en la  convivencia de los barrios, pueblos y ciudades.  

Ante ese panorama cabe preguntarse: “¿Tiene sentido tratar de cambiar todo esto? ¿Podemos hacer algo frente a esta situación? ¿Vale la pena intentarlo si el mundo sigue su danza carnavalesca disfrazando todo por un rato?”

El mensaje responde afirmativamente: “La Cuaresma se nos presenta como grito de verdad y de esperanza cierta que nos viene a responder que sí, que es posible no maquillarnos y dibujar sonrisas de plástico como si nada pasara”.

Las palabras del profeta Joel que se leen el Miércoles de Ceniza: “Rasguen el corazón, no los vestidos: conviértanse al Señor su Dios”, son una invitación a la sinceridad y a la conversión. Como en un poema se va repitiendo esta exhortación:

• “Rasguen los corazones para que por esa hendidura podamos mirarnos de verdad.

• Rasguen los corazones, abran sus corazones, porque sólo en un corazón rasgado y abierto puede entrar el amor misericordioso del Padre que nos ama y nos sana (…)

• Rasguen los corazones para experimentar en la oración silenciosa y serena la suavidad de la ternura de Dios.

• Rasguen los corazones para sentir ese eco de tantas vidas desgarradas y que la indiferencia no nos deje inertes.

• Rasguen los corazones para poder amar con el amor con que somos amados, consolar con el consuelo que somos consolados y compartir lo que hemos recibido”.

Así pues, la Cuaresma es un tiempo propicio “para que nos convirtamos hacia la santidad misma de Dios; nos convirtamos en colaboradores que recibimos la gracia y la posibilidad de reconstruir la vida humana para que todo hombre experimente la salvación que Cristo nos ganó con su muerte y resurrección”.

Con todo, la conversión exige gestos concretos.  El cardenal Jorge Mario Bergoglio sugería el compromiso de “crecer y madurar en el encuentro con el Señor que se hace visible en el rostro sufriente de tantos chicos sin futuro, en las manos temblorosas de los ancianos olvidados y en las rodillas vacilantes de tantas familias que siguen poniéndole el pecho a la vida sin encontrar quien los sostenga”. Excelente programa para este Año de la Fe.

D. José Román Flecha Andrés

sábado, 16 de marzo de 2013

PREGÓN DE SEMANA SANTA 2013

Mañana sábado día 16 de marzo a las 8'30 de la tarde
tendrá lugar el tradicional

 
PREGÓN DE SEMANA SANTA
 
a cargo de
D. Enrique Sánchez Collado
Licenciado en Bellas Artes y Cofrade

Presenta:
Juan Luis Pastilla Gómez
Pregonero de 2012

Música:
A.M.C. Puente Romano de Villa del Río

 

jueves, 14 de marzo de 2013

BIENVENIDO FRANCISCO


Elegido el nuevo Papa de la Iglesia: un jesuita hispanoamericano
con una humildad y una dulzura comparables a las de Juan XXIII.
 
¡Bienvenido!

sábado, 9 de marzo de 2013

EL PADRE Y LOS HIJOS


Domingo 10 de marzo de 2013. 4º de Cuaresma. C

Generalmente pensamos que es difícil aprender a amar. Reconocer la dignidad única del otro. Descubrir que si es verdad que necesitamos del otro, también el otro nos necesita.  Aprender a entregarnos totalmente.  En libertad y gratuidad. Con generosidad  y definitividad.

Pero también es difícil aprender a ser amado y dejarse amar. Siempre queda en nosotros un último reducto de altanería. Pensamos que al entregarnos nos perdemos. En el fondo no confiamos totalmente en la bondad del otro. No esperamos que los brazos del otro se nos abran gratuitamente.

Según el libro bíblico de Josué, Dios mismo tiene que recordar a su pueblo que lo ha liberado sin condiciones de la esclavitud. El texto describe a grandes rasgos el final del peregrinaje de Israel por el desierto. Al acercarse a la tierra que Dios les había prometido pudieron disfrutar de los frutos esperados.

El pueblo que había vivido como esclavo puede al fin empezar a vivir como un hijo. Su Padre lo ha guiado por el camino, lo ha alimentado en el desierto y le ha preparado los frutos con los que ha de celebrar su libertad.

DOS HIJOS Y UNO MÁS

Según la parábola evangélica, hay dos hijos que parecen incapaces de reconocer y aceptar el amor de su padre. El hijo pequeño se siente oprimido en el hogar y decide ir a gozar de una libertad que no encuentra. Lejos de su padre, se ve obligado a servir a un amo que lo emplea como a un esclavo.

Es verdad que un día decide regresar a la casa paterna. Pero desea integrarse en ella como un empleado más. Quiere trabajar por un salario. Desea que sea reconocido el valor de su dedicación. Esa es la última demostración de su error. El Padre no está dispuesto a recobrarlo como un empleado, sino como un hijo.

El hijo mayor permanece en el hogar, pero no ha descubierto la libertad que le proporciona el amor de su padre. Al regresar el hermano perdido, no sólo proyecta sobre él la suciedad de su propio corazón, sino que juzga y critica la misericordia con que el padre lo recibe.

En la misa de los niños dije una vez que en la parábola falta un tercer hijo. Un hijo que no abandone el hogar. Un hijo que, al regreso de su hermano se adelante a organizar un recibimiento festivo. Un niño de la parroquia levantó la voz para decir que ese tercer hijo existe ya. Es el que cuenta la parábola. Jesús.

LA ALEGRÍA DEL HALLAZGO

Es interesante descubrir que a las palabras del hijo menor, el padre no responde con un discurso, sino con los gestos de la fiesta y la alegría. El hijo mayor sí que necesita una interpelación.

• “Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo”. Esa palabra se dirige hoy a todos nosotros. Aun cuando no seamos consciente de estar con Dios, nuestro Padre está siempre con nosotros.

• “Deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido”. Esa invitación a la alegría, pronunciada en medio de la cuaresma, da el tono de nuestra fe. Y de esa fraternidad que nos une.

• “Estaba perdido y lo hemos encontrado”. Esa alusión a la pérdida y al hallazgo nos recuerda a todo hombre que, como Adán, se pierde en elecciones equivocadas. Pero subraya que la pérdida del hombre no es irreparable.

- Padre de los cielos, te damos gracias por ese amor con que nos sigues y nos alimentas, por la paciencia con que nos esperas y por la alegría con que nos recibes. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

jueves, 7 de marzo de 2013

MISA DE HERMANDADES Y COFRADÍAS


SANTA MISA DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE SEMANA SANTA

VIERNES 8 DE MARZO DE 2013 A LAS 7'30 DE LA TARDE
Parroquia de la Inmaculada Concepción
Predica: D. Rafael Rabasco Ferreira
Arcipreste del Alto Guadalquivir

CONVIVENCIA CUARESMA 2013

Comunidad "Con vosotros está"
 
Durante los días 23 y 24 de febrero de 2013, 115 personas –niños, jóvenes y adultos-, llegadas de Córdoba, Lucena, Rute, Posadas, Villa del Río, Sevilla, Nueva Carteya y Encinas Reales, hemos celebrado, en la Casa Diocesana de Espiritualidad San Antonio (Córdoba), la Convivencia de Cuaresma, en el marco del 50 Aniversario de la Apertura del Concilio Vaticano II y del Año de la Fe.

Teniendo presente el camino recorrido, hemos querido profundizar en lo que significa evangelizar y ser evangelizador, a la luz de Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, de la experiencia y el testimonio de San Juan de Ávila y del Sínodo sobre la Nueva Evangelización, para descubrir, en actitud de escucha, qué rasgos de nuestro carisma han de impulsar nuestra misión actual.

A conseguir este objetvo nos han ayudado tres catequesis:
 
* Criterios para evangelizar y perfil del evangelizador en la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi.
* Perfil del evangelizador en San Juan de Ávila.
* Por una evangelización nueva. Relectura del Sínodo. 

La oración personal y comunitaria –de una manera muy especial la celebrada el sábado por la tarde, con los cantos de José Manuel Montesinos y Paqui Alonso, inspirados en los textos de San Juan de Ávila- la convivencia y la celebración de la Eucaristía, nos han permito vivir, en plena Cuaresma, un fin de semana fraterno y a la escucha de aquello que el Señor nos ha ido regalando. 

domingo, 3 de marzo de 2013

SE CIERRA UNA PUERTA Y SE ABRE OTRA


Con el final del pontificado de Benedicto XVI se ha cerrado una etapa en la Iglesia Católica. Pocos podíamos prever hace unos años que llegaríamos a ver un papa que dejara la silla de Pedro vacía por voluntad propia, pero así ha sido. Son muchos los que han hecho comentarios más o menos acertados sobre este pontificado, pero si tuviéramos que explicar a nuestros hijos, alumnos o catecúmenos las razones que explique esta decisión tan atípica, ¿qué habría que decirles? Esbozo algunas ideas que creo interesantes:
 
Es interesante que se pueda entender el papado como un servicio que no tenga que ser necesariamente vitalicio y que los que lo ostenten lo hagan en plenitud de fuerzas, ya que no es un servicio sencillo.
 
El muy importante que este papa haya buscado la transparencia en temas tan dolorosos como la pederastia en el seno de la Iglesia.
 
Es importante que los cristianos sepamos que también en la curia se dan las mismas luchas de poder que en el mundo secular y es bueno saberlo porque deberíamos exigir que el nuevo papa no sea el resultado de un enfrentamiento humano sino de la acción del Espíritu.
 
Es bueno que la humanidad dolorida que vimos en Juan Pablo II y la humanidad cansada que hemos visto en este papa se vean como complementarias, no como antagónicas.
 
A aquellos que no aceptan esta renuncia habría que recordarles la infalibilidad del primado de Pedro y decirles que, en virtud de la misma, tanto valor tiene una renuncia como la permanencia hasta la muerte.
 
Es bueno constatar que la mayoría de los cristianos de a pié ha aceptado este cambio con mayor naturalidad que los propios cardenales u obispos, lo cual puede ser una invitación al nuevo papa a que sea capaz de abrir la Iglesia en algunas de sus facetas.
 
Pero si importante es valorar lo que ha hecho Benedicto XVI hasta ahora, no menos debe serlo que comencemos a rezar por su sucesor, salido de esas luchas de poder que antes mencionaba, pero creemos que también de la fuerza del Espíritu que debe guiar a los cardenales que lo elegirán. Para que eso sea así, debemos creer en el poder de la oración.

sábado, 2 de marzo de 2013

CONVERSIÓN Y COMPASIÓN

Domingo 3 de Marzo de 2013. 3º de Cuaresma, C.

El domingo tercero de cuaresma ofrece muchos puntos para nuestra meditación: el diálogo entre Dios y Moisés, el recuerdo de la infidelidad de Israel en el desierto y los acontecimientos dramáticos en tiempos de Jesús. La clave que los une se encuentra en el salmo responsorial, que nos invita a proclamar: “El Señor es compasivo y misericordioso”.
Efectivamente, Moisés había pretendido liberar a su pueblo. Pero la violencia no era el modo adecuado. Huido en el desierto, trata de olvidar a su agente y su propio arrebato. Pero Dios no ignora el dolor y la opresión que sufren los esclavos. Dios se acuerda de ellos. Dios ha visto a su pueblo y ha oído su lamento. Su palabra es promesa de salvación.
La compasión y misericordia de Dios con relación a los hebreos marcan el camino que ha de seguir Moisés. La escucha de la fe, exige el compromiso concreto a favor de los humillados. Moisés ha de abandonar su tranquilidad y volver cerca de su gente, como un enviado por el Dios de la liberación y de la esperanza (Éx 3, 1-15).

PEREGRINOS Y OBREROS

El evangelio de Lucas nos presenta en este domingo tercero de Cuaresma  unos hechos que  solemos olvidar con frecuencia. Unos peregrinos galileos fueron masacrados en Jerusalén por orden de Pilato. Y, por el mismo tiempo, unos obreros murieron aplastados por el derrumbe de una torre junto al estanque de Siloé (Lc 13, 1-9).
Las  gentes debieron de juzgar aquellos sucesos de acuerdo con la interpretación habitual que considera que los males físicos corresponden a la maldad moral de las personas. Nosotros seguimos pensando del mismo modo. Cuando sucede una catástrofe, solemos preguntarnos: “¿Qué mal habían hecho éstos para morir de ese modo?”
Pero Jesús desconecta esa presunta relación de causa a efecto. Según él, las desgracias no siempre atrapan a los más culpables. Si fuera así, muchos de sus oyentes habrían sido alcanzados por el derrumbe de la torre. Jesús no se fija ni en las apariencias ni en los prejuicios. Sabe que todos somos pecadores y a todos nos exhorta a la conversión.

LA HIGUERA Y EL PERDÓN

Pero junto a las noticias de crónica diaria, Jesús añade una pequeña parábola: la de la higuera estéril. El dueño ha decidido arrancarla, pero el viñador intercede por ella. Si las noticias nos acusan como pecadores, la parábola nos ofrece la esperanza del perdón.
• “Señor, déjala todavía este año”. Nuestro pecado comporta siempre la esterilidad de la vida. Éste es el tiempo para el reconocimiento humilde de nuestros pecados. Este es el tiempo para la esperanza.
• “Yo cavaré alrededor…a ver si da fruto”. La  esperanza no es una virtud ociosa. No puede llevarnos a la evasión ni a la pereza. Exige de nosotros un esfuerzo. La conversión requiere el trabajo del cultivo.
• “Si no, el año que viene la cortarás”. De todas formas, la esperanza del perdón tampoco puede llevarnos a la irresponsabilidad. El fracaso no es una fatalidad, pero es siempre una posibilidad pendiente.
- Padre nuestro que estás en los cielos, ten piedad de nuestras culpas y muéstranos tu perdón y tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor y Redentor. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

SANTA MARÍA MAGDALENA



Con motivo de los Cultos que se celebran la Hermandad de San Juan y Santa María Magdalena traemos al blog por petición de la Cofradía dos bellas imágenes del traslado celebrado el pasado diciembre tras la restauración de la imágen de la Santa.