lunes, 27 de octubre de 2025
domingo, 26 de octubre de 2025
LA ORACIÓN VERDADERA
Hace tan solo unas horas se cerraban las puertas de la Parroquia tras una tarde-noche intensa de Misión de la Hermandad del Huerto en la Barriada de Cabrera y Huertos Familiares.
sábado, 25 de octubre de 2025
“NO SE ATREVÍA NI A LEVANTAR LOS OJOS AL CIELO"
Reflexión del Evangelio Domingo 26 de Octubre de 2025. 30º del Tiempo Ordinario.
Los gritos del pobre atraviesan las nubes
Nuestro Dios es así. Siente especial predilección por los más desprotegidos y desfavorecidos. El pobre en este caso no es el que no tiene dinero, sino el que sabe que es pobre en virtud, porque no corresponde a lo que Dios quiere de él. Pero de nuevo este vacío no basta, sino que más bien se precisa: el pobre que sirve a Dios «consigue el favor del Señor».
Se trata de un servicio en la humildad del «siervo pobre», pero no de la espera ociosa del «empleado negligente y holgazán» que esconde bajo tierra su talento. Es el servicio que se presta sabiendo que se trabaja con el talento regalado por Dios, y que se confía para que realmente produzca frutos para el Señor. A este pobre Dios le hará «justicia» como «juez justo» que es.
Ahora me aguarda la corona merecida
La segunda lectura, continuación de la proclamada el domingo anterior, muestra a Pablo en prisión y ante los tribunales. Él es el pobre que no tiene ya ninguna perspectiva terrena, porque su muerte es inminente, y que sin embargo «ha combatido bien su combate», no sólo cuando era libre, sino también ahora, en su pobreza actual, pues todos le han abandonado. Pero su autodefensa ante el tribunal se convierte precisamente en su último y decisivo «anuncio», el mensaje que oirán «todos los gentiles».
Al dar gloria sólo a Dios (como el publicano del templo), el Señor le «salvará y le llevará a su reino del cielo». El publicano que sube al templo a orar queda «justificado», Pablo recibe la «corona de la justicia», y ciertamente, como él mismo repitió incansablemente, no de su propia justicia, sino de la justicia de Dios.
El publicano bajo a su casa justificado; el
fariseo no
Un fariseo y un publicano son los dos personajes que Jesús toma como ejemplo, para destacar diversos comportamientos en las relaciones con Dios.
El fariseo va al templo y se pone adelante, bien a la vista, erguido en la parte delantera, como si el templo le perteneciera, y reza de tal manera que, más que un diálogo con Dios hace un soliloquio: él está convencido no solamente de cumplir con las normas de la ley, sino que, incluso, hace más de lo estrictamente necesario. En consecuencia, no tiene nada que pedir al Señor. Su oración no es más que una lista de méritos que solamente subraya su propia arrogancia. Transita por un camino que conduce directamente al encuentro de si mismo, pero ese es precisamente el camino que lleva a la perdida de Dios.
El comportamiento del publicano es de signo contrario y Jesús lo describe con evidente aprobación. Él también sube al templo, pero entra discretamente, se detiene a la distancia, se queda atrás, como si no quisiera profanar el lugar con su presencia, puesto que es consciente de la propia situación de pecado. No se atreve ni a levantar los ojos al cielo, porque entiende que no tiene nada que presentar a Dios. Su humilde conducta y la súplica que dirige a Dios denotan un corazón lacerado por el dolor de haberlo ofendido, motivo por el cual implora el perdón divino. Es un perdón que sin duda Dios le da, puesto que Jesús asegura que el publicano volvió a casa justificado, porque “cualquiera que se exalta será humillado y el que se humilla será exaltado” (Lc 18, 14).
Pero esta conclusión de Jesús desafía las expectativas de sus oyentes: en esta declaración, Jesús invierte los valores sociales y religiosos de su época. La justicia, viene a decir, no proviene de las obras o de una autoevaluación favorable, sino de la gracia de Dios y de un corazón humilde. El fariseo, a pesar de su aparente religiosidad, no es justificado, mientras que el publicano, con su arrepentimiento sincero, sí lo es.
Una conclusión práctica para nuestra propia vida podría ser ésta. Muy pocas personas (tal vez nadie) están siempre del lado del fariseo o siempre del lado del publicano, esto es, son siempre justos en todo o pecadores en todo. La mayoría tenemos algo de uno y algo del otro. Lo peor sería comportarnos como el publicano en la vida y como el fariseo en el templo. Los publicanos eran pecadores, hombres sin escrúpulos que ponían dinero y negocios por encima de todo; los fariseos, al contrario, eran, en la vida práctica, muy austeros y observantes de la Ley. Nos parecemos, por lo tanto, al publicano en la vida y al fariseo en el templo si, como el publicano, somos pecadores y, como el fariseo, nos creemos justos.
Pero si asumimos que tenemos un poco del uno y del otro, entonces tenemos que intentar que al menos sea al revés: ¡fariseos en la vida y publicanos en el templo! Como el fariseo, procuremos no ser en la vida ladrones e injustos, busquemos observar los mandamientos y pagar los impuestos; como el publicano, reconozcamos, cuando estamos en presencia de Dios, que lo poco que hemos hecho es todo don suyo, e imploremos, para nosotros y para todos, su misericordia.
Buen día hoy para buscar un momento y
preguntarnos cómo es nuestra oración, qué calidad tiene nuestra relación con
Dios, a cuál de los dos protagonistas del evangelio de hoy nos parecemos más…
jueves, 23 de octubre de 2025
miércoles, 22 de octubre de 2025
domingo, 19 de octubre de 2025
“DIOS, ¿NO HARÁ JUSTICIA A SUS ELEGIDOS QUE CLAMAN ANTE ÉL DÍA Y NOCHE"”
Reflexión del Evangelio Domingo, 19 de Octubre de 2025. 29º del Tiempo Ordinario.
El Señor sigue enseñando a sus discípulos y también a nosotros cada día, cada vez que nos acercamos a su Palabra y le escuchamos. En el evangelio de este domingo, Jesús, que nos conoce bien, a través de una parábola, nos enseña cómo debemos orar siempre, sin desfallecer, sin desanimarnos.
Es preciso que comencemos por reflexionar brevemente sobre el papel o significado de la oración, en nuestro tiempo. Quizá estamos anclados en una concepción meramente utilitarista de la oración: ¿para qué sirve rezar? Hacemos esta pregunta desde el contexto de nuestra vida en la que cuenta tanto la eficacia, la obtención de resultados de forma inmediata. ¿No será acaso la oración algo inútil o una pérdida de tiempo?
Estamos en un error si pensamos que la oración solo es eficaz cuando conseguimos lo que pedimos a Dios. La verdadera oración cristiana es la expresión de nuestra relación con Dios, una relación llena de confianza en el Padre, al estilo de Jesús mismo. Y una oración que nos ayuda, en definitiva, a vivir en cercanía con nuestros hermanos, a ser más creyentes y más humanos. En la oración ponemos nuestro corazón a la escucha de Dios, y también nos ayuda a escuchar a nuestro prójimo.
Pero tratando este tema de la oración, no podemos olvidar que una de las objeciones más serias que se plantean en la religión y sobre la misma existencia de Dios es su silencio o indiferencia ante el sufrimiento del ser humano. ¡Cuántas veces hemos oído a muchos creyentes la queja de que Dios no escucha las peticiones y los ruegos que se le dirigen! Esta experiencia ha llevado a muchos a dejar de creer en un Dios que parece desentenderse de nosotros, que no nos cuida.
En la humanidad de antes y de ahora, siempre ha habido mucho sufrimiento. Y a Dios se le sigue acusando de su silencio, de permanecer callado. Los creyentes no podemos caer en esta tentación. Es preciso recordar que Dios nos ha hablado definitivamente a través de su Hijo encarnado, corriendo nuestra misma suerte, asumiendo la vulnerabilidad de nuestra condición humana. El propio Jesús murió experimentando ese silencio de Dios, pero habiendo puesto su confianza en el Padre a lo largo de toda su vida; también sintiéndose acompañado por Él en el momento supremo de la cruz: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Así ha de ser también inquebrantable nuestra fe y confianza en Dios y en su salvación. Porque Él siempre hace justicia. Nos lo deja bien claro el texto de la parábola y la imagen bíblica de la viuda sola y desamparada, que solo reclama justicia.
Hemos de reconocer que, en el mundo de hoy, una gran parte de la humanidad, hombres y mujeres de toda condición, raza, religión… siguen reclamando no caprichos, sino más paz, justicia, derechos y dignidad. ¡Esa espera se les tiene que hacer muy larga! Y esta realidad nos debe hacer examinar si nuestra oración no se centra demasiadas veces en nosotros, y nuestros intereses particulares, olvidándonos de pedir por nuestros hermanos que más sufren en el mundo.
Según la parábola, Dios no es ese tipo de juez, conoce muy bien las injusticias y el dolor que sufren los más pobres y vulnerables. Jesús conoce bien al Padre y nos traslada que Dios siempre está de parte de los más débiles, de los que no pueden defenderse. Por eso nos recuerda a sus discípulos que los más desvalidos son quienes ocupan preferentemente el corazón de Dios Padre.
La Palabra de este domingo nos recuerda fuertemente que una oración perseverante y confiada debe ser necesariamente una oración de sensibilidad y preocupación por los débiles y por los pobres, y que esa preocupación debe expresarse administrándoles justicia.
¿En nuestra oración están presentes los pobres del mundo y sus necesidades?
Dios no da largas, a quien acude a él día y noche. Hace justicia sin tardar. Pero… ¿encontrará esta fe en la tierra?
En esta eucaristía pedimos de nuevo a Jesús:
“¡Señor, enséñanos a orar!” y unimos nuestras súplicas a las de él.
Dominicos
miércoles, 15 de octubre de 2025
sábado, 11 de octubre de 2025
"BIENAVENTURADOS LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DE DIOS Y LA CUMPLEN"
Reflexión del Evangelio Domingo 12 de Octubre de 2025. 28º del Tiempo Ordinario.
Alabar, bendecir.
El Arca es trasladada al lugar que había sido preparado
(1Cron 15, 3). La religiosidad del pueblo no es tanto el hecho de sacrificar
animales, sino en la ofrenda de la alabanza: manifestación del aprecio y la
admiración por el Señor, poniendo de relieve sus cualidades… Por tanto, la
alabanza es también poner en práctica, adquirir, considerar, tener presente
aquello que admiramos, aquello en lo que creemos, aquello con lo que definimos
nuestra fe y el seguimiento del Señor.
Alabar, admirar, contemplar, ponerse a disposición, entrega
de uno mismo, compartir. Este es el contexto de la alegría, sentimiento en el
que nace y se vive el agradecimiento y se reconoce y expresa la bendición,
actitud favorable, “bien-decir”, “el contexto del amor.” “Y Dios los bendijo…”
(Gen 1,22. 28) y así lo creado crece, se multiplica, adquiere su identidad, es
consciente de sus capacidades y para lo que está creado. Toda actitud favorable
hacia los hermanos es reconocer y motivar a
ser lo que cada uno es.
“Pero María lo conservaba y meditaba todo en su corazón” (Lc
2,19). No sólo aceptaba, sino que lo guardaba en su memoria y en su corazón.
Aprendía y respetaba la realidad del prójimo. Es una forma de valorar la
libertad de los hijos de Dios.
"Perseveraban unánimes en la oración"
Los hombres y las mujeres, también estaba María, la madre de
Jesús (Hch 1,14). Sin discriminación alguna, los hombres y las mujeres,
discípulos y discípulas, eran responsables de llevar a cabo la misión de Jesús.
En el texto de Hechos se destaca la figura de María que estaba allí. La Iglesia
estaba naciendo y esa Iglesia que nacía la formaban todos: hombres y mujeres,
los discípulos, María y sus parientes.
No se puede ignorar el contexto donde se da esta experiencia
de los discípulos. Contexto de fracaso, desilusión, pérdida…. Regresaban del monte de los Olivos. El dolor nos hace
más sensibles y conscientes de la soledad… nos necesitamos. Regresaban y se
buscaban, se necesitaban. Compartir es una vía para resolver cómo aceptar y
entender lo que ha pasado, lo que pasa… “Cuando llegaron, subieron al piso
superior donde se alojaban…” (Hch 1, 13). “Todos persistían unánimes en la
oración.” (Hch 1,14b)
Los reunidos en nombre del Señor se saben pertenecientes y en
común comparten y expresan sus sentimientos propios de su fe en el Señor y
necesitan expresarlo: “Todos persistían unánimes en la oración”.
María, también perteneciente, fue la madre de Jesús de
Nazaret, también fue discípula, ejemplo de fe y obediencia a Dios.
"Bienaventurados los que escuchan la palaba de Dios y la
cumplen"
Escuchar, disposición para percibir, conocer; se hace con los sentidos. “Los sentidos de nuestro cuerpo nos abren a la presencia de Dios en el instante del mundo” (J. Tolentino).
Necesitamos escuchar porque el objetivo no es convertirse en
una determinada clase de persona a base de un método determinado que se lleva a
cabo porque así se nos dice, está mandado. Necesitamos escuchar para “ser
persona”, no un “tipo de persona”, sino el ser humano que Cristo crea en
nosotros.
Necesitamos escuchar la palabra de Dios (La Palabra se hizo
carne y habito entre nosotros. Jn 1,14. El verbo se convierte en Jesucristo,
asumiendo la naturaleza humana y viviendo entre las personas) y cumplirla. ¿Qué
significa aquí eso de cumplirla?
Dos versiones: 1.-Cumplir, para quedar bien, tranquilizar la
conciencia… “¡he hecho lo que me han mandado!” que es como una forma de decir
no me pidas responsabilidades. 2.-
Cumplir, en el sentido de sentirse motivado para servir, buscar el bien, hacer
posible lo que mis sentidos descubren (han escuchado) y nos comprometemos,
porque esa realidad despierta lo que cada uno es y permite “ser persona”, el
ser humano que Cristo crea en nosotros.
Bienaventurados, dichosos, cuando estamos en camino, porque
estamos en camino, y podemos hacer realidad, participar, de la dicha. La
felicidad se hace patente, se experimenta, es alegría. Hacer de la fe, la
esperanza y la caridad, nuestra realidad: ¡Bienaventurados!
Para la reflexión
En cada uno, ¿Cómo es ese “contexto del amor”? ¿Qué nos mueve
a servir al prójimo? y/o ¿Qué nos impide servir al prójimo?
¿Reconozco y acepto que necesito de los demás?
Saberse perteneciente: ¿Cómo me dispongo, me enfrento, a esa
realidad, esa necesidad, de saberse perteneciente?
Distinguir entre imponer y servir. Cuando no escuchamos,
imponemos; cuando escuchamos podemos conocer mejor y podemos servir. ¿Cuál es mi tendencia?
El amor es tal cuando nos hace capaces de servir, buscar el
bien del otro, conocer y consecuentemente conocernos. ¡Bienaventurados!
jueves, 9 de octubre de 2025
SUBIDA DE NTRA. SRA. DE LA ESTRELLA CORONADA A SU SANTUARIO
SÁBADO, 11 DE OCTUBRE DE 2025
7 de la tarde. Iglesia de la Inmaculada Concepción.
(A la llegada, celebración de la Santa Misa)
martes, 7 de octubre de 2025
lunes, 6 de octubre de 2025
LA CRUZ... FUERZA EN NUESTROS DOLORES
El pasado sábado, se producía la quinta salida a los barrios de Villa del Río con motivo del Jubileo. Nadie quedó impasible ante la estampa del Cristo de los Estudiantes erguido, como árbol de la Cruz, en los Jardines de la Casa Museo Pedro Bueno.
domingo, 5 de octubre de 2025
"AUMÉNTANOS LA FE"
Reflexión Evangelio Domingo 5 de Octubre de 2025. 27º del Tiempo Ordinario.
La petición de los apóstoles en el Evangelio, viene a
concordar con parte de los cristianos La poca fe que pueda tenerse, solo el
Señor puede aumentarla, no solo “cuantitativamente”, sino, y mejor
“cualitativamente”.
La calidad de la fe de todo discípulo del Señor, hará que las
obras de misericordia, las bienaventuranzas –practicadas como lo hacía
Frassati, el santo dominico terciario, “el hombre de las ocho bienaventuranzas”
en palabras de San Juan Pablo II- anima al cristiano a ponerse al servicio del
dueño de la mies, sin miedo a los trabajos, violencias y catástrofes, que nos
puedan venir, como al profeta Habacuc.
Siervos inútiles somos, que tenemos que implorar al Señor que
aumente nuestra y quitar el miedo de dar la cara por Dios, siendo fieles a su
voluntad.
A medida que nos adentramos en el cumplimiento de los deberes
derivados del seguimiento de Cristo, y vamos descubriendo el proyecto de Dios
en nosotros y lo que ello conlleva, tendremos necesidad de aumentar nuestra fe,
dándole mayor cabida y superando la fe infantil que pueda haber en nuestro
corazón. Asentando así nuestra confianza en el Dios de Jesucristo.
A lo largo del camino de la vida, en los momentos de duda y
oscuridad, harán que la súplica Señor: “auméntanos la fe”, abra el corazón y la
mente al Espíritu Santo haciéndolas desaparecer.
La falta de verdad y de justicia, hinchan el alma del
injusto, pero la del justo vivirá por la fe (1ª Lect.).
La fe alimenta la confianza en la promesa divina, y a pesar
del silencio de Dios en el mundo, han de ser causa de su aumento de la
presencia del Señor y fidelidad a su voluntad en nuestra vida.
Como don, que es la fe, es necesaria la oración de súplica
para mantenerla, y aumentarla.
La falta de fe y confianza en Dios, arrastra nuestro mundo al
secularismo que lo invade y Dios pasa a ser innecesario. El grito del profeta
Habacuc “¿Hasta cuándo clamaré, Señor, ¿sin que me escuches?” al hacerlo actual
da a esperanza de que el Trascendente sea tenido en cuenta en el mundo. La
confianza que da la fe en la Palabra de Dios, llena el alma del Espíritu Santo,
y nueve al discípulo de Cristo a hacer del mundo morada de Dios entre nosotros.
Somos siervos inútiles, al servicio del Señor trabaja en la construcción de la
Ciudad de Dios (S: Agustín)
En el encuentro eucarístico con el Señor y los hermanos,
viviremos la fe en comunidad, haciéndola crecer por la escucha de la Palabra de
Dios y la participación en el Pan del Cielo.
Hemos de preguntarnos, ¿cómo desde nuestra oración, -personal
y comunitaria-, pedimos al Señor que la confianza en Él, nos lleve a ser
verdaderos siervos suyos para el mundo?
La respuesta estará en proporción directa a la oración y la
comunión del Alimento Eucarístico que serán fuerza que anime a transmitir la
alegría del Señor en el mundo.
Fr. Carlos Recas Mora O.P.
jueves, 2 de octubre de 2025
lunes, 29 de septiembre de 2025
domingo, 28 de septiembre de 2025
"RECIBISTE TUS BIENES EN VIDA"

Reflexión Evangelio Domingo 28 de Septiembre de 2025. 26º del Tiempo Ordinario.
La historia que se repite
San Lucas, desde la honda
sensibilidad humana y religiosa que le caracteriza, contrapone las
bienaventuranzas de los pobres a los ayes y lamentos de los ricos (Lc 6,20-26).
Quiere dejar bien claro desde un principio el sello personal de su mensaje
subrayando el compromiso práctico que entraña el discurso programático de Jesús
en el inicio de su ministerio público.
Heredero de un cliché literario muy
extendido en los relatos bíblicos, es muy posible que en la parábola esté
apuntando directamente al grupo de los fariseos, “amigos del dinero y que se
burlaban de Jesús”, como él mismo los señala (16,14). Por mucho que intentaran
disfrazarse y justificarse ante Dios y los hombres aferrándose al riguroso y
estricto cumplimiento de la Ley, al desentenderse y pasar de largo ante las
necesidades del pobre tendido a la puerta del rico, estaban negando y olvidando
o más esencial de la misma.
Y es que, para el tercer evangelista,
la compasión hecha realidad en un amor eficaz constituye sin duda uno de los
atributos que mejor definen a Dios (1,54; 6,36). ¿No había apuntado ya en esa
misma dirección su conocida parábola del Buen Samaritano? Los sacerdotes y los
levitas, versados y expertos en la Ley como los fariseos, dan un rodeo y pasan
de largo ante el que yacía medio muerto en el camino (10, 25-37). Ninguno de
ellos supo responder a las exigencias concretas de su condición religiosa como
responsables y fieles transmisores de la tradición inmemorial de su pueblo.
Como en el caso del profeta Amós, la
parábola de hoy habla de situaciones concretas que cuestionan y denuncian la
falsa seguridad de quienes, amparados en la Ley, viven al mismo tiempo
cómodamente asentados en el lujo jactándose desdeñosamente de su fina
vestimenta y suntuosas comilonas, despreocupados y ajenos a cuánto les rodea.
El relato lucano remite figuradamente a un hecho real y constatable que
acontece a la vista de todos. La conducta del rico Epulón resulta inexcusable,
no admite pretendidas justificaciones. Es así como, de una forma plástica y
sugerente, pretende punzar y zaherir la conciencia personal de los lectores
llamándoles a la conversión.
El rico y el pobre -representados
respectivamente por Epulón (icono del que nada en riquezas y lleva un alto tren
de vida) y por Lázaro (icono del abatido, hambriento y enfermo; de su nombre
procede la antigua palabra “lazareto”)- comparten el mismo portal del edificio
y se ven varias veces a lo largo del día. Lázaro, llagado y postrado, sufre una
y otra vez la más dura de las humillaciones de su vecino: experimenta su total
deshumanización, aliviada únicamente por la fidelidad de los perros que lamen sus
heridas; vive como si no existiera, pasa totalmente desapercibido, no cuenta
para nada.
Ahora bien, en la 2ª parte del relato
cambian las tornas. Se impone la Justicia de Dios dictando la sentencia
definitiva (ver Mt 25, 31-46). Mientras que al rico, sordo a las demandas del
pobre, le esperan indecibles sufrimientos en las sombrías profundidades del
Hades, el pobre es acogido benigna y gozosamente en el seno de Abrahán. Es
entonces cuando Epulón, víctima de duros suplicios, pide al Padre Abrahán (de
quien los fariseos se tenían por hijos suyos) lo que él había negado a Lázaro
durante toda su vida.
En medio del diálogo, escenificado en
tres pasos, el rico ruega con insistencia a Abrahán: ¿no podría al menos
visitar a sus hermanos para que no sufran su mismo destino? Pero sus peticiones
llegan tarde. Primeramente, porque el abismo entre el rico y el pobre es
insuperable y su separación definitiva; en segundo lugar, porque quienes no
escuchan la voluntad de Dios trasmitida desde antiguo por boca de Moisés y de
los profetas, malamente podrán convertirse, aunque alguien regrese desde el más
allá a este mundo. La suerte estaba echada; ya no cabía vuelta de hoja.
Pobres y ricos
El problema de la pobreza y la injusticia social recorre, como uno de los temas transversales, el evangelio de Lucas. Entre otras razones, porque le preocupaba el peligro que amenazaba a algunos cristianos de finales del siglo primero: si no adinerados, sí acomodados en los confortables estándares de una vida mundana, holgada y despreocupada. De hecho, a renglón seguido de la exhortación que hace hoy Pablo a su discípulo Timoteo en la primera lectura, le da una serie de consejos referidos a los ricos sobre el buen uso de sus bienes para que puedan conseguir los bienes imperecederos de la vida eterna (1 Tm 6, 17-19).
El problema no son los ricos sino el
uso indebido de las riquezas: “no podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16,13).
El rico Epulón no es condenado por haber cometido determinadas injusticias,
sino por la sencilla razón de no vivir más que para sí, por no compartir
solidariamente su corazón y sus bienes con su vecino necesitado, su “prójimo”.
Lo que separa al uno del otro es la puerta cerrada de la casa del rico, su
actitud despiadada hacia el que mendiga en su portal, siendo así que Lázaro
(significa “Dios ayuda”) es la oportunidad que le brinda el padre Abrahán para
redimirse.
A los fariseos, interesados por el cuándo de la llegada del Reino, les había respondido en cierta ocasión Jesús: “el Reino de Dios ya está entre vosotros” (Lc 17,20-22). Efectivamente, la parábola es una ventana abierta a las mil oportunidades que Dios nos brinda para descubrir su presencia en el aquí y ahora de cada historia personal.
Las tres intervenciones que se
suceden en el diálogo entre el rico Epulón y el padre Abrahán lo dejan bien
claro: no hay salvación posible para quienes, encerrados en sí mismos, cierran
también sus entrañas a quienes encuentran necesitados por el camino desentendiéndose
y pasando de largo, sin la más mínima consideración y respeto hacia ellos. Los
bienes recibidos o acaparados, como en el caso de Zaqueo, son para compartirlos
generosamente con los empobrecidos (Lc 19,1-10). Ese es el supremo milagro que
opera el evangelio en los verdaderos hijos de Abrahán.
¿A quién te pareces más en las
actitudes que tomas en la vida: a Lázaro o al rico Epulón?
¿Abres los ojos, el corazón y las
manos a los casos de necesidad de tus “prójimos”, los de tu entorno y
vecindario?
¿Esperas un milagro para creer en Dios o escuchas atentamente su Palabra?
sábado, 27 de septiembre de 2025
EL AMOR DEL EVANGELISTA
En esta tarde de sábado, la Hermandad de San Juan realizaba su misión con motivo del Jubileo.
miércoles, 24 de septiembre de 2025
domingo, 21 de septiembre de 2025
"NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO"

Reflexión Evangelio Domingo 21 de Septiembre de 2025. 25º del Tiempo Ordinario.
El Evangelio de este domingo XXV del Tiempo Ordinario nos ofrece la oportunidad de escuchar la parábola del administrador deshonesto. A través de esta historia, Jesús quiere invitar a sus interlocutores, y a través de ellos también a nosotros, a reflexionar sobre nuestra actitud hacia las riquezas espirituales y materiales que el Señor nos ha confiado. El Evangelio nos recuerda que no somos sus propietarios, sino solo «administradores». Tendremos que rendir cuentas a nuestro Señor de la forma en que las hemos administrado.
Una de las formas de prepararnos para ese momento en el que tendremos que rendir cuentas es hacer amistad con el dinero, porque son esos amigos los que nos acogerán en las moradas eternas. La invitación de Jesús es, por tanto, hacer buen uso del dinero, es decir, cultivar buenas amistades.
«No podéis servir a Dios y al dinero». En varias ocasiones, Jesús nos advierte en el Evangelio sobre el peligro del dinero. No hay duda de que el dinero es necesario. Todos lo necesitamos para satisfacer nuestras necesidades básicas. Sin embargo, cuando ponemos todo nuestro corazón en el dinero y lo convertimos en el objetivo principal de nuestra vida, se convierte en un ídolo, nos esclaviza.
En la primera lectura, el profeta Amós nos presenta el caso de un hombre que solo piensa en obtener beneficios mediante la especulación financiera: «¿Cuándo pasará la fiesta de la luna nueva, para que podamos vender nuestro trigo? ¿Cuándo terminará el sábado, para que podamos vender nuestro grano? Vamos a reducir las medidas, aumentar los precios y falsificar las balanzas. Podremos comprar al débil por un poco de dinero, al desdichado por un par de sandalias. Venderemos incluso los desechos del trigo».
El profeta reprocha esta actitud y la de todos los hombres que solo piensan en la vida terrenal, en obtener beneficios, en ganar siempre más. A esos Jesús los llama en el Evangelio hijos de las tinieblas y propone a sus oyentes que pongan ese mismo ingenio y esas mismas cualidades no al servicio del dinero, para llenar con euros sus cuentas bancarias, sino para llenar sus manos y sus corazones de buenas obras y del deseo de ganar la vida eterna.
El administrador deshonesto de la parábola, gracias a un proceso muy inteligente, a una estrategia ingeniosa, se dio cuenta de que tenía que «cubrirse las espaldas», haciéndose algunos amigos. Y su amo lo felicitó por la astucia con la que había actuado.
Es verdad que no alaba a ese administrador por su
deshonestidad y tampoco nos lo presenta como ejemplo de moralidad. Con esta
historia quiere interpelarnos porque todos, de una forma u otra manera, como el
administrador, nos encontramos ante una situación crítica. ¿Cuál es nuestra
decisión y nuestra capacidad de respuesta? Ante la Buena Nueva de Jesús: ¿qué
postura tomamos? ¿ante qué dios nos postramos: ante el Dios de Jesucristo o
ante el dios dinero?
martes, 16 de septiembre de 2025
SANTA MISIÓN HH.CC. JUBILEO 2025: SAN JUAN Y Mª STMA. DEL AMOR
4ª
Salida:
San
Juan Evangelista y Mª Stma. del Amor
Con
gran alegría anunciamos la que será la cuarta de las salidas de las Hermandades
de nuestro pueblo a los barrios para celebrar la Santa Misa y que se sucederán
durante todo el año 2025. Pedimos que los vecinos colaboren adornando y
participando en este acontecimiento que organiza la Agrupación de HH.CC. de
Semana Santa con cariño para llevar la Esperanza en este año jubilar.
Sábado,
27 de Septiembre. 6'45 de la tarde. Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Santa
Misa: 7,15 de la tarde. Altozano Paz y Esperanza (Teatro Olimpia)
Itinerario:
Pablo Picasso, Juan de la Cruz Criado (Eucaristía), Alta, San Roque, Blas
Infante, Plaza de la Constitución, Pablo Picasso y Parroquia.
Interviene: AM. Jesús Cautivo de Villa del Río y Coro Parroquial.
lunes, 15 de septiembre de 2025
domingo, 14 de septiembre de 2025
LA CRUZ DEL NAZARENO QUE NOS SALVA EN EL JUBILEO


En la tarde de ayer, 13 de septiembre, la Muy Antigua Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno realizaba su salida con motivo de la Santa Misión que las Hermandades y Cofradías de Villa del Río están llevando a cabo como motivo del Jubileo.
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De camino, Mª Ana, como tú, Con el alma y la vida a flor de piel, paso a paso tras las huellas de Jesús para amar, servir y hacer...
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Reflexión Evangelio Domingo 2 de Febrero de 2025. Fiesta de la Presentación del Señor. Luz de todos los corazones Estamos ante una verda...
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Reflexión Evangelio Domingo 19 de Enero de 2025. 2º del Tiempo Ordinario. Tanto en el primer domingo como en este segundo domingo del ti...



















































