Nuestro paisano Fr Luis María nos remite la carta que el Papa Francisco envió a su orden con motivo de la celebración del Vº Centenario de la canonización de su Fundador, S. Bruno.
Prior de Chartreuse
Ministro General de la Orden de los Cartujos
Con ocasión del 500
aniversario de la “canonización equipolente” de San Bruno, doy gracias a Dios
por esta bella y radiante figura, cuya vida, amasada de Evangelio, sigue
inspirando a hombres y mujeres deseosos de seguir de manera particular a Jesús
orante e que se ofrece para la salvación del mundo. ¡Cinco siglos pasaron desde
que León X, tomando nota de la devoción de tantos fieles al siervo de Dios,
Bruno, permitió la inserción de éste en el calendario litúrgico! Todavía hoy,
por la densidad de su existencia, dedicada toda ella a una búsqueda asidua de
Dios y a la comunión con Él, sigue siendo una estrella brillante en el
horizonte, para la Iglesia y para el mundo.
Saludo, con particular afecto,
lleno de admiración, a las hijas y a los hijos espirituales de este gran santo.
Por su consagración, muestran de manera muy hermosa a los hombres de este
tiempo la fe en el Dios revelado en Jesucristo como la verdadera y única luz “capaz
de encender toda la existencia del hombre […], una luz que viene del futuro,
que entreabre ante nosotros grandes horizontes y nos conduce más allá de
nuestro “yo” aislado, hacia la amplitud de la comunión” (Lumen Fidei, n.4). Acordándome de la memorable
visita de Benedicto XVI a la Cartuja de Serra San Bruno, en 2011, hago mías las
palabras de mi Antecesor reafirmando que la
situación sociocultural actual, caracterizada por el ruido o, al contrario, por
una soledad individualista, “pone en evidencia el carisma específico de
la Cartuja como un don precioso para la Iglesia y para el mundo, un don que
encierra un mensaje profundo para nuestra vida y para la humanidad entera” (Homilía del Papa
Benedito XVI, Cartuja de Serra San Bruno, 9 de octubre de 2011).
Animando a los monjes y monjas a renovar la
ofrenda de su vida al Señor, confío la Orden de la Cartuja a la solicitud
maternal de la Virgen María y a la de San Bruno, y les concedo de muy buen
grado una particular Bendición apostólica.
Francisco
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