Homilía para el Domingo 17 de Abril de 2016. 4º de Pascua,
C.
“Teníamos que anunciaros primero
a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis
dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha
mandado el Señor”. (Hech 13, 46). Son impresionantes esas palabras de Pablo y
Bernabé, al constatar el rechazo de sus oyentes a la palabra que predican.
El discurso de Pablo a los judíos
en Antioquía de Pisidía es paralelo al que dirigirá a los griegos en Atenas.
Son dos formas de anunciar el mensaje de Jesucristo a las dos culturas
antagónicas del momento. El Apóstol es un hombre bicultural y las conoce bien.
Sabe y proclama que el evangelio de Jesús es salvación para unos y para otros.
Pero su experiencia es dura. Los
judíos esperan un mesías poderoso. Los gentiles del mundo helénico solo buscan
una nueva sabiduría. Así que ambos rechazan a Cristo. Como dirá Pablo a los
Corintios, el Cristo crucificado es escándalo para los judíos y necedad para
los gentiles. Mas para los llamados es fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1
Cor, 1-23-24).
EL CORDERO
El Apocalipsis ha sido escrito en
una hora de persecución a los que que han aceptado a Cristo como su Señor. Por
eso resultan molestos a los poderes del imperio. Ante los ojos del autor de
este libro pasa la muchedumbre inmensa de los que “vienen de la gran tribulación
y han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero” (Ap 7,14).
Por tres veces se menciona al
Cordero en la segunda lectura de este domingo. Aunque suene a paradoja, la
Sangre del Cordero ha blanqueado los mantos de los mártires. Es más, el Cordero
les libra del hambre y de la sed, del sol y del bochorno, como anunciaba el
libro de Isaías a los que retornaban del destierro (Is 49,10). Además, el
Cordero será su pastor y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.
La imagen del Pastor es la señal
característica de este domingo 4º de Pascua. Todos los años proclamamos en este
día el capítulo 10 del evangelio de Juan. Cada año nos sorprende un detalle que
ya creíamos aprendido y asimilado. Este año vemos que Jesús se identifica con
el Pastor generoso que guía y protege a las ovejas recibidas del Padre celeste
(Jn 10,27-30).
Y EL PASTOR
El breve texto del evangelio de
hoy se articula en tres contraposiciones que hablan de la misericordia del
Pastor y de sus dones, pero también de la suerte de las ovejas:
- “Mis ovejas escuchan mi voz y
yo las conozco”. El primer don es la escucha. Escuchar la voz del Señor en
medio de la algarabía de este mundo es signo de fidelidad.
- “Mis ovejas me siguen y yo les
doy la vida eterna”. El segundo don es el seguimiento del Señor. Seguirle exige
renunciar a nuestro capricho y aceptar su plan.
- “Mis ovejas no perecerán para
siempre y nadie las arrebatará de mi mano” El tercer don es la pertenencia. Ser
de Cristo da a los creyentes una seguridad que nadie puede imaginar.
Señor Jesús, Tú eres el Cordero
que se entrega por nosotros y el Pastor sabio y generoso que nos guía y nos
defiende. Queremos permancer a la escucha fiel de tu palabra. Bien sabemos que
en ella radica nuestra paz y nuestra confianza. Danos tu luz y tu fuerza para
anunciar esta gracia que nos concedes y esta responsabilidad que nos pides cada
día. Amén.
D. José-Román Flecha Andrés
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