Homilía para el Domingo 1 de Mayo de 2016. 6º de Pascua,
C.
“Hemos decidido el Espíritu Santo
y nosotros no imponeros más cargas que las indispensables” (Hech 15,28). Los
apóstoles y los dirigentes de la comunidad de Jerusalén tienen que tomar una
decision. Hay quien pretende que se imponga la circuncisión a los nuevos
discípulos del Señor, llegados del mundo pagano.
Parece una cuestión de ritos. En
realidad, planteaba un problema fundamental. Significaba que para ser
seguidores de Jesús era necesario acomodarse a la ley de Moisés. Había que
abrazar el judaísmo. En ese caso cabía preguntarse qué aportaba el Evangelio y
qué podía significar la nueva vida.
Pero tan importante como la
pregunta es la respuesta. No hubiera sido posible encontrar la solución
acertada sin la inspiración del Espíritu Santo, que guía a la nueva comunidad
de los creyentes. Es el Espíritu quien la conduce, le descubre lo esencial de
la fe y la lleva a no imponer preceptos innecesarios.
LA PALABRA
Durante los domingos del tiempo
pascual hemos venido leyendo algunos pasajes del libro del Apocalipsis. En el
texto que hoy se proclama aparece de nuevo por tres veces el Cordero. Es el
Señor. Él es la luz que ilumina a la nueva ciudad de los discípulos (Ap 21,23).
- También por tres veces el
evangelio de hoy se refiere a la “palabra” del Señor (Jn 14, 23-29). En primer
lugar se dice que quien le ama guardará su palabra. Una vez más se ofrece el
criterio del amor verdadero. No es tan solo un sentimiento. Es una escucha
activa y un cumplimiento de todo lo que comporta y exige la palabra del Señor.
- Junto al retrato del creyente,
el evangelio ofrece en un segundo momento el retrato del no creyente. Este se
caracteriza porque no ama a su Señor. Y, en consecuencia, no se preocupa por
escuchar y guardar sus palabras.
- En tercer lugar, Jesús explica
que la palabra que escuchan sus discípulos no es tan solo la de su Maestro. Es
la misma palabra del Padre que lo ha enviado. Así que la fidelidad del
discípulo a la palabra de Jesús es un eco de la fidelidad de Jesús a la palabra
del Padre.
EL PADRE
Con todo, en el texto evangélico
que hoy se proclama es más llamativa aún la frecuencia con la que se evoca al
Padre. Su identidad y su obra podrían resumirse, al menos, en estas seis
afirmaciones de Jesús:
- El Padre ama a los que guardan
la palabra de Jesús y la cumplen.
- Junto con Jesús, el Padre hace
morada en los fieles que aman y escuchan su palabra.
- El Padre se da a conocer por
medio de la palabra que comunica a Jesús.
- En nombre de Jesús, el Padre
enviará a los discípulos el Defensor, el Espíritu Santo.
- El Padre que envió a Jesús es
el destino final de su vida.
- Porque el Padre es más que
Jesús.
Padre nuestro que estás en el
cielo, te pedimos para nuestra comunidad el don del Espíritu Santo, para que
nos ayude a escuchar y guardar las palabras de tu Hijo y nos entregue el don de
la paz que él nos prometió. Bendito seas por siempre. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés