sábado, 26 de julio de 2025

"SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR"


Reflexión Evangelio Domingo 27 de Julio de 2025. 17º del Tiempo Ordinario

Comentar lo que hemos proclamado aparentemente no es muy complicado, sin embargo, que llegue a nuestra mente y a nuestro corazón ya es otra cosa. Nos centramos en la celebración Eucarística con todo lo que ello implica. Para explicarme me pareció buena pista lo que en una celebración dijo un sacerdote: vamos a cargar la batería y de ahí sacaremos la energía que necesitamos para iluminar nuestros caminos.

Literalmente homilía significa “explicación”; viene del griego. Pero ello es poco para el que busca en la Palabra de Dios su crecimiento espiritual, dando sentido a su vida y tomando a Jesucristo como Maestro. Cuidar una buena lectura: clara y sugestiva.

Para hoy algo que llama la atención, uno de los temas es la oración, pues Jesús estaba orando. Lo hacía con tanta frecuencia que los apóstoles se sienten inclinados a pedir al Maestro que les enseñe a orar. Pensemos que la oración de Jesús es la expresión de Comunión con el Padre. Con mucha frecuencia los Evangelios hacen referencia a este comportamiento de Jesús. Hoy es uno de ellos y a él nos vamos a referir. En la lectura del Evangelio uno de los discípulos le dice: “Señor enséñanos a orar”.

Comencemos haciendo la misma petición, y tenerla presente cuantas veces sea necesario. Llegar a gustar de la comunicación a estos niveles y disfrutar del Plan Salvífico es verdaderamente transformante.

Lo primero que hace Jesús Maestro es enseñarles el Padre Nuestro. Cuando lo recitemos comunitariamente poco antes de la Comunión no caigamos en la fatídica rutina.

Los Evangelios contienen también principios morales; pero esos principios tienen alma y ahí está precisamente el centro de la Comunión con Jesús y con los hermanos.

Un punto clave del Padre nuestro es la súplica con la queremos entrar en Comunión: “perdónanos como nosotros perdonamos”… Tal vez (perdón si me excedo) aquí está la sinrazón por la que no se nos concede lo que pedimos: nosotros no sabemos perdonar…

Pensemos: cómo puede dejarnos nuestro Padre un espíritu en paz y tranquilidad sin profundizar la experiencia del perdón. Cuando leemos las experiencias de los santos al respecto creo que lo que más asombra es la humildad y la conversión consiguiente, capacitados para superar “cualquier inoportuno”… Entonces sí: “pedid, buscad y se os abrirá”; “vuestro Padre os dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan…” Tenemos interés en este plan?… Jesús en lo alto de la Cruz decía: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.

martes, 22 de julio de 2025

SOLEMNIDAD DE SANTA Mª MAGDALENA

 
¡Felicidades a la mujer que que anunció, valiente, la Resurrección de Cristo!

domingo, 20 de julio de 2025

"ANDAS INQUIETA Y PREOCUPADA CON MUCHAS COSAS"


Reflexión Evangelio Domingo 20 de Julio de 2025. 16º del Tiempo Ordinario.

Promesas de Vida

Abrahán creyó a Dios y sus promesas de vida – cuenta las estrellas del cielo y los granos de arena de las playas, y así será tu descendencia...- aun cuando no hubiera tenido pruebas prácticas de esas promesas. La fe es algo así, creer que el plan y el proyecto de Dios para los seres humanos es siempre una fuente de existencia plena, de vida en abundancia... aunque a veces no tengamos más pruebas que la confianza en el Amor de Dios por cada uno. Bajo la encina de Mambré y con la promesa del hijo que esperaba con Sara, comienzan a hacerse realidad. Como la venida de Cristo, el Hijo que nos nace, es la fuente de la vida en abundancia.

Hay una lectura de este pasaje que se hace como la experiencia de una teofanía, un encuentro directo con Dios que nos revela su ser, sus planes, sus proyectos y su plenitud. Abrahán y Sara se encuentran con Dios mismo Trinidad. No es que hagan nada ni que ellos lo busquen, es el mismo Dios el que en su amor decide salir a su encuentro, y como todo texto de la escritura, nos recuerda que es siempre Él quien sale a nuestro encuentro por puro y gratuito amor para traernos Vida en abundancia.

La esperanza de la gloria

Pablo recuerda a los Colosenses cuál es el centro de la misión que Dios le encargó y con ello nos recuerda a todos los creyentes la paradoja central de la vida del cristiano: sólo dando vida, sólo llenando de vida la vida de los otros, es como se llena realmente nuestra vida de vida. Frente a un bombardeo constante cultural actual de autoreferencialidad y egoísmo como claves de plenitud de la existencia --preocúpate de ti mismo, autocuidado, consumo de experiencias, tener todo lo que te hace la vida cómoda...- el mensaje del Evangelio de Jesucristo se percibe de una contraculturalidad pasmosa.

La plenitud de la existencia está en gastar la vida llevando el mensaje del amor, la esperanza y la fe a otros, para que descubran la fuente de la verdadera vida: la de la promesa de la gloria que nos hace Dios. Y aunque ese “gastar” suponga sufrimientos y dolores, padecimientos y trabajos, esfuerzos y penurias, como vivió Pablo en su misión por amor y como estamos llamados los cristianos a vivir... La vida de fe es una vida de esfuerzo.

Demasiadas veces ya se nos ha contado que la felicidad y la comodidad son el por qué de la vida, y aunque en cierto sentido es real, aunque en su objetivo último eso es verdad, los medios para alcanzarlo son los que con frecuencia nos confunden. La felicidad no es una ataraxia que evita las dificultades. La felicidad pasa por la plenitud del sentido, del por qué y para qué estamos aquí. Por eso la paradoja central del cristianismo: gastando la vida, negándose a si mismo, olvidándose de uno para que sean los otros, sus necesidades, su realidad, la que ocupen nuestro foco, nuestra atención, nuestro trabajo y nuestro esfuerzo, eso, es la plasmación real del amor.

El mensaje evangélico del amor no es sin más una emoción y un sentimiento, tiene un componente místico en su comprensión, en su plasmación práctica, que es realmente lo que lo significa. Amar no es sin más sentir, es vivir de una determinada manera. Y eso es lo que Jesús en el Evangelio les recuerda a Marta y María.

Solo una cosa es necesaria

¿Se puede vivir entregando la vida a los demás sin medida, gastándose por otros, amando hasta el extremo? ¿De dónde se sacan las fuerzas para vivir así? En cada pasaje del evangelio en el que Jesús tiene que hacer algo significativo, se nos cuenta que primero se retira a orar, a estar a solas con el Padre, a escucharle y dejarse envolver por el abrazo de amor del Espíritu. Y así es como hay que leer este pasaje de Marta y María.

Demasiadas veces en la historia de la espiritualidad se ha leído como una contraposición entre la vida activa --Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas cuando solo una es necesaria— y la vida contemplativa --María, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada—cuando quizás la clave de lectura adecuada es la de pensar que un activismo sin experiencia profunda de Dios, sin teofanía, sin escucha del Verbo, sin la memoria constante de la presencia de Cristo en nuestra vida, es afán vacío.

No critica el Señor a Marta porque sirva en mil y una actividades, lo que le critica es que se olvide de escucharle, de encontrarse con Él, de priorizar el estar a mil cosas y olvidarse de la única necesaria para nutrirse: su palabra y su presencia. Sólo desde un trato constante y cotidiano, la oración, la celebración, los sacramentos, la vida de la comunidad, la pertenencia a la Iglesia, es posible gastar la vida, entregarla a los demás, servirles con el amor que llena la existencia.

¿Cómo nutro mi vida cristiana, cómo la alimento y la sostengo? ¿Me dejo encontrar por Dios que está buscando salir a mi encuentro para llenarme de promesas de vida? ¿Me fío de que su Palabra es mayor que mis anhelos, mis expectativas y esperanzas? ¿Soy capaz de aceptar quebrantos y sufrimientos por amor a Dios y a los demás?

viernes, 18 de julio de 2025

BESAMANOS A LA VIRGEN DEL CARMEN

 

20 de Julio. Tras la Santa Misa de 12 y 8'30 de la tarde.

Capilla del Señor de la Humildad. Iglesia Parroquial.

lunes, 14 de julio de 2025

SANTA Mª MAGDALENA TESTIMONIO DE AMOR EN EL JUBILEO

 

En la tarde del pasado sábado 12 de Julio, la Hermandad de la Magdalena realizaba su salida con motivo de la Santa Misión que las Hermandades y Cofradías de Villa del Río están llevando a cabo como motivo del Jubileo.

Muy puntual, la Hermandad abrió las puertas de la vieja capilla de Jesús, todo evocaba tiempos pasados, romero y juncia en el suelo, guirnaldas de lentisco en la fachada y un buen gusto que ya preavisaba que sería una tarde llena de momentos plenos de espiritualidad, alegría y fe.

El cortejo estuvo encabezado por la bella Cruz Parroquial y miembros de la Asociación contra el Cáncer, entidad con la que la Hermandad colabora de manera muy estrecha, posteriormente, los hermanos de luz, que alumbraron el camino hasta la parihuela donde fue portada la Sagrada Titular. Con el repicar de campanas, la imagen de Santa Mª Magdalena cruzó el umbral de la puerta y fue recorriendo la calles engalanadas con el amor y el cariño de los vecinos y un esfuerzo titánico de la Cofradía. La música estuvo a cargo de la Banda de Música de la A.M. Puente Romano y el Coro Parroquial.
Durante el recorrido niños y niñas vestidos de ángeles mostraron las virtudes de la "Apóstol de los apóstoles", dando sentido a esta misión a la barriada de la Plaza de España.
Llegó al lugar que ya estaba repleto de fieles y se celebró la Santa Misa en un ambiente de recogimiento y alegría. Vecinos en los balcones, incluso sentados en sillas en las puertas de sus casas, agradecieron la visita de esta Hermandad a su barrio. En la Eucaristía se vivieron momentos muy emotivos.

Ya concluida, el cortejo se dirigió a la calle Miguel de Cervantes, y en la travesía, una traca de fuegos recibió a la imagen que se encaminó por Caballeros, bordeando la Plaza de España dirigiéndose a la capilla por Antonio Machado.
La Agrupación de HH.CC. de Semana Santa de Villa del Río quiere mostrar su felicitación y agradecimiento a la Hermandad de Santa Mª Magdalena por el esfuerzo económico y humano realizado. Por su saber hacer, y por ser ejemplo de entusiasmo y de entrega a su Sagrada Titular... siendo "Peregrinos de la Esperanza" en Cristo.
Nuestro agradecimiento también a la vecindad y al Ilmo. Ayuntamiento de Villa del Río por su colaboración.

sábado, 12 de julio de 2025

"HAZ ESTO Y TENDRÁS LA VIDA"

Reflexión Evangelio 13 de Julio de 2025. 15º del Tiempo Ordinario.

En tiempo de Jesús se discutía a cerca del orden a establecer en los mandamientos.

Jesús remite a las fuentes. Hay un mandamiento que se desdobla en dos y que resume toda la ley y toda la predicación profética: no es posible amar a Dios, al que no se ve, si no se ama al hombre al que se ve.

El auténtico amor de Dios empuja al amor de su imagen viva que es el hombre y el amor del hombre hasta dar la vida por él, si fuera necesario es la señal más auténtica y creíble del amor a Dios.

El prójimo es cualquier persona necesitada de ayuda o simplemente de compañía, solidaridad o comprensión.

Jesús, entiende por prójimo cualquier persona, imagen y semejanza de Dios.

El relato del buen samaritano, nos presenta uno de los rasgos más importantes de lo que hay que entender para llevar la ley a su plenitud y cumplimiento: que la misericordia está por encima del culto.

Hoy como ayer, es necesario volver la mirada al comportamiento de Jesús.

HOY SÁBADO...

 

sábado, 5 de julio de 2025

"DESCANSARÁ SOBRE ELLOS VUESTRA PAZ"


Reflexión Evangelio del Domingo 6 de Julio de 2025. 14º del Tiempo Ordinario.

Acabamos de escuchar cómo san Lucas se esfuerza en mostrar que Jesús envió a sus setenta y dos discípulos a hacer físicamente presente el Evangelio en este mundo por medio de su trato fraterno, transmitiendo a todos la paz que procede de Dios. A los setenta y dos no les habla de predicar en las plazas y las encrucijadas, sino de hospedarse en los hogares para convivir con las familias, comiendo lo que en ellas se come, sin pedir nada especial. Es así, con el trato fraterno y cercano como mejor se comunica la paz evangélica.

Podemos ver que Jesús envió a sus discípulos como mediadores suyos, pues les envió a hacer lo mismo que Él hacía, ya que se mezclaba con la gente y no tenía reparos en comer y beber lo que le servían. Jesús hacía presente el Reino de Dios en el núcleo más íntimo de las familias, haciéndolas ver que lo que Él predicaba no eran meras palabras bonitas, sino algo muy real que cambiaba la vida de los que le escuchaban y le acogían con un corazón dócil y abierto.

Pues bien, las tres lecturas que acabamos de escuchar hablan de esto último: de la paz divina que va asociada a la vivencia compartida del Evangelio.

El profeta Isaías habla a los israelitas que han regresado a Jerusalén tras el exilio en Babilonia, en el siglo VI a.C. Lo hace con palabras llenas de esperanza, pues en esos tiempos Jerusalén estaba en ruinas a causa de que había estado ocupada poco antes por los babilonios y éstos la habían destruido a conciencia. Les dice que Jerusalén se convertirá en una ciudad próspera y acogedora, donde los peregrinos podrán experimentar la paz divina teniendo un contacto íntimo con Dios. Dice concretamente: «como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo» (Is 66,13). Es la sensación de cariño y dulzura que uno siente en su interior cuando ha alcanzado una profunda unión con Dios. Eso es lo que los peregrinos experimentarán en Jerusalén cuando sea reconstruida.

La lectura de san Pablo corresponde al final de la carta a los Gálatas. En ella también nos habla de la paz divina. No es la paz de autocomplacencia que ofrecían los diversos movimientos religiosos y filosóficos que abundaban por entonces en el mundo grecorromano, sino la auténtica paz que brota de nuestro íntimo contacto con Dios en nuestro corazón, cuando somos coherentes con el Evangelio.

Por desgracia, ahora también abundan movimientos espirituales no cristianos que ofrecen la efímera paz que proporciona experimentar la armonía interior. No se trata de algo realmente espiritual, pues esa paz no procede de Dios sino que es fruto de ejercicios físicos y psicológicos de relajación. Podemos encontrar fácilmente dichos ejercicios buscando en Internet. Se trata de una falsa espiritualidad egoísta que busca la felicidad de uno mismo, no la felicidad de los que nos rodean.

Ciertamente, no es fácil alcanzar la verdadera paz que procede de Dios. Pues para lograrla Dios nos pide que renunciemos a todo aquello que nos aleja de Él. Y, sobre todo, nos pide que nos sacrifiquemos por los demás. Y eso es muy duro. No en vano se trata del camino de la cruz, del cual nos habla san Pablo. Nos dice: «La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma» (Gal 6,16), haciendo referencia a «la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo» (Gal 6,14).

Es la gran paradoja de la espiritualidad cristiana: quien se busca a sí mismo, y su propia paz, se pierde, porque no haya más que eso, su propia paz. Pero quien se niega a sí mismo y acepta seguir el duro camino del Evangelio, entonces encuentra la paz de Dios. Ésta es una experiencia tan grande, nos hace sentir tan bien, que, como ya hemos comentado, a Isaías le recuerda al cariño de su madre, cuando él era pequeño.

En definitiva, las lecturas de hoy nos animan a vivir el Evangelio en la vida cotidiana, en nuestro hogar y en los hogares que visitemos. Como hicieron los setenta y dos discípulos, siguiendo el mandato de Jesús, compartamos con otros la paz que Dios nos transmite en lo hondo de nuestro corazón. Solo así seremos realmente felices y, sobre todo, haremos felices a los demás.