sábado, 30 de abril de 2016

LA NUEVA COMUNIDAD


Homilía para el Domingo 1 de Mayo de 2016. 6º de Pascua, C.

“Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que las indispensables” (Hech 15,28). Los apóstoles y los dirigentes de la comunidad de Jerusalén tienen que tomar una decision. Hay quien pretende que se imponga la circuncisión a los nuevos discípulos del Señor, llegados del mundo pagano.

Parece una cuestión de ritos. En realidad, planteaba un problema fundamental. Significaba que para ser seguidores de Jesús era necesario acomodarse a la ley de Moisés. Había que abrazar el judaísmo. En ese caso cabía preguntarse qué aportaba el Evangelio y qué podía significar la nueva vida.

Pero tan importante como la pregunta es la respuesta. No hubiera sido posible encontrar la solución acertada sin la inspiración del Espíritu Santo, que guía a la nueva comunidad de los creyentes. Es el Espíritu quien la conduce, le descubre lo esencial de la fe y la lleva a no imponer preceptos innecesarios.

LA PALABRA

Durante los domingos del tiempo pascual hemos venido leyendo algunos pasajes del libro del Apocalipsis. En el texto que hoy se proclama aparece de nuevo por tres veces el Cordero. Es el Señor. Él es la luz que ilumina a la nueva ciudad de los discípulos (Ap 21,23).

- También por tres veces el evangelio de hoy se refiere a la “palabra” del Señor (Jn 14, 23-29). En primer lugar se dice que quien le ama guardará su palabra. Una vez más se ofrece el criterio del amor verdadero. No es tan solo un sentimiento. Es una escucha activa y un cumplimiento de todo lo que comporta y exige la palabra del Señor.

- Junto al retrato del creyente, el evangelio ofrece en un segundo momento el retrato del no creyente. Este se caracteriza porque no ama a su Señor. Y, en consecuencia, no se preocupa por escuchar y guardar sus palabras.

- En tercer lugar, Jesús explica que la palabra que escuchan sus discípulos no es tan solo la de su Maestro. Es la misma palabra del Padre que lo ha enviado. Así que la fidelidad del discípulo a la palabra de Jesús es un eco de la fidelidad de Jesús a la palabra del Padre.

EL PADRE

Con todo, en el texto evangélico que hoy se proclama es más llamativa aún la frecuencia con la que se evoca al Padre. Su identidad y su obra podrían resumirse, al menos, en estas seis afirmaciones de Jesús:

- El Padre ama a los que guardan la palabra de Jesús y la cumplen.

- Junto con Jesús, el Padre hace morada en los fieles que aman y escuchan su palabra.

- El Padre se da a conocer por medio de la palabra que comunica a Jesús.

- En nombre de Jesús, el Padre enviará a los discípulos el Defensor, el Espíritu Santo.

- El Padre que envió a Jesús es el destino final de su vida.

- Porque el Padre es más que Jesús.

Padre nuestro que estás en el cielo, te pedimos para nuestra comunidad el don del Espíritu Santo, para que nos ayude a escuchar y guardar las palabras de tu Hijo y nos entregue el don de la paz que él nos prometió. Bendito seas por siempre. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

miércoles, 27 de abril de 2016

PROCESIÓN DE LA DIVINA PASTORA

 

El jueves día 28 de Mayo la Comunidad Franciscana de Villa del Río celebrará la Procesión de la Divina Pastora y San Francisco de Asís. Será a  las 11 de la mañana desde la capilla del Colegio que lleva su nombre.

sábado, 23 de abril de 2016

TRIBULACIÓN Y AMOR


Homilía Domingo 24 de Abril de 2016. 5º de Pascua. C.

“Hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios” (Hech 14, 22). Esa podría ser una de esas frases que nos envían con frecuencia los amigos. Llegan superpuestas a una hermosa foto de un lago o de la cumbre nevada de un monte. A primera vista nos impresionan. Después las olvidamos, atraídos por la belleza del paisaje.

En la ciudad de Listra, colonia romana y patria de Timoteo, los apóstoles Pablo y Bernabé habían curado a un hombre tullido. Al ver el portento, las gentes quisieron adorarlos como a dioses, Pero ellos pregonaron a gritos que eran hombres y nada más. El texto nos da cuenta de la persecución que sufrieron en las ciudades de Licaonia.

“Hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios”. Esa frase no es un lema inocente para encabezar la predicación de un retiro espiritual. No es una pura teoría. Es la conclusión de una experiencia de persecución sufrida por los apóstoles. Sólo después de haber sufrido, podían animar a los hermanos con esta exhortación.

LA HORA

El evangelio que se proclama en este quinto domingo de Pascua (Jn 13,31-35) se sitúa en el escenario de la última cena de Jesús con sus discípulos. Exactamente, después de que Judas salió del Cenáculo para internarse en la noche. Para él había llegado la hora de entregar a su maestro en manos de los sacerdotes del templo de Jerusalén.

“Ahora es glorificado el hijo del hombre, y Dios es glorificado en él”. Para Jesús, aquella salida del discípulo traidor marcaba la llegada de su glorificación. Jesús había previsto este momento. Es más, lo había anunciado a sus seguidores. Pero ellos nunca hubieran sospechado que la glorificación iba a coincidir con la crucifixión.

“Hijitos, me queda poco de estar con vosotros”. Nos sorprende la ternura con que Jesús se dirige a sus discípulos. Solamente en esta ocasión aparece la palabra hijitos en los evangelios. Nos sorprende también la claridad con la que Jesús ha previsto su suerte y su muerte. El tiempo de su misión terrestre toca a su fin. Y él lo sabe.

Y EL MANDATO

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús había recogido la regla de oro de todas las culturas (Mc 12,31), según el texto que se leía en el libro del Levítico (Lev 19,18). Pero en la hora de su despedida modificaba sustancialmente aquel precepto:

“Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado”. Lo habitual era que el mismo sujeto se tomara a sí mismo como la medida del amor. Desde ahora, la medida del amor sólo puede ser Jesús.

“La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”. Los grupos humanos tratan de distinguirse por sus hábitos o la etiqueta que pegan a sus vestidos. Los discípulos de Jesús habrán de distinguirse por el amor mutuo.

Señor Jesús, si tú has llamado hijos a tus discípulos, eso significa que todos son hermanos. Que somos hermanos. Y que solo el amor puede ser la señal para reconocernos y hacernos reconocer. Danos tu luz para que comprendamos el signo y el significado de esa entrega personal. Enséñanos a amar como tú nos has amado. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 16 de abril de 2016

EL CORDERO Y LAS OVEJAS

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Homilía para el Domingo 17 de Abril de 2016. 4º de Pascua, C.

“Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor”. (Hech 13, 46). Son impresionantes esas palabras de Pablo y Bernabé, al constatar el rechazo de sus oyentes a la palabra que predican.

El discurso de Pablo a los judíos en Antioquía de Pisidía es paralelo al que dirigirá a los griegos en Atenas. Son dos formas de anunciar el mensaje de Jesucristo a las dos culturas antagónicas del momento. El Apóstol es un hombre bicultural y las conoce bien. Sabe y proclama que el evangelio de Jesús es salvación para unos y para otros.

Pero su experiencia es dura. Los judíos esperan un mesías poderoso. Los gentiles del mundo helénico solo buscan una nueva sabiduría. Así que ambos rechazan a Cristo. Como dirá Pablo a los Corintios, el Cristo crucificado es escándalo para los judíos y necedad para los gentiles. Mas para los llamados es fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor, 1-23-24).

EL CORDERO

El Apocalipsis ha sido escrito en una hora de persecución a los que que han aceptado a Cristo como su Señor. Por eso resultan molestos a los poderes del imperio. Ante los ojos del autor de este libro pasa la muchedumbre inmensa de los que “vienen de la gran tribulación y han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero” (Ap 7,14).

Por tres veces se menciona al Cordero en la segunda lectura de este domingo. Aunque suene a paradoja, la Sangre del Cordero ha blanqueado los mantos de los mártires. Es más, el Cordero les libra del hambre y de la sed, del sol y del bochorno, como anunciaba el libro de Isaías a los que retornaban del destierro (Is 49,10). Además, el Cordero será su pastor y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.

La imagen del Pastor es la señal característica de este domingo 4º de Pascua. Todos los años proclamamos en este día el capítulo 10 del evangelio de Juan. Cada año nos sorprende un detalle que ya creíamos aprendido y asimilado. Este año vemos que Jesús se identifica con el Pastor generoso que guía y protege a las ovejas recibidas del Padre celeste (Jn 10,27-30).

Y EL PASTOR

El breve texto del evangelio de hoy se articula en tres contraposiciones que hablan de la misericordia del Pastor y de sus dones, pero también de la suerte de las ovejas:

- “Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco”. El primer don es la escucha. Escuchar la voz del Señor en medio de la algarabía de este mundo es signo de fidelidad.

- “Mis ovejas me siguen y yo les doy la vida eterna”. El segundo don es el seguimiento del Señor. Seguirle exige renunciar a nuestro capricho y aceptar su plan.

- “Mis ovejas no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano” El tercer don es la pertenencia. Ser de Cristo da a los creyentes una seguridad que nadie puede imaginar.

Señor Jesús, Tú eres el Cordero que se entrega por nosotros y el Pastor sabio y generoso que nos guía y nos defiende. Queremos permancer a la escucha fiel de tu palabra. Bien sabemos que en ella radica nuestra paz y nuestra confianza. Danos tu luz y tu fuerza para anunciar esta gracia que nos concedes y esta responsabilidad que nos pides cada día. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

jueves, 14 de abril de 2016

X TANTOS


CAMPAÑA DE LA RENTA 2015

Ha comenzado el plazo voluntario de presentación de las declaraciones de la renta 2015 y un año más nos unimos al Programa para el Sostenimiento Económico de la Iglesia.

“Detrás de cada X hay una historia. Personas que se entregan por los demás; aquellos que están necesitados de tantas cosas, de consuelo y esperanza. Por todos ellos, marca la X de la Iglesia en tu Declaración de la Renta. Por tantos que necesitan tanto.”

Toda la información al respecto en: http://www.portantos.es

sábado, 9 de abril de 2016

VOLVIENDO AL PRINCIPIO


Homilía Domingo 10 de Abril de 2016. 3º de Pascua. C.

La primera lectura que se proclama en este domingo tercero de Pascua (Hech 5, 27-41) resume en muy pocas frases algunas convicciones que mueven a los evangelizadores que anuncian el mensaje de Jesús en todo tiempo y lugar.

- “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Muy poco significan las prohibiciones humanas cuando se está dispuesto a dar la vida por el mensaje de Cristo.

- “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús”. La fe en la resurreccion de Cristo es la fuente de la que brota el coraje para anunciar el evangelio.

- “Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo que Dios da a los que le obedecen” El testimonio comunitario de los creyentes es animado por la fuerza del Espíritu.

- “Los apóstoles salieron…contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús”. La alegría y la fuerza de los mártires será siempre un desafío.

Contra toda apariencia y contra toda persecución, los testigos de Cristo podrán cantar con el salmo: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado” (Sal 29).

LOS MISMOS GESTOS

El evangelio que hoy se proclama nos invita a recuperar el ideal primero. De hecho, nos lleva a las orillas del lago de Galilea. Allí había encontrado Jesús a sus discípulos primeros. Y allí vuelve el Resucitado para reunir a los dispersos y desalentados.

- De nuevo los discípulos pasan por la experiencia de una noche de pesca infructuosa. Y por la gozosa experiencia de una amanecida en la que la obediencia al Señor llena sus redes con una enorme cantidad de peces.

- De nuevo, el Señor toma el pan y el pescado y se lo da. De nuevo se repiten los gestos venerables que significan y hacen visible su misericordia. Y, sobre todo, su entrega personal a sus discípulos.

- De nuevo Jesús, se dirige a Simón con una palabra ya sabida: “Sígueme”. Se repite la misma invitacion de aquella vez, cuando lo encontró realizando sus tareas de pescador en aquella ribera.

Y EL MISMO ENCARGO

Pedro había prometido fidelidad a Jesús, una inquebrantable fidelidad y lo había negado tres veces. El Resucitado no reprende su traición. Viene a confiarle una misión.

- Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. En la triple pregunta de Jesús hay una cierta gradación. Es como si el Maestro fuera bajando el tono para ajustar sus deseos a las posibilidades y la fragilidad de su apóstol.

“Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Y así es. Jesús conoce los sentimientos de Simón. Conoce sus ímpetus y sus caídas. Pero sabe que sólo amamos a aquellos de los que todavía esperamos algo. Y él espera al menos ese afecto de su discípulo.

- “Apacienta mis corderos y mis ovejas”. En otro tiempo le aseguró una tarea de pescador de hombres. Ahora le confía una responsabilidad de pastor de su propio rebaño. Ese rebaño por el que el Pastor bueno ha entregado la vida. Tal es su confianza.

Señor Jesús, Tú sabes que también nosotros te queremos. Perdona nuestras traiciones y ayúdanos a seguirte con fidelidad y a ser testigos de tu misericordia Amén.
D. José-Román Flecha Andrés

sábado, 2 de abril de 2016

MISERICORDIA DIVINA


Homilía para el Domingo 3 de Abril de 2016. 2º de Pascua.

“Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo”. Así comienza la primera lectura de este domingo segundo de Pascua (Hech 5,12). Ha comenzado el tiempo de la Iglesia. Los discípulos del Señor hacen ahora visible su misericordia.

En realidad, la compasión de Dios se hace visible en la curación de los enfermos. Es interesante observar que la gente que se acercaba a los apóstoles deseaba que al menos la sombra de Pedro cayera sobre los pacientes que les acercaban.

Tambien hoy la humanidad sufre en su cuerpo y en su espíritu y busca por todas partes un alivio a sus ansias y dolores. Podemos preguntarnos si también el paso de los cristianos de hoy aporta una respuesta a las expectativas de la humanidad.

Con el salmo responsorial agradecemos haber sido aliviados de nuestros males: “Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 117)”.

LOS CONTRASTES Y LA MISERICORDIA

El evangelio nos recuerda dos momentos de la revelación del Resucitado a sus discípulos (Jn 20, 19-31). El texto parece jugar con diversas contraposiciones. Es como si intentara ofrecernos una pintura que se configura con un fuerte claroscuro

En primer lugar se contraponen el miedo y la alegría. Tras la muerte de Jesús, los discípulos están todavía atemorizados. Pero el descubrir a Jesús presente en medio de ellos, los llena de alegría.

En segundo lugar observamos que el miedo los mantiene paralizados y con las puertas cerradas. Pero el aliento de Jesús los exhorta a salir a la calle. Los encerrados, se convierten ahora en los enviados.

En tercer lugar, intuimos que los discípulos no han superado el sentido de culpa por haber abandonado a Jesús. Pero el resucitado no vienen a reprenderles su falta. Al contrario, los convierte en ministros del perdón y de la misericordia.

LA PROTESTA Y LA FE

Con frecuencia oímos calificar a Tomás como “el incrédulo”. Pero olvidamos que fue precisamente él quien había desafiado a los otros discípulos a seguir al Maestro: “Vayamos también nosotros a morir con él” (Jn 11,16). Tomás tenía fe para aceptar la muerte. ¿Es que ahora no tiene fe para aceptar la vida? Habrá que repensar sus palabras y las del Señor.

“Si no veo la señal de los clavos…, no creo”. Esas palabras no delatan la incredulidad de Tomás. Son una protesta personal contra los que aplauden la luz sin haber aceptado la cruz.

“Trae tu dedo… No seas incrédulo, sino creyente”. Las palabras de Jesús se dirigen a Tomás y a todos nosotros. Ni incrédulos, ni crédulos. Se nos pide la seriedad de los creyentes.

“Señor mío y Dios mío”. Tan sólo la declaración de Pedro puede compararse a esta confesión de fe que el Resucitado suscita en quien estaba dispuesto a seguirlo hasta la cruz.

“Dichosos los que crean sin haber visto”. Sólo en eso podemos superar la valentía y la coherencia de Tomás. Él creyó por las llagas. Nosotros nos apoyamos en la fe del que creyó.

Señor Jesús, como nos ha dicho el Papa Francisco, tus llagas son un signo permanente del amor misericordioso de Dios. Que ellas nos ayuden a descubrir, celebrar y confesar su misericordia. Amén.

D. José-Román Flecha Andrés

viernes, 1 de abril de 2016

PASCUA


Un gloria a Dios inmenso el sepulcro ha reventado.
Jesús Nuestro Señor ha resucitado.
Cristo vencedor, a todas las armas ha derrotado.

Un gloria a Dios luminoso hace de la noche un bello día.
Cristo triunfante, en los campos de concentración,
ha encendido el ánimo de vivir a pesar de las torturas,
de las condiciones infrahumanas y de la humillación.

Un gloria a Dios eterno penetra en el corazón de unos cuantos jóvenes.
Cristo como buen pastor recoge a sus ovejas.

Ha resucitado el amor.
Ha resucitado la paz.
Ha resucitado la esperanza.
Los árboles silban de gozo y todas la olas del mar,
se levantan por encima las montañas.

Millones de hombres camino de Emmaús,
esperan inútilmente que alguien los convierta con palabras sabias.
Algunos hombres, los más sencillos, cantan poco a poco un
grito de luz con el Mesias.