domingo, 14 de abril de 2013

ECHA LAS REDES

 

Desde que Tu te fuiste, no hemos pescado nada.
Llevamos veinte siglos echando inútilmente las redes de la vida.
Y entre sus mallas, sólo pescamos el vacío.

Vamos quemando horas y el alma sigue seca.
Nos hemos vuelto estériles, lo mismo que una tierra cubierta de cemento.
¿Estaremos ya muertos?
¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?
¿Quién recuerda la última vez que amamos?

Y una tarde Tu vuelves y nos dices: Echa tu red a la derecha.
Atrévete de nuevo a confiar, abre tu alma,
saca del viejo cofre las nuevas ilusiones,
dale cuerda al corazón, levántate y camina.
Y lo hacemos sólo por darte gusto.
Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría, nos resucita el gozo.
Y es tanto el peso de amor que recogemos que la red se nos rompe cargada
de ciento cincuenta nuevas esperanzas.
¡Ah, Tu, fecundador de almas:
Llégate a nuestra orilla,
camina sobre el agua de nuestra indiferencia,
devuélvenos, Señor, a tu alegría!

José Luis Martín Descalzo.

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