El, día 15 de agosto, es la
solemnidad litúrgica de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los
cielos. Venerado y profesado este misterio de la fe cristiana por el pueblo
fiel durante siglos, en 1950 el Papa Pío XII lo proclamó como dogma de fe.
La fiesta de la Asunción
significa que la Virgen María, al término de su peregrinación terrena y en
virtud de su contribución a la historia de la salvación como Madre del
Redentor, fue liberada por la gracia de Dios de la corrupción del sepulcro y su
elevada en cuerpo y alma a los cielos, donde está y actúa como mediadora entre
Dios y los hombres.
La fiesta de la Asunción es
entonces el triunfo definitivo de María y es la prenda de la vocación de
eternidad de todos los seguidores de Jesucristo. Nuestro común destino es el
cielo, y nosotros, al igual que María,
solo podemos lograr el cielo con nuestra vida comprometida y cabalmente
cristiana en la tierra.
Como dice la liturgia de la
Iglesia, María, en y con su Asunción, es figura y primicia de la Iglesia que un
día será glorificada, es consuelo y esperanza de su pueblo, todavía peregrino
en la tierra.
Por todo ello y desde siglos, en
torno al día de la Asunción –el 15 de agosto-, hay fiesta en honor de la Virgen
Santísima bajo distintos títulos y advocaciones y en consideración de este
misterio de su Asunción gloriosa. Así es la fiesta de la Virgen de los Reyes de
Sevilla, de la Virgen del Sagrario en Toledo, de la Virgen de Prado en Ciudad
Real, de la Virgen de la Paloma en Madrid,…
La Asunción es también la fiesta
principal de Málaga, Elche –con su célebre y mítico “Misteri”-, San Sebastián,
Brihuega, Cogolludo, Jaca, Chinchón, Jumilla…
Es, en suma, la fiesta popular de
la Virgen de Agosto, el mes quizás junto a septiembre más mariano de todo el
año.
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