Homilía para el Domingo 15 de Junio de 2014. Solemnidad de la
Santísima Trinidad. Ciclo A.
“Señor, Señor, Dios compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad”. Así se presenta
el mismo Dios a Moisés entre las rocas del monte Sinaí (Ex 34,6). Esa
manifestación que se proclama en la misa de hoy ya nos revela la bondad
infinita de Dios.
Él ha liberado a su pueblo de la
esclavitud de Egipto. Pero Moisés sabe que el punto de partida significaría
bien poco si no se alimentara en el pueblo el ideal del punto de llegada. La
memoria ha de abrirse a la esperanza. Por eso le ruega al Señor que camine con
su pueblo y lo tome como su heredad.
Caminar con el Dios de la
compasión y la misericordia no es un privilegio exclusivo de aquellas tribus
hebreas. La fe nos dice que también nosotros podemos caminar amparados por el
Dios compasivo y misericordioso.
EL AMOR DE DIOS
Jesús revela a Nicodemo la
identidad de Dios y su proyecto sobre el hombre: “Tanto amó Dios al mundo que
entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creeen en él,
sino que tengan vida eterna” (Jn 3,16). Con esta manifestación se completa la
que se encontraba en el libro del Éxodo. El Dios compasivo ama a este mundo.
Esa intuición de la experiencia
hebrea es el núcleo de la fe cristiana. En la religión de los griegos nunca se
habría podido imaginar que los dioses amaran a los hombres. Los dioses infundían
terror. Los predicadores cristianos tuvieron que desempolvar el verbo “agapáo”,
como en este caso, para hablar del amor gratuito y misericordioso de Dios.
Una de las causas del ateismo
contemporáneo se encuentra precisamente ahí. Muchos confunden el Dios que
anuncia Jesús con el Dios que condenó a Prometeo por haber intentado ayudar a
los hombres a prosperar. El Dios que envía a su Hijo Jesús no tiene celos de
los hombres. Al contrario ama a los hombres y a su mundo.
EL NOMBRE Y LA GLORIA
En el pueblo de Lardeira (Orense)
se venera una interesante imagen de la Trinidad. Tres figuras se miran como
afirmando su identidad divina y su diversidad como personas. A ellas se refiere
San Pablo en la segunda lectura de hoy: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros” (2
Cor 13,13).
• “La gracia de nuestro Señor
Jesucristo”. Si por Moisés nos fue dada la Ley, por Jesucristo nos han llegado
la gracia y la verdad (Jn 1,17). A él acudimos con esperanza, sabiendo que
seremos aceptados y perdonados.
• “El amor de Dios”. El Dios
Creador del mundo y liberador de Israel, es nuestro Padre y nos ama de forma
creativa y gratuita, con amor compasivo y misericordioso.
• “La comunión del Espíritu
Santo”. El Espíritu de Dios es la comunidad de Dios, que humildemente tratamos
de reproducir en nuestras comunidades humanas.
En su exhortación “La alegría del
Evangelio”, el Papa Francisco nos recuerda que nuestra fe en el Dios trinitario
promueve el amor al prójimo, la fraternidad y la justicia y nos lleva a la
compasión que comprende, asiste y promueve a la persona (EG 178-179).
- Dios compasivo y misericordioso,
te adoramos en la unidad de tu ser y en la Trinidad de tus manifestaciones. En
tu santo nombre nos ponemos en camino y proclamamos para tu gloria el evangelio
que nos salva. Amen.
D. José-Román Flecha
Andrés
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