Reflexión del Evangelio del Domingo 4 de Julio de 2021.
1. El texto del evangelio de
Marcos es la versión primitiva de la presencia de Jesús en su pueblo, Nazaret,
después de haber recorrido la Galilea predicando el evangelio. Allí es el hijo
del carpintero, de María, se conocen a sus familiares más cercanos: ¿de dónde
le viene lo que dice y lo que hace? Lucas, por su parte, ha hecho de esta
escena en Nazaret el comienzo más determinante de la actividad de Jesús (cf Lc
4,14ss). Ya sabemos que el proverbio del profeta rechazado entre los suyos es
propio de todas las culturas. Jesús, desde luego, no ha estudiado para rabino,
no tiene autoridad (exousía) para ello, como ya se pone de manifiesto en Mc
2,21ss. Pero precisamente la autoridad de un profeta no se explica
institucionalmente, sino que se reconoce en que tiene el Espíritu de Dios.
2. El texto habla de «sabiduría»,
porque precisamente la sabiduría es una de las cosas más apreciadas en el mundo
bíblico. La sabiduría no se aprende, no se enseña, se vive y se trasmite como
experiencia de vida. A su vez, esta misma sabiduría le lleva a decir y a hacer
lo que los poderosos no pueden prohibir. En el evangelio de San Marcos este es
un momento que causa una crisis en la vida de Jesús con su pueblo, porque se
pone de manifiesto «la falta de fe» (apistía). No hace milagros, dice el texto
de Marcos, porque aunque los hiciera no lo creerían. Sin la fe, el reino que él
predicaba no puede experimentarse. En la narrativa del evangelio este es uno de
los momentos de crisis de Galilea. Por ello el evangelio de hoy no es
simplemente un texto que narra el paso de Jesús por su pueblo, donde se había
criado. Nazaret, como en Lucas también, no representa solamente el pueblo de su
niñez: es todo el pueblo de Israel que hacía mucho tiempo, siglos, que no había
escuchado a un profeta. Y ahora que esto sucede, su mensaje queda en el vacío.
3. Sigue siendo el hijo del
carpintero y de María, pero tiene el espíritu de los profetas. Efectivamente
los profetas son llamados de entre el pueblo sencillo, están arrancados de sus
casas, de sus oficios normales y de pronto ven que su vida debe llevar otro
camino. Los suyos, los más cercanos, ni siquiera a veces los reconocen. Todo ha
cambiado para ellos hasta el punto de que la misión para la que son elegidos es
la más difícil que uno se pueda imaginar. Es verdad que el Jesús taumaturgo
popular y exorcista es y seguirá siendo uno de los temas más debatidos sobre el
Jesús histórico; probablemente ha habido excesos a la hora de presentar este
aspecto de los evangelios, siendo como es una cuestión que exige atención. Pero
en el caso que no ocupa del texto de Marcos no podemos negar que se quiere
hacer una “crítica” (ya en aquél tiempo de las comunidades primitivas) a la
corriente que considera a Jesús como un simple taumaturgo y exorcista. Es el
profeta del reino de Dios que llega a la gente que lo anhelaba. En esto Jesús,
como profeta, se estaba jugando su vida como los profetas del Antiguo
Testamento.
Fray Miguel de Burgos
Núñez
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