Reflexión Homilética para el Domingo 23 de Julio de 2017. 16 del Tiempo Ordinario, A.
“Tú, poderoso soberano, juzgas
con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto
quieres” (Sab 12,18). La historia y nuestra propia experiencia nos dicen que
los poderosos no siempre son clementes. Muchos de los que prometen hacer
justicia, terminan ajusticiando a los demás.
Pero este texto del libro de la
Sabiduría que se lee en este domingo 16º del Tiempo Ordinario nos recuerda que
el poder de Dios se manifiesta precisamente en su misericordia. Obrando así nos
ofrece la esperanza de ser perdonados y, al mismo tiempo, nos enseña que el
justo debe ser humano.
Eso es lo que proclamamos en el
salmo responsorial: “Tú, Señor, eres bueno y clemente” (Sal 85). Como escribe
san Pablo, “el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque no sabemos
pedir lo que nos conviene” (Rom 8,26).
EL SEMBRADOR Y SU ENEMIGO
De nuevo, el evangelio que hoy se
proclama refleja el ámbito agrícola con un mensaje sobre la siembra y la
cosecha (Mt 13,24-43). Y de nuevo el texto pone en boca de Jesús una parábola y
le atribuye después una alegoría.
- La parábola refleja la
paciencia de Dios. Él es el sembrador de la buena semilla. Trabaja a plena luz
del día y permanece cerca del campo, acompañado por sus operarios que se
muestran responsables y preocupados por la sementera. Pero se menciona también
a un enemigo que actúa en la oscuridad, siembra una mala semilla y desaparece.
A la prisa de los empleados por arrancar la cizaña, la parábola contrapone la
gran paciencia del dueño.
- La explicación de Jesús se
expresa en forma de alegoría. Los protagonistas son el Hijo del hombre que
siembra buen trigo y el diablo que siembra cizaña. También las semillas tienen
un significado. El trigo son los ciudadanos del Reino, mientras que la cizaña
representa a los partidarios del Maligno. La alegoría anuncia que la cizaña
será echada al fuego, suerte que espera a todos los malvados, que han nacido de
la semilla sembrada por el Maligno.
LOS JUSTOS Y EL REINO
Llama la atención ver que la
alegoría no se refiere al trigo, sino que pasa inmediatamente a mencionar a los
que el trigo representa, que son los que han nacido de la semilla sembrada por
el mismo Señor. ¿Y cuál es su suerte?
- “Los justos brillarán como el
sol en el reino de su Padre”. En primer lugar, es una alegría ver que los que
han nacido de la iniciativa y de la semilla sembrada por el Hijo del hombre son
calificados como “justos”.
- “Los justos brillarán como el
sol en el reino de su Padre”. En segundo lugar, se evoca el hecho de que la
buena semilla fue sembrada a pleno día. Y se anuncia para los justos un futuro
de luz semejante a la del sol.
- “Los justos brillarán como el
sol en el reino de su Padre”. En tercer lugar, recordamos que la buena semilla
son “los ciudadanos del reino”. No es extraño que su destino y la plenitud de
su vocación se sitúe precisamente en el reino de su Padre.
Señor Jesús, tú conoces la
confusión del mundo en el que vivimos. Te agradecemos la presencia de los
buenos sembradores, te rogamos que nos libres de la cizaña que siembra el
Maligno y que nos ayudes a dar el fruto bueno que pacientemente esperas de
nosotros.
D. José-Román Flecha Andrés
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