Homilía para el Domingo 22 de Enero de 2017. 3º del Tiempo Ordinarino, A.
“El Señor ensalzará el camino del
mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles”. Esas palabras de la
primera lectura de este domingo (Is 9,1-4) nos recuerdan que Dios puede siempre
derramar su luz sobre una tierra considerada como un lugar pagano. No vale
poner etiquetas a las gentes. Dios invita a caminar en la luz al pueblo que
caminaba en tinieblas.
Pero no nos engañemos. Los que
caminan en tinieblas no siempre son “los otros”, los de fuera, los lejanos.
Hemos de reconocer que todos habitamos en una tierra de sombras. Y muchos de
nosotros nos hemos habituado a vivir en las tinieblas. ¡Cómo esperamos que la
luz brille en nuestra sociedad y en nuestra propia vida!
La liturgia responde a este
vibrante anuncio del profeta Isaías con el estribillo del salmo 26: “El Señor
es mi luz y mi salvación”. Esa es nuestra convicción. Y nuestra esperanza.
Solo esa luz de lo alto puede
puede lograr que no hagamos ineficaz la cruz de Cristo. Ese es el deseo de San
Pablo que también hoy deseamos compartir (1 Cor 1,17).
GALILEA DE LOS GENTILES
En el evangelio que se proclama
en este tercer domingo del tiempo ordinario se repite hasta cuatro veces la
mención a Galilea (Mt 4,12-23). Los peregrinos que viajan a la Tierra Santa
disfrutan de la dulzura de aquella tierra. Pero ya sabemos que los contemporáneos
de Jesús la consideraban poblada por gentes inclinadas al paganismo.
Pues bien, precisamente a esa
región en la que se había criado, retorna Jesús después de haber sido bautizado
por Juan en el Jordán. El evangelio de Mateo subraya que de esa forma se cumple
lo que había anunciado el profeta Isaías. Ese pueblo ve una luz grande. Todo
indica que la luz que brilla en Galilea es la presencia de Jesús.
Ahora bien, Jesús se hace
presente con su palabra. Una forma de hablar que resulta novedosa por su
autoridad y por su cercanía. Pero esa cercanía se manifiesta sobre todo en la
compasión que revelan sus acciones. “Recorría toda Galilea, enseñando en las
sinagogas y proclamando el evangelio del Reino, curando las enfermedades y
dolencias del pueblo”.
UNA DOBLE INVITACIÓN
El relato evangélico recoge dos
de las frases que caracterizan el paso de Jesús por Galilea. Una se dirige a
toda la gente y la otra a unos pocos elegidos.
- “Convertíos porque está cerca
el reino de los cielos”. Estas palabras de Jesús no son una amenaza a los
paganos o a los que viven al modo de los paganos. Son una cordial invitación
para que todos se incorporen activamente a la gran novedad y reciban la gracia
impagable que comporta el reino de Dios.
- “Venid y seguidme, y os haré
pescadores de hombres”. Estas palabras de Jesús no son un mandamiento. No
implican una obligación. Son otra invitación a algunos pescadores del lago de
Galilea para que descubran el nuevo horizonte de su vieja profesión. Es un
honor colaborar con el Maestro que difunde la luz y la verdad.
Señor Jesús, te reconocemos como
la luz que ilumina a todo el que viene a este mundo. También nosotros tenemos
la sensación de vivir hoy en la Galilea de los gentiles. Enséñanos a no
lamentarnos. Llámanos a cambiar nuestros esquemas mentales y nuestras
actitudes. E invítanos a seguirte para anunciar con esperanza y alegría tu salvación.
Amén.
D. José-Román Flecha
Andrés
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