Reflexión Evangelio Domingo 9 de Noviembre de 2025. 31º del Tiempo Ordinario.
"Destruid
este templo, y en tres días lo levantaré"
Jesús ha querido limpiar el Templo y se ha organizado esa barahúnda en que los chasquidos del látigo se han mezclado con las palabras de todos… Jesús ya conocía ese ambiente del Templo en esos días en que, ya cercana la fiesta de la Pascua, se acercaban allí gentes de todos los lugares que querían rendir culto a Dios… sí, en el Templo de Jerusalén, la casa de Dios…
No se ha entretenido en sutilezas, miramientos ni justificaciones de que todo era “por el culto del Templo”, sino que su furor por la casa y celo de su Padre Dios no le permitían atender tantas argucias para justificar un culto vacío.
Así Cristo ha considerado “a los amigos del Templo como a los más peligrosos enemigos del verdadero Templo donde adorar a Dios en verdad”, como dirá a la samaritana (Jn 4 21ss).
Si terrible fue ver a Jesús echando a los mercaderes también lo fueron sus palabras…: “no convirtáis en mercado la casa de mi Padre”. Hoy podemos decir que tenemos conciencia del alcance del gesto y de las palabras de Cristo. Y cómo el agua que va manando del Templo va dando vida a todo con abundancia y su visión se convierte en un río de agua viva que lleva hasta la vida eterna.
"Sois
edificio de Dios"
Y Pablo, escribiendo a los cristianos de Corinto, nos habla de que, como creyentes debemos ser colaboradores de Dios para la edificación de su iglesia siendo Jesucristo el único fundamento sobre el que se debe construir. Pero esos creyentes, nosotros, son templo de Dios donde mora el Espíritu. Y ahí está la Iglesia…
Pero debemos tener en cuenta que la Iglesia es comunión de los fieles cristianos que vivimos el mismo Evangelio de Jesús, por encima de tantos intereses como surgen en las iglesias particulares.
Las pequeñas diferencias no nos pueden hacer decir: “Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo ¿Está dividido Cristo?” (1 Cor 1,12). Nosotros sí estamos divididos.
Las diferencias, lejos de ser motivo de distanciamiento, debieran ser una riqueza y un estímulo, una ocasión de buscar la mutua emulación en el bien.
Sí, es cierto que los creyentes nos reunimos para orar en edificios de piedra. Pero hay templos más importantes, y sin ellos el de piedra no tendría ningún sentido ni valor. Ya hemos recordado a la samaritana, a quien Jesús dice que siendo todos nosotros “templos del Espíritu” lo que importa es adorar al Padre en espíritu y verdad. Actitudes fundamentales para relacionarnos con Dios.
Dedicación de
la Basílica de Letrán
Recordar y celebrar en este día y año jubilar a la madre de todas las iglesias es desear a todos los cristianos del mundo vivir en unidad y amor, siendo todos piedras vivas para la construcción de la Iglesia cuyo templo es Jesús que se entrega por todos sin distinción de raza, pueblo y nación.
Hay unas
palabras de San Agustín que nos resultan significativas: “cuando recordemos la
consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: ‘cada uno de
nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma
como agrada a Dios para ser también templos santos donde more su Espíritu”.

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